LA RESURRECCIÓN
Soy María, Reina de los Cielos y la Tierra. Saludos y Amor a cada uno de vosotros, dondequiera que estéis.
Mi presencia está con vosotros. En los albores de este mes de mayo, vuelvo a inundaros de Gracia, Amor y Verdad.
Hoy, lo importante no es lo que os diga, sino mi Presencia más íntima, en vuestra intimidad. Vengo a apoyaros, a vosotros, hijos del Único, Semillas de Estrellas, Corazones vibrantes, en los últimos pasos dentro de la dualidad. En este momento en que todas las señales reveladas por cada uno de los profetas de la Tierra, están ante vuestros ojos y se viven en vosotros, vengo a apoyaros con mi Amor de madre en la verdad de vuestra Eternidad. Vengo, si queréis, a aligerar vuestros últimos pesos, vuestras últimas resistencias, vuestras últimas dudas.
En el comienzo de ese mes de mayo, más que nunca, se os ofrece comulgar con vuestra verdad que es vuestra. Estaré presente en cada llamada, en cada momento; si vuestra conciencia se vuelve hacia el cielo, entonces seré vuestra tierra, vuestro cuerpo. Ahora que todos los Elementos laten, al unísono, la llamada de la Verdad, el tiempo de la revelación, yo estoy a vuestra puerta, estoy en vosotros y con vosotros. Vengo a despertar lo que debe ser, siempre que os confiéis a vuestra Eternidad.
En estos momentos en los que nada puede estar oculto en la faz de la Tierra, es el tiempo también de no esconderos de vosotros mismos o a vosotros mismos. Es hora de dejar detrás de vosotros, lo que está muerto, es hora de rencontraros en vuestra totalidad y en vuestra unicidad.
Cuando los signos del Cielo y de la Tierra, entren en su paroxismo y en su intensidad, cuando el fuego vital y el Fuego Vibral se combinen en el Espíritu, el Espíritu de la Verdad -que despeja vuestros ojos y abre de par en par vuestro corazón-, viviréis la Gracia, pero se requiere de vosotros el perdón, el perdón de todo lo que habéis atribuido a las circunstancias o a vosotros mismos. Al recubriros con mi Manto, como he tenido ocasión de hacerlo en numerosas ocasiones, vengo a consolidar vuestra propia revelación.
El tiempo de la Resurrección acaba ahora, permitiendo en un nuevo día y en el comienzo de un nuevo mes, lograr la Libertad que viviréis, la que habéis diseñado y se crea ahora, la que os llevará a vuestro Corazón donde todo es respuesta, donde la Evidencia no sufre ni dificultad, ni resistencia.
Mi Presencia viene a pediros, antes que os nombre y os llame, que viváis la Paz. Os invito también, como os dijeron los Ancianos, a dejar florecer la rosa de vuestro corazón. Os llamo a la comunión perpetua; a vivir de manera lúcida y plena, la Nueva Eucaristía, la del Espíritu, la de la Libertad y la Verdad.
Cada uno de vosotros os daréis cuenta que, a vuestra manera, os es posible instalaros en el Silencio, en la paz, en cualquier aspecto y en cualquier situación en la que tengáis que vivir, por la gracia de la Inteligencia de la Luz. Apoyados, os recuerdo, por el Coro de los Ángeles y por el Espíritu del Sol, así como por todos los planos de la Luz Una, estáis invitados al verdadero despertar, aquel que nada tiene que ver con las circunstancias de lo efímero. Este despertar es vuestro último despertar, si puedo hablar así, el que os conduce a la Alegría inefable, para cada uno de mis hijos, más allá de la función aparente de este mundo, donde tenéis vuestros pies.
Vengo también a invitaros y a recordaros, que la Gracia es Evidencia, que no requiere esfuerzo, que está en superabundancia desde el instante en que no retengáis nada, no resistáis nada. Vuestra Resurrección, ilustrada por el modelo de mi Hijo, os lleva hoy (como han explicado los Ancianos), al sacrificio más noble, más puro, en el que sólo hay Evidencia de la verdadera Vida, Evidencia de la Alegría y manifestación de la Paz.
