viernes, 9 de septiembre de 2011

URIEL - El Tiempo llegó...


24 agosto 2011

Soy URIEL, Ángel de la Presencia y Arcángel de la Revocación. Bien Amados Niños de la Luz y Bien Amadas Semillas de Estelares, juntas, en comunión y en Presencia, en la Vibración del Uno, en la Vibración de la Unidad y en el momento de la Verdad, vamos a mencionar y a vibrar el Borde de la Libertad. Aquél dónde los velos, los del encerramiento, se dislocan y desaparecen, con el fin de liberarse. Son la Libertad, el velo salta. Salta y permite, entonces, al Alma y el Espíritu, ver la Verdad, en el frente a frente de Verdad, en el frente a frente donde todo aparece, en la Unidad. Y todo es Verdad, en este momento cercano y así cerca, y con todo se inscribe en el Templo de su Corazón. La hora llegó, de olvidar el olvido. La hora llegó, de recordar la Verdad. La hora llegó, de vivir la Libertad. Final de los velos, final del Velo, el que encerraba, en el tiempo en que la Ilusión se sentaba de la Verdad. El tiempo de la densidad, el tiempo en que se obstruían en la prisión de carne, en la prisión de la Ilusión. Esto afecta a su final para que se abra el tiempo de la Verdad. Para que viva, en ustedes, el Espíritu de la Unidad. El Borde de La Tierra y el Borde del Cielo se unen, en adelante, sobre La Tierra. Trompetas del Apocalipsis que vienen a hacer aplastar las paredes de la prisión, las paredes del encerramiento, permitiendo al Velo quemarse por el Amor, en el Fuego de la Verdad. En el Fuego de la Unidad. En el Fuego de su Presencia y Su Presencia. En comunión. En Verdad. Este momento es cercano. Cerca de su Corazón, cerca de sus ojos, cerca de su vida, para que la verdadera vida no más se rodee con velos que encierran, limitando su Alegría y limitando la verdadera Vida. La verdadera Vida una (la que no conoce distancia, la que no conoce límite) se despliega ahora, permitiendo entonces, a ustedes Niños Estelares, de revivir la Estrella, la Luz que brilla en el Templo de la Verdad que es su Corazón. Para que el cuerpo, el de la Luz Eterna, se despierte, para siempre y que, más nunca, esté encerrado en los restos de la Ilusión, en los velos del encerramiento. Niños de la Libertad, Niños de la Unidad, despliegan las alas, las que vienen a poner fin y rasgan el Velo, el última Velo, el de la Ilusión. Son los Niños del Eterno. Son la Eternidad, en acción. Son la Eternidad, en Verdad. Son la Eternidad, y la Unidad. Entonces, el Velo no tiene más razón para manifestar cualquier cosa, en esta Ilusión. El Fuego del Amor, Fuego de verdad y Unidad, viene a quemar los últimos Velos, los que aislaban y encerraban el Alma y el Espíritu en la prisión de la carne, en la prisión de la Ilusión, en la prisión de las palabras, en la prisión de lo que les permitía vivir encerrados. La hora llegó de vivir en la Libertad. 

