Esta figura geométrica es particularmente un gran y potente disparador de conciencia de la glándula pineal que
permite que la vibración se eleve a una dimensión más afinada y
refinada con tu ser interno. Es la red de consciencia que está rodeando
al planeta y que le permitirá ascender de vibración de manera natural
dotándonos de la matriz del pensamiento sincrónico, capaz de conectarnos
con todos los seres de luz de distintos universos.
El dodecaedro es el quinto elemento, la quintaesencia que nos conecta con el elemento “Éter”.
La
red que ahora mismo se encuentra activada y rodeando nuestro planeta es
la unión del icosaedro con el dodecaedro y tiene la particular acción
de estimular nuestro hemisferio derecho del cerebro, la conjunción de
ambas representa la posibilidad de poder ver esas otras realidades y
como efecto está produciendo el colapso del tiempo lineal de tercera
dimensión, cosa natural para que estas posibilidades reales se den. De
este modo, se puede sentir mucho más la proximidad de esa cuarta
dimensión y de ese lapso de tiempo que los Mayas denominaron “el tiempo
del no tiempo” que estamos viviendo ahora mismo, hasta llegar de lleno
coexistiendo en esa cuarta dimensión donde la ciencia del corazón y la
conciencia vayan de la mano.
Sin
duda alguna esto es real y se nota, se percibe cada vez más. Seguro
que te has levantado más de un día con una sensación extraña que te
invade de manera diferente dotándote de una percepción más afinada y
percibiendo mucho más las señales que la vida pone en tu camino, como
las sincronicidades, la intuición, etc… que hay algo diferente en la
atmosfera que nos afecta. Esta red planetaria es muy notoria, sobre
todo estimula nuestra geometría interna, pues también la contenemos en
nuestro cuerpo y podemos sentir diferentes síntomas como mareos,
intensas ganas de dormir o dolores de cabeza, etc… sufrir estos leves
síntomas es muy lógico, ya que nosotros nos estamos acoplando
a esta forma dodecaédrica en nuestro fuero interno, y así poco a poco
anclar nuestro aprendizaje crístico con nuestro cuerpo geométrico.
Artículo de Luhema
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