Vengo a pediros también, si no está hecho, que verifiquéis por vosotros mismos que todo está dentro de vosotros, que ninguno podéis estar separados de ningún otro ser, en la Libertad y en el Amor.
Ya no es tiempo de discursos, sino de nutrir la llama eterna de vuestra Presencia.
Vengo también a ayudaros, si me llamáis, no solo para sanar las condiciones de este mundo o de este cuerpo, sino para dejar que vuestro corazón aparezca totalmente, emanando e irradiando espontáneamente, el canto de la Resurrección, el del Amor incondicionado donde el Fuego Ígneo, el Coro de los Ángeles, el Espíritu del Sol, todas nuestras Presencias y vuestras Presencias de este mundo, se resuelvan en vosotros poniendo fin a las apariencias de separación que prevalecen todavía en algunos de vosotros o en ciertos aspectos de vuestra vida. Estos son también los momentos en que el llamado: “Desconocido” o “Absoluto”, se convierte en lo único conocido y soportable.
El Comendador de los Ancianos os ha mencionado con frecuencia, el “miedo” o el “amor”. Ahora no puede quedar nada de miedo, en cada uno de mis hijos, ninguna dificultad puede surgir ante la intensidad de la Luz, ante la intensidad y nitidez de vuestra conciencia.
Es hora de dejar que se muestre vuestra sed de cielo, vuestra sed de Libertad, vuestra sed de Verdad y de Amor, que os permitirá trascender, si es necesario, antes incluso de mi Llamada, vuestros límites corporales, los límites de todas vuestras estructuras sutiles y que dejará aparecer la gloria de la Resurrección y de vuestro sacrificio.
Más que nunca, allí donde miréis, tanto en el interior de vosotros como en la ilusión de este mundo, el Amor llena y llenará cada vez más, todo lo que os pueda aparecer en cualquier elemento. El Amor es un bálsamo, el Amor es la llave, pero ahora descubriréis, sobre todo, que el Amor es la Verdad; no solo la que os une en los lazos de lo efímero, sino el Amor que existe y que está presente desde la Eternidad. Cuanto más aceptéis a vuestro corazón y a vuestra Eternidad, más Paz habrá, allí donde no podrá surgir ninguna cuestión, ninguna oposición.
Está brotando una nueva intimidad entre vosotros y yo, a través del Canal Marial, en vuestro corazón o en vuestra conciencia pura. Desprovista de cualquier ornamento de este mundo, yo soy la Evidencia del Amor, la Evidencia de nuestra filiación de Libertad.
Como os han dicho los Ancianos, mis hermanas Estrellas, ¿habéis renunciado a los placeres de la ilusión, a los placeres de lo efímero?, ¿habéis considerado lo que emerge en vosotros, no para juzgar sino para pesar y sopesar lo que es ligero y lo que es pesado, lo que queda aún para liberaros, así como lo que cree la persona?
Vengo también a invitaros a lo que podríais llamar, en los tiempos más antiguos, “vivir la oración perpetua”, donde en cada soplo de vuestra vida y en cada uno de vuestros pasos en la tierra, sea saciada la sed de Luz por ella misma, por vuestro corazón y por vosotros mismos, haciéndoos vivir la beatitud, la paz o la desaparición.
Independientemente de las estructuras efímeras que vibran en vuestro cuerpo, de los caminos que habéis recorrido y tomado, de vuestra situación, de vuestra edad, todos vosotros lograréis la Libertad, aquella que no puede estar condicionada a ninguna historia, ni siquiera a la que hemos desarrollado en vosotros desde el primer derramamiento del Espíritu Santo, hace más de treinta años.
La inteligencia de la Luz os invita más y más a vuestra Resurrección y a vuestra Libertad. Muchos de vosotros, mis hijos, habéis vivido ya mi Llamada, en los momentos en que la Eternidad ha tomado todo el lugar, dentro de vuestro efímero. Muchos de vosotros habéis aceptado encarnar totalmente la Luz de la Eternidad. Hace algunos años, fuisteis llamados, los “ancladores de Luz”, los “sembradores de Luz”, las “Semillas de Estrellas”. Hoy, cada uno de vosotros sois una Estrella que no tiene necesariamente ni forma, ni atribución, pero que se contenta con ser Estrella más allá de toda cuestión o de toda duda.