La hora llegó de cantar. Entonces, cuando se eleva el Borde de La Tierra (no en algunos lugares), cuando se eleva el Borde del Cielo (tampoco en algunos lugares) sobre el conjunto de La Tierra, entonces, el momento habrá llegado de desplegar las alas. Entonces, los momentos habrán llegado de cerrar los ojos sobre la Ilusión y abrirlos sobre la Verdad. La mirada del Éter, la mirada del Corazón cariñoso, abriéndose a la Verdad, rasgando el último Velo impidiendo su despegue en los espacios de la Unidad. Ustedes mismos, la hora llegó de parirles, de salir, con el fin de volver a entrar en la Eternidad. La hora llegó de cantar los Bordes de la alabanza. Aquélla que acompaña la llegada de los Ángeles y Arcángeles, la llegada de la Unidad y la llegada del Fuego. Aquél que libera y que es una caricia que viene a lamer cada parcela de este cuerpo, viniendo a abarcar el Alma, en un Fuego de Amor, en el Fuego de la Unidad. Permitiéndoles entonces ir del otro lado del Velo, allí donde todo sólo es Belleza, allí donde todo sólo es Verdad, allí donde vive la Unidad, allí donde vive el conjunto de la Creación. No habrá más velo de separación. La hora llegó de quemar. La hora llegó de amar, enteramente y en Verdad. La hora llegó ya de no morir y ya de no reaparecer. La hora vino de la continuidad de la Vida, de la continuidad del Amor, donde no hay espacio de odio, donde no hay espacio separado, que pueda interferir con el Borde del Amor. Este tiempo ha llegado. El tiempo vino. El de la unión a la Libertad. El de la unión a la Verdad. El de la unión al Uno que son, en despliegue, y en fusión. Fusión de Verdad, en el Corazón amando, dónde ningún otro Corazón puede existir mas que el Corazón unido del Uno. Son eso. Entonces, el Velo que quema no es nada otro mas que el recuerdo del pasado. El Velo que quema no es nada de otro los recuerdos de una encarnación donde el sufrimiento impidió el despegue del Corazón, el despegue de la Verdad. La hora llegó de establecerles en el Borde del Uno. Borde de Verdad. Borde de éxtasis. Allí donde el Velo no puede resistir, allí donde el Velo no puede durar. Niños de los unos, canten las alabanzas de los unos. Canten las alabanzas del Corazón Unido. Corazón Unido, en él. Corazón Unido, en ella. Es decir, en ustedes, reunidos en la Unidad de la Vibración, en la Unidad de la Vida donde más ninguna vida puede alejarse, dónde todo es comulgante, donde todo es comunicando, dónde todo se conecta y es Libre, enteramente. Entonces, despliegan las alas. Desplieguen las alas de su despegue. Aquél que rompe el último Velo tenue del miedo. Aquél que les impide que vivan la Alegría, la de la Eternidad, desde ahora. Escuche el Borde de La Tierra, los que oyen, ustedes, pero que pronto resonará a nivel de La Tierra, al nivel del cosmos, poniendo fin al Velo aislante, evidenciándoles en el Sanctasanctórum. El de la Verdad Una y de la Luz Una. Niños de Libertad, van a reaparecer a la Verdad. Van a reaparecer a la Eternidad. Van a reaparecer a esto que Son, mucho antes de que los Velos aparecieran, mucho antes de que los Velos les atraparan en este mundo. Ya que están, bien más allá de todo encerramiento. Ya que están, bien más allá de todo Velo. Son más allá, ya que son el Fuego, ya que son el Espíritu. El de Verdad, el de Unidad, que sólo habla y canta el Borde del Amor, el Borde de la Verdad. Niños, la hora vino. Abra el Velo. Vea más allá de lo que sus ojos ven. Vea lo que el Corazón les dice. Vea lo que la Conciencia les dicta. Vea lo que la Conciencia canta como llamada a su Libertad, a su Liberación, al Amor, a la Unidad y a la Verdad. 

La hora llegó de recorrer la Vía, la del despegue que a ustedes aleja de los Velos. Aquélla que, al desplegar las alas, viene a quemar la Libertad del encerramiento. No se les encierra ya. Son libres. No habrá más libertad otra que la de la Libertad infinita. No habrá más cuestión de vivir cualquier reacción ya que son la Gracia de la Eternidad. No existe más que la Gracia. No es más que la Gracia. Se privó a este mundo. Encuentra ahora el tiempo de la Gracia, el tiempo de la Unidad, el tiempo del Fuego. Aquél que canta, a lo sumo arriba de los Cielos y a lo sumo profundo de La Tierra y a lo sumo profundo del Ser, el Corazón que se abre, Liberado de su encerramiento, abriendo las alas del despegue, de la Vía, de la Verdad. Son la Vida, palpitante sin ningún paro, palpitante sin ningún final, sin ninguna noche, con el fin de vivir la Luz Eterna de los mundos, los del Amor regenerado, revelado y desplegado. A cada tiempo, a cada respiración, a cada extremidad, a cada centro, sean, Niños, lo que Son. Más nada viene a impedir el acceso a la Gracia. El Anuncio se hará pronto, en los espacios Interiores como en el espacio de La Tierra y en los intersticios de La Tierra. Ningún lugar podrá ignorar el Borde de la Unidad. Ningún lugar podrá retirarse a la Respiración de la Libertad. Ningún Velo podrá durar, en ustedes, como en este mundo. Todos los Velos de la Ilusión (vínculos terribles del encerramiento) serán disueltos por la Gracia del Uno, por la Gracia de su Despertar y su despegue. La vuelta de Cristo (anunciada y tanto esperada), desplegándose, no solamente en el Éter sino sobre La Tierra de este Cielo, sobre el Cielo de esta Tierra, permitiendo cantar la Alegría de la Vida, la Alegría del Uno. ¿Entonces, esperan que para abrir las válvulas, para abrir el Corazón, para abrir el Amor, para abrírse a la Verdad? No hay nada que temer ya que a qué debería temerse, en la Unidad?. ¿Qué debería temerse en la Alegría, donde todo es Alegría, donde todo es Uno, dónde todo es Verdad? Sólo al Velo debe temerse. Éste va a quemarse. Los últimos Velos del infierno, los Velos de la Ilusión, obligándolos, reduciéndolos más abajo que la propia Tierra, imponiéndoles lo que no es de su Esencia, lo que no es de su naturaleza. Entonces, Niños de los unos, en el Espacio de nuestra comunión, en el Espacio de nuestra Presencia, en el Espacio de la Verdad Una y Unificada, Manteniendo, aquí, como en todas las otras partes (en otro tiempo y en otros Espacios, en otros lugares fuera de esta Tierra y fuera de este sistema solar), el conjunto de la Unidad recanta el Borde de su Libertad. Ya que llegó de liberarse la hora, la hora llegó de vivir la Alegría. Está allí, al alcance del Corazón. Está allí, en su Corazón. Es hora de vivir el Corazón. Es hora de vivir el Uno. Es hora de vivir la promesa. Es hora de retirar y privar de todos los Velos. Los del sufrimiento, los de la Ilusión, los de la enfermedad, los de lo que creen ser, en esta persona. Es hora de abrírsele al Espíritu de Verdad ya que, al Espíritu de Verdad, ningún Velo puede deslustrar, el resplandor de la Luz Una. Ningún velo puede separar la Luz Una. Ningún velo puede impedir la Alegría de ser, en todo espacio, por todas partes y en toda Dimensión. Eso es su Esencia. Eso es su espacio. 

