sábado, 31 de agosto de 2013

Somos todos marcianos ?

Hallan pruebas del «origen marciano» de la vida en la Tierra

Todos podríamos ser los descendientes de una primera forma de vida llegada de Marte en meteoritos, según una nueva investigación


En febrero de 2009, y bajo el título de ¿Somos todos marcianos?,ABC publicaba un artículo sobre esta inquietante posibilidad. Entonces, H. Jay Melosh, profesor de Ciencias Planetarias de la Universidad de Arizona y una de las máximas autoridades mundiales en el estudio de impactos de meteoritos contra la Tierra, defendía la hipótesis de que la vida podría haberse originado antes en Marte que en nuestro propio mundo, para viajar después hasta aquí a bordo de meteoritos. Sin embargo, y aunque la idea es más que plausible, Melosh no disponía entonces de datos suficientes para afirmar que, efectivamente, la vida que conocemos no procede de la Tierra. Ahora, investigadores norteamericanos del Instituto Westheiner de Ciencia y Tecnología creen haber resuelto la cuestión.

La vida terrestre, según ha explicado este miércoles Steven Benner, uno de los padres de la Biología sintética y experto en el estudio de vida temprana, surgió en Marte y desde allí se trasladó a nuestro planeta, donde encontró las condiciones necesarias para prosperar. El “viaje” hasta aquí se llevó a cabo gracias a meteoritos caídos en Marte y algunos de cuyos escombros, lanzados de nuevo al espacio por la violencia de las colisiones, llegaron después a la Tierra con su preciosa carga biológica en una suerte de “carambola cósmica”.Benner ha expuesto sus conclusiones en Florencia, donde estos días se celebra la conferencia anual Goldscmidt, que reúne a 3.000 de los más prestigiosos geoquímicos del mundo.

La idea de la “migración” de la vida de Marte hasta nuestro planeta se basa en un buen número de hechos bien establecidos. Primero, cuando el Sistema Solar era aún joven, los climas de Marte y de la Tierra eran mucho más parecidos entre sí de lo que son hoy, de forma que la vida que surgiera en cualquiera de los dos mundos podría haber sobrevivido fácilmente en el otro. Segundo, se estima que han llegado ya hasta la Tierra cerca de mil millones de toneladas de rocas procedentes de Marte, arrojadas al espacio tras el impacto de meteoritos sobre la superficie marciana. Y tercero, se ha demostrado que algunos microbios son capaces de sobrevivir a estos tremendos impactos y, lo que es más, pueden mantenerse “en suspenso” durante los cientos, o miles de años de duración de su travesía espacial.
Por lo tanto, la idea de que la vida surgiera en uno de los dos planetas para ser después “transportada” hasta el otro, resulta más que plausible. Por último, la dinámica orbital de Marte y de la Tierra hacen que seacien veces más fácil para una roca viajar de Marte a la Tierra que al revés. Por lo que si la vida efectivamente surgió primero allí, algunos microbios habrían podido perfectamente “trasplantarla” hasta la Tierra, de modo que todos seríamos sus descendientes.

La nueva prueba que permite a Benner afirmar que la vida terrestre surgió en Marte está en una forma mineral y altamente oxidada del molibdeno, un elemento crucial para el origen de la vida pero que, hace más de 3.000 millones de años, solo estaba disponible en Marte, y no en la Tierra. “Además –asegura Benner –estudios recientes muestran que esas condiciones favorables para la vida aún pueden estar presentes en el Planeta Rojo.

“Solo cuando el molibdeno sufre una alta oxidación es capaz de influir en la formación de la vida temprana”, asegura el investigador. “Y esta forma oxidada de molibdeno no podría haber estado disponible en la Tierra en el momento en que la vida comenzó, porque hace tres mil millones de años la superficie de la Tierra tenía muy poco oxígeno. Todo lo contrario que en Marte. Se trata de otra evidencia que hace que sea más probable que la vida llegase a la Tierra a caballo de un meteorito marciano en lugar de que empezara aquí, en este planeta”.

La paradoja del alquitrán


La investigación de Benner afronta directamente dos de las cuatro paradojas que hacen difícil para los científicos comprender en qué modo podría haberse originado la vida en la Tierra. La primera de ellas es la que el propio Benner ha bautizado como la “paradoja del alquitrán”. Todos los seres vivos están hechos de materia orgánica, pero si se añade energía (ya sea luz o calor) a esas moleculas orgánicas y se las deja después crecer a su aire, nunca terminan creando vida. En su lugar, se convierten en algo muy parecido al alquitrán.

“Ciertos elementos, como el boro o el molibdeno, parecen ser capaces de controlar la tendencia de la materia orgánica a convertirse en alquitrán, por lo que creemos que ambos resultan fundamentales para que la vida pueda dar sus primeros pasos. El reciente análisis de un meteorito marciano muestra claramente que hay boro en Marte. Y creemos que también hay allí una forma extremadamente oxidada de molibdeno”.
Según la segunda paradoja, la vida lo habría tenido muy difícil para surgir en la Tierra porque en ella había demasiada agua. De hecho, es incluso probable que el agua llegara a cubrir, en algunos momentos, la entera superficie de nuestro planeta. Y aunque el agua resulta fundamental para que la vida prospere y se desarrolle, no es adecuada para su origen. De hecho, el agua no permite que se concentre el boro en las cantidades necesarias para que la vida surja. Y, peor aún, resulta altamente corrosiva para el ARN, las moléculas geneticas más antiguas. Y si es cierto que en aquellos lejanos tiempos también había agua en Marte, también lo es que allí, en el Planeta Rojo, el agua cubría zonas mucho más pequeñas que en la Tierra primitiva.
“Las pruebas –afirma Benner- parecen indicar que todos nosotros somos marcianos, que la vida comenzó en Marte y llegó hasta la Tierra en una roca. Fue una suerte, después de todo, que acabáramos aquí, ya que sin duda la Tierra es el mejor de los dos mundos a la hora de sostener la vida. Si nuestros hipotéticos antepasados marcianos se hubieran quedado en Marte, seguramente no habría habido ninguna historia que contar”.