Recordad que la Verdad es simple, es humilde.
En la escena del espectáculo de este mundo, para aquellos de vosotros que observáis lo que ocurre aquí, así como en la escena de vuestro cuerpo y vuestra conciencia, si os fijáis con atención, veréis lo mismo: “la actualización de la Luz y de la Gracia, el final del engaño, el final del miedo”. Aunque pueda quedar algo de ello en vosotros, como en lo que observáis en la superficie de este mundo, los elementos que aparezcan como opuestos a eso, no existen. Son sólo espacios de resolución que no os atañe juzgarlos, condenarlos o etiquetarlos en relación con lo conocido.
Cuando os digo que lo Desconocido, se vuelve conocido, aludo por supuesto al Juramento y a la Promesa, así como a mi Llamada, que surgirá de forma colectiva, no importa en qué momento, ahora. No volveré sobre las señales anunciadoras que ya conocéis. Están presentes por todas partes y en muchas zonas de este mundo, en los planetas de este sistema solar, en vuestro sol y en vuestros cielos. Incluso lo que aparece en vosotros y fuera de vosotros como violento o resistente, no es más que un espacio de solución y resolución, donde el Amor ya no puede ser asfixiado o reprimido.
Por tanto, sí: vengo a invitaros a la lucidez hacia vosotros mismos, hacia el final de lo que está muerto y hacia el principio de lo que ha renacido en Eternidad. En esta trasparencia de vosotros mismos, frente a frente, con lo efímero de este mundo, es donde emerge y entra en manifestación la Eternidad.
Hijos de la ley del Uno, hoy, a muchos de vosotros la dualidad os aparece como fútil y superflua, llevándoos a instalar cada vez más, el sentimiento de la Unidad y la experiencia de la Unidad donde no se necesita nada más; os bastáis a vosotros mismos en vuestra conciencia eterna.
Como decía, los tiempos de los profetas toman realidad ante vuestros ojos, haciéndoos ver en las miradas al interior como al exterior, este último combate, que no es un combate entre vosotros y algo, sino más bien, la estabilidad y la fiabilidad de la Luz en vuestro cuerpo, en vuestra conciencia y en este mundo.
Los acontecimientos que suceden en la superficie de la Tierra, sólo son para favorecer la Inteligencia de la Luz, el estado de Gracia. Para algunos de vosotros, los dolores de parto, han comenzado; es el alumbramiento de vosotros mismos liberados de toda apariencia, de todo peso, de toda forma y de todo vínculo a lo efímero.
Durante este mes de mayo, se os ofrece lo que es preciso vivir, con una lucidez mayor y más intensa, vuestra Eternidad. Es también, durante estos momentos especiales, cuando aparece vuestra capacidad mayor y más nítida para ser lo que sois. Sean cuales sean vuestros ideales, lo que concebís como libertad en vuestra alma o en vuestro Espíritu, eso se concreta en vosotros y en este mundo, lo que os llevará, siempre más, a salir de las historias, de los conflictos y de lo que pueda resistir dentro y fuera, para conducir vuestra conciencia, siempre más, hacia la Libertad; allí donde sólo se puede confiar en la Libertad.
El Espíritu de la Verdad, el Espíritu de la pureza, os revelan su belleza y su evidencia, especialmente, si dejáis pasar lo que vuelve y remonta desde lo efímero, dirigiéndoos a un espacio donde habéis adquirido mi Presencia, donde no hay ni sufrimiento, ni dudas ni cuestionamientos. Habéis llegado a un momento en que no hay nada que preparar, no hay nada que adquirir o desarrollar, sólo hay que ser, sin condición y sin reticencia, lo que sois en verdad.
Todos mis hijos de la Tierra y de este sistema solar, se acercan ahora a la Verdad, como nunca ha sido el caso hasta ahora.