El conjunto del universo, el conjunto de los Universos y Multiversos, esperan su Presencia y esperan su Verdad, con el fin de nacer, en la Alegría y en la Verdad. La hora ha llegado ya de no creer en algun Velo que sea. La hora ha llegado ya de no creer en alguna opacidad que sea. Ya que el Espíritu es Libre. Ya que el Alma es Libre, si se vuelve hacia el Espíritu. La hora llegó, Amadas Conciencias, Amigas del Amor (ya que el Amor es ustedes mismos), de vivir la Verdad. Entonces, en el Espacio de comunión, en su Corazón, a cada respiración y cada a inspirar, a cada expirar, viven la respiración permanente del Espíritu, la respiración de la Verdad. Espacio de comunión. 

... Efusión Vibratoria ...

Yo URIEL, que he abierto su boca, les pido ahora abrir las alas con el fin de desplegar el espacio de la Unidad. Conciencia Una, Niños de Alegría e Himno (IM) a la Alegría, escuchen el Borde. Ahora. Llega de por todas partes, no se localiza en ningún espacio, ya que es el Espacio. No viene por otra parte, ya que en él se inscribe el despertador a su Eternidad, y desde toda Eternidad. No podía ser diferente. Eso duró bastante, en el tiempo de la Ilusión. Es hora, ahora, de vivir lo que no durará más: un tiempo limitado pero que se deberá, Infinita y Eterna, a su Presencia, en las esferas de la Alegría y la comunión. Niños del Uno, Unificados, viven la Presencia y la comunión. Vivamos el Borde. Vivamos el final de los Velos. Quememos, juntos, en la respiración del Espíritu, las alas desplegadas. En el Fuego del corazón que se extiende sobre La Tierra. En el Fuego del Sol que viene a casar La Tierra. La hora llegó de observar la Estrella. La hora llegó, de la Estrella, que anuncia la Estrella. La hora llegó de ver la Verdad, en el frente a frente de la mordedura del Fuego de Amor que no oprime sino que libera. Rompiendo las cadenas y los velos, a ustedes permitiéndoles volar en la Verdad. Tiempo del despegue. Tiempo del Despertar. El Tiempo vino. Comulguemos a la Libertad. Comulguemos a la Presencia. Comulguemos a la Fuente, en el Corazón a Corazón infinito de la relación. En el Corazón infinito, Amor infinito. En el Corazón infinito, existente de Corazón a Corazón, donde todo es Vibrante. En el mismo borde y en la misma frecuencia, donde más nada puede separarse. La hora llegó de quemar los Velos: el Sol se emplea. La hora llegó de quemar los Velos: sus alas se emplean. La hora llegó de elevar el Corazón en el Fuego del Amor. La hora llegó de comulgar a nuestra Presencia. La hora llegó de estar Presente a nuestra comunión. La hora llegó de vivir la Presencia y la comunión. Entonces, juntos, en el espacio sin velo. Entonces, en este tiempo, aquí, viven, juntos, privados de todo Velo, el despegue, el despertar, de la Conciencia Una. Comunión. Presencia y Apertura. En el silencio de este mundo (que pronto, se hará, a pesar del estropicio), parecerá el Lleno, aparecerá la Belleza, lo que son. El Corazón amante y palpitante de la creación, de la Luz Blanca Una, de gran suavidad y de gran Fuego. Aquélla que viene a abarcarles en el Fuego del Amor, a abarcarse en el Fuego de la Unidad. Niños, comulguen aún y siempre. 