domingo, 4 de agosto de 2013

Astrónomo asegura que el Sol puede explotar súbitamente

El astrónomo especialista en estrellas Simon Campbell, de la Universidad de Monash (Australia), está seguro de que algunas estrellas como el Sol no pasan por la etapa de la vejez, sino que explotan y mueren de forma súbita.


El científico australiano plantea esta hipótesis en un artículo publicado por la revista 'Nature' titulado 'Contenido de sodio como predictor de la evolución avanzada de estrellas del cúmulo globular' (“Sodium content as a predictor of the advanced evolution of globular cluster stars”). La evolución y la muerte de las estrellas es uno de los fenómenos cósmicos mejor conocidos. Según modelos informáticos detallados, las estrellas de masa similar al Sol se mueven gradualmente hacia el fin de su existencia, la así llamada rama asintótica gigante (AGB por sus siglas en inglés) cuando se ven sacudidas por una explosión final de combustión nuclear.

Sin embargo, Campbell sugiere que no todo es tan predecible. Nuevas observaciones realizadas con el telescopio VLT (Very Large Telescope) muestran que la mayoría de las estrellas parecidas al Sol no experimentan este movimiento gradual hacia la vejez y no sobreviven hasta la etapa de la AGB, de tal forma que -sostiene el científico- el destino de las estrellas parece depender más de la cantidad de sodio que contienen.

Según el australiano, los astrónomos han estudiado cuidadosamente la luz de las estrellas en el cúmulo globular NGC 6752 en la constelación sureña del Pavo y llegaron a una conclusión sorprendente: estrellas en la etapa AGB tenían bajos niveles de sodio y pertenecían a la primera generación de estrellas, y la segunda generación de estrellas entre ellos el Sol, con un alto contenido de sodio, en general, no llegaron a la fase AGB.

Los científicos no pueden explicar este fenómeno, pero Campbell plantea la necesidad de modificar el modelo actual de la evolución de las estrellas, el Sol entre ellas.

Más información:

Científicos: hace 3.500 millones de años se habría podido tomar agua en Marte


Hace 3.500 millones de años los seres humanos podrían haber bebido agua en el planeta Marte y por miles de años vivido allí, aseguró hoy el científico de la NASA John Grotzinger.

En declaraciones al diario La Tercera, Grotzinger destacó que un año después de que el rover Curiosity llegara exitosamente al planeta rojo "descubrió que es un medioambiente similar a la Tierra, en que si los humanos hubieran estado ahí 3.500 millones años atrás podrían haber llenado un vaso de agua y probablemente beberla".
 

El investigador indicó que el paso más importante hasta ahora ha sido descubrir, a partir del análisis de rocas en el planeta, que existió un medioambiente favorable para la vida y que persistió por cientos o miles de años.
 

El científico estadounidense resalta que este martes el rover cumplirá un año en Marte -planeta al que le circundan dos satélites-, donde en pocos meses consiguió varias de las metas propuestas en la misión de dos años: caracterizar el agua y la atmósfera y hallar medioambientes que en el pasado pudieron soportar vida.
 

Desde entonces, se ha convertido en la misión más popular de la agencia espacial estadounidense. Tiene una cuenta con más de un 1,3 millones de seguidores en Twitter y fue postulado como personaje del año por la revista Time.
 

"Ha sido un año muy bueno. Pudimos aterrizar, que era algo sobre lo que todos estábamos nerviosos y luego de ocho meses conseguimos la meta primaria de la misión: que el agua no era ácida como detectaron anteriores misiones, sino que tenía un PH (potencial hidrógeno) neutro", apostilló.
 

Grotzinger afirmó que aunque Marte ha perdido humedad y hoy es un desierto frío, los análisis del Curiosity señalan que "pudo ser un lugar donde microorganismos habrían vivido fácilmente".
 

Explica que el rover realiza en la actualidad su viaje más largo en la superficie de Marte. El trayecto se inició el pasado 4 de julio y deberá recorrer ocho kilómetros hacia el monte Sharp, una montaña de 5.500 metros y su desplazamiento podrá tomar entre siete y nueve meses.
 

"Será un largo viaje, nos detendremos en ocasiones para hacer mediciones, pero estamos comprometidos en conducir al monte tan rápido como sea posible", precisó.
 

Explicó que la idea original del viaje fue aterrizar cerca de su base, en el centro del cráter Gale, pues las imágenes del planeta tomadas desde la órbita muestran estratos o capas en el terreno que hablan de diferentes edades geológicas, además de colores de minerales donde podría haber agua.
 

Grotzinger, jefe de la misión del Curiosity, cree que en esa zona del planeta Marte, el cuarto planeta del sistema solar más cercano al Sol, hay mas posibilidades de encontrar medioambientes habitables. 


EFE