Habéis acogido la Luz, la habéis dejado trabajar en vosotros y, ahora, descubrís que vosotros sois la Luz, no dentro de lo efímero, no en las alegrías y penas de este mundo, sino como verdad primordial. Sean cuales sean los obstáculos de vuestro cuerpo o la renuencia persistente, os sentís bien y os sentiréis cada vez mejor, al no haber otra posibilidad que nacer en Eternidad, que renacer en la Esencia. Todo lo que habéis podido imaginar o controlar que ya no puede ser tenido o controlado, concurre al Abandono último, al decir lo que mi Hijo pronunció: “Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu”. Más allá de la historia, más allá del símbolo y del alcance de los acontecimientos históricos de la Tierra, hay mucha más Evidencia de la Ley del Uno donde todo es Uno, donde todo es un juego y donde todo es Libertad, porque esta verdad no puede disminuir ni sufrir ninguna carencia, ni problema alguno.
También os digo que esta oración perpetua que ahora debe surgir en vosotros para ir a lo evidente, no sólo en las llamadas de la Luz, como ha ocurrido todos estos años, sino para ser vosotros mismos, la Luz de la Llamada. Para eso, no necesitáis palabras, ni explicaciones, ni comprensión sólo tenéis que dejar florecer esa rosa de vuestro corazón; todo el alimento de esa rosa, está en vosotros.
Ya me percibáis por la vibración, por el Canal Marial o que os imaginéis en la perfección que es vuestra, poco importa; sea cual sea el camino de aproximación a nuestra relación, lo único que importa es vuestra conciencia pura, aquella que no está cargada con los pesos de este mundo, aquella que no conoce ningún peso y que nunca los ha conocido.
Os invito a superar toda forma, todo nombre, para no estar separados en ningún acto de vuestra vida o de vuestras relaciones.
En este momento, como os han dicho mis hermanas Estrellas, cuando se generalizan los sonidos del cielo y de la Tierra; ahora, cuando la Tierra vive su propio parto a su nueva dimensión, lo mismo que cada uno de vosotros, todos vais a actualizar vuestro programa de Libertad, lo que fue denominado hace unos años: “la Asignación Vibral”.
En este momento del “Cara a Cara” a solas, si lo asumís, si lo aceptáis, encontraréis en vuestro corazón, la totalidad del mundo, la totalidad de las dimensiones, la totalidad de las vidas y las experiencias de conciencia. Que eso sea a través de los linajes estelares, las vidas pasadas en este mundo, todo lo que se ha revelado y manifestado en la densidad que sea, no existirá más. En el Silencio, en el corazón del Corazón, en ese punto que no puede ser localizado, están todos los posibles y los imposibles, todo lo que pueda ser pensado, creado, imaginado y experimentado, os remite incansablemente a la Fuente y al Absoluto. Vuestra Paz no depende de ningún factor exterior, de ninguna satisfacción, sino solamente de la realidad y de la permanencia de vuestra Eternidad.
Entonces, la gracia de la Luz es efectivamente una oración perpetua, una acción de Gracia; diría, que el estado de gracia, que os hará vivir el Coro de los Ángeles y os hará vivir la Resurrección, sin dolor y sin aprehensión. Es el momento también en el que hace falta que dejemos de apoyaros en algo que consideráis exterior a vosotros; ya sea mi Presencia, la Presencia de los Ancianos, de los Arcángeles, de otras dimensiones; más que nunca, eso está en vosotros y descubriréis, si no está hecho, la inutilidad de un escenario o una historia, porque la Luz y el Amor, no se cargan nada más que de Amor y de Luz, en la forma o en la dimensión que sea.
Llegar a ser como un niño, es la verdad que ahora os propone este mes de mayo. Recordad que cuanto más estéis en el Amor y en la Verdad, menos posibilidad habrá de juicio y de condena, de bien o mal, porque el Amor y la Verdad son el Bien último que no tenéis que buscar o amplificar, que solo pide desarrollarse en vosotros como en todo el mundo. Haced vuestras, las palabras de mi Hijo: “Mi reino no es de este mundo”, y “polvo eres y en polvo te convertirás”, pero que en realidad no eres esta forma o este polvo, ni siquiera un alma con sus sufrimientos, deseos o experiencias, sino que eres Espíritu puro, cuya manifestación no puede ser más que el Amor, aquí mismo, aquí donde pisas.