... Efusión Vibratoria...

Entonces, en la última respiración del encerramiento, se abrirá la respiración de Fuego, Eterno. El de la brasa permanente que viene a, por su suavidad, abarcarles y colmarles de la Gracia del Amor. De la Gracia de la Verdad. De la comunión perpetua y Eterna. De la Alegría del Amor. De la Alegría de la Verdad. De la Alegría de la Vida, sin Velo. De la Alegría de la Vida, sin ninguna Ilusión. Espacio de comunión, repitiéndose ad infinitum. Más allá y en todas las épocas y todo espacio. En todo momento y en todo espacio. A cada respiración, cada a inspirar y expirar de la Luz, sólo hace tiempo: el mismo tiempo. Dónde nada puede distinguirse. Dónde todo es vida. Dónde todo es Conciencia. Momento de Verdad, permitiendo al Velo ya no ser, con el fin de ya no ser alabeados. Con el fin de ser en la rectitud y en la Verdad de la Unidad. Niños, abran la boca, abran el Corazón, abran ya que el mundo se abre, ya que La Tierra se abre. La hora de la Entrega es cercana. Está en ustedes, de toda Eternidad. Hay exactamente que recordar, a la Luz Una depositándose en su Templo, por la promesa revelada, por la promesa despertada. Cristo les pide, a cada uno, vivir la Gracia y la Alegría de Su Presencia. La Gracia y la alegría de la Liberación y la Libertad. Niños, paridos por fin, en la Presencia Una. Himno a la Alegría, himno a la Verdad. Saludo de la Alegría y la Verdad, en la comunión y la Presencia.

... Efusión Vibratoria...

No hay ya nada que encerrar. No hay ya nada que ocultar. No hay ya nada que temer. Hay exactamente que escuchar. Aquí. Hay exactamente que ser. Aquí. Hay exactamente que dejar ser la Luz que toca a la puerta. La Luz que sólo pide a ser su residencia ya que lo es. Niños, abran. Comulguen a nuestra comunión. Presentes en nuestra Presencia. Aquí. Entonces, la Unidad será la única Verdad. Entonces, el Amor será la única naturaleza. Entonces, la Luz será el único apoyo del Amor y la Verdad ya que eso es su naturaleza. Espacio de comunión, en el silencio de mis palabras, y la plenitud de mi Presencia. En el silencio de los velos disueltos, y en la plenitud de su Corazón que se abre. Conjunto. Unidos y Libres. Vivamos el Fuego del Amor. Presencia y comunión. Alegría, Gracia y Fuego. 

... Efusión Vibratoria...

Eternidad.

... Efusión Vibratoria...

Amorosos.

... Efusión Vibratoria...

Soy URIEL pero soy también cada uno de ustedes. Soy la Fuente. Soy el Borde de Alegría, el Borde de la Verdad. Unidos en la Luz Blanca de su Presencia en Cristo, en Verdad. Fuego, bendición permanente. Bendición de la Alegría. Aquí. Unidad, Comunión.

... Efusión Vibratoria...

Soy URIEL. Soy ustedes. Soy CRISTO - MIKAËL. Soy Uno. Somos Uno, en la comunión de la Presencia, desde ahora. 

... Efusión Vibratoria...

Viviendo y celebrando.

... Efusión Vibratoria...

Celebrando el Amor.

... Efusión Vibratoria...

Somos URIEL. Somos la Presencia y somos la unión y la Unidad. Somos la Conciencia Una del Amor. Somos la Fuente. Somos la Eternidad. Somos la Alegría.

... Efusión Vibratoria...

Uriel es la comunión de nuestras Presencias. Persistimos y permanecemos en el tiempo de la Luz Una, del Merkabah colectivo, en algunos momentos. Por la Gracia del Amor, y en la Gracia del Amor. Hasta pronto.

... Efusión Vibratoria...

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