Te invito al Amor, de donde procede toda sabiduría y toda alegría. Te invito a ser feliz, no en las circunstancias de este mundo, sino en el redescubrimiento de lo que tú eres. No ya de manera paroxística o durante las llamadas de la Luz, sino a cada minuto, a cada soplo, a cada mirada dirigida a ti como alrededor de ti. La Luz te bendice a cada instante, de día y de noche, rindiéndote gracia a ti mismo.
Todas las conciencias de la Tierra, fuere cual fuere su estado de resolución dentro del Choque de la humanidad, no pueden ignorar ahora lo que sucede en el marco de lo efímero, como es, su propia desaparición en tanto que modelo social, en tanto que vida falsificada. Este es el momento en el que no hay más proyecto que el de “ser” total y enteramente, sin depender de ninguna limitación, de ningún karma, de ningún sufrimiento, ni de edad, ni de sexo. Ahí está tu Autonomía, tu Libertad, la que se abre ante ti y en ti.
Hoy, no sólo te llama la Luz, ella te pide que también seas eso. No en detrimento de todo lo demás, sino englobando todo lo demás, amigos como enemigos, sin hacer separación. La Gracia y el perdón, son las dos formas más naturales de manifestar lo que tú eres. La Inteligencia de la Vida y de la Luz, en ese momento, te pide que des tu perdón y tu Gracia, no por acción o reacción alguna, ni por una pro-acción, sino por la Evidencia de la Luz y de tu Corazón.
Nosotros, mis hermanas, los Arcángeles y los Ancianos, nos expresamos por última vez, de manera exterior, porque incluso esto, no tendrá curso ante la evidencia del Amor y de la Verdad. No es porque esto sea inútil, no es porque sea superfluo, sino porque la Luz lo llenará todo y, en el Amor, no hay diferencia entre tú y yo, no hay ninguna distancia. Así que olvida las reticencias, olvida los miedos y acuérdate del Amor. Mira lo que eres, en la Ligereza.
Ahora no hay otra enseñanza que ver lo que tú eres. Tú eres la Gracia y tú eres el Amor; todo lo demás es accesorio y no forma parte más que de lo que pasa, en tanto que experiencias y juegos de la conciencia.
Bendice sin límites, todo lo que puedas tocar, todo lo que puedas ver, todo lo que puedas sentir y experimentar. Permanece en este don de la Gracia y será borrado todo aquello que todavía parezca bloquear o restringir lo que tú eres.
Te digo también: ámate a ti mismo, en tu Eternidad. No al personaje o a la función que desempeñas, ni a esta forma, sino más allá de toda forma y de toda función. Desnúdate porque el Amor te quiere desnudo. Todo eso es espontáneo desde el instante en que te vuelves espontáneo. Hay puntos de referencia. Los Ancianos, las Estrellas, yo misma, hemos insistido ampliamente sobre esos elementos, pero hoy no tienes nada que hacer con esas referencias, porque todo se vuelve obvio y tomará todo tu espacio y todo tu tiempo. Recuerda también que la Luz te deja libre en tus elecciones y en tus posicionamientos.
Podría añadir muchas palabras, pero esas palabras, hoy, no son solo para ir directamente a tu corazón, para alimentarte, aunque estoy aquí, sino para demostrarte que todo proviene de ti, de lo que tú eres. Más allá de toda forma y de toda dimensión. También podrás ver, en este mundo, que hay hermanos y hermanas que no viven esto. No te inquietes por ellos, aunque estén muy cercanos a ti, porque nadie puede escapar o sustraerse a lo que tú vives; aunque en esos hermanos y hermanas no exista ninguna lucidez, ningún interés, no te inquietes por eso.
Para utilizar una imagen, te diría, que una vez hayas resucitado totalmente, si no es ya el hecho, te reirás de ti mismo, te reirás del encerramiento, te reirás de todo. No es por burlarse sino porque habrás experimentado la inutilidad. Conviértete en la roca que eres, esta roca de la que no pueda ser sustraída ni quitada la Luz.
Entonces, más allá de escucharme, de leerme o de oírme, ponte en oración, la oración del corazón que no necesita preguntar porque el corazón sabe que todo está ya acordado. Es una acción de Gracia, es un don de la Gracia. Este regalo tú te lo haces a ti mismo. Para acoger tu Eternidad, no esperes nada más; ninguna circunstancia de este mundo, puede ayudarte. Sólo tu Corazón te ayuda aquí donde estamos.
Mis palabras ahora se espacian, porque el sentido de nuestra alianza, es más importante ahora que los discursos, las palabras o las explicaciones. Todos los signos que se os han ofrecido vivir a cada uno de vosotros, son de tal evidencia hoy, que no pueden existir zonas de sombra, zonas de resistencia.
Os invito de nuevo a amar incondicionalmente y sin restricciones. Amad a todos porque el Amor es la única manera de derrotar, en verdad. Porque todo lo que pueda apareceros como enemigo, no puede aparecer más que en el interior de vosotros. En la Gracia, no puede haber enemigos, ni restricción. Abríos a esta abundancia, abríos a lo ilimitado y, lo que pueda quedar todavía en vosotros, como resistencia o miedo, no os inquietará más; habéis obrado suficientemente, para terminar con el encerramiento. Dejad instalarse, ahora, la Evidencia. La Gracia no tiene necesidad de vuestra persona, no puede conocer ninguna persona porque es la misma en todos y en cada uno.
Vosotros sois los dignos hijos de la Ley del Uno. Toda la Confederación Intergaláctica, y lo sabéis desde hace años, os asiste y os apoya en vuestra Resurrección, en lo que ha podido parecer, a algunos de vosotros, muy largo y difícil, hoy va a vivirse -y se vive hoy- sin ninguna dificultad.
Recordad también que en estos tiempos en que se instalan en la Tierra, la única solución será el Amor y el Perdón. Porque el perdón es siempre el signo de un corazón suficientemente grande para englobar a su contrario o a su enemigo, porque él, no conoce enemigos.
Finalmente, dejad emanar de vosotros, la compasión, no la compasión tal y como fue expresada hace muchos años por Hermano K, sino la compasión espontánea que reconoce en cada hermano y en cada hermana, con los que os cruzáis, la Luz y la Verdad, incluso ante cualquier tipo de oposición.
Velad y orad, porque, aunque nadie sabe el día y ni la hora, yo os digo que el día y la hora, es ahora, en cada minuto, en cada soplo, en cada día que amanece, en cada noche que termina. No sabéis si seréis arrebatados en éxtasis durante mi Llamada, pero eso está confirmado y puede manifestarse a cada minuto. La Luz no sufre retraso en el sentido que entendéis en este mundo; ella llena todos los intersticios y todas las conciencias, independientemente de lo que vean vuestros ojos o creáis. No os quedéis en las apariencias, las apariencias de vuestra vida o las apariencias de este mundo, sino id a lo más íntimo. Porque en esta intimidad, no puede existir más que la Evidencia y la simplicidad.
En este tiempo de mayo, ya sea de manera personal para cada uno, mis hijos, ya sea colectivamente, tiene el mismo significado: tiempo de la Resurrección, tiempo de mi Llamada y del que vendrá como un ladrón en la noche, y ya ha llegado para muchos de vosotros.
Asimismo, recordad que, en este tiempo del mes de mayo, no habrá rincón o grieta donde podáis ocultaros vosotros mismos o a los otros. Todo es Luz, todo está iluminado con la misma Gracia y con la misma intensidad, lo que veis y lo que valoráis.
Acogedme en vuestro seno como yo os acojo en mi seno. No veáis ninguna diferencia entre vosotros y yo, entre vosotros y cada hermano o hermana encarnado. En el Amor, no hay nada que rechazar, porque todo está trascendido por el Amor y si se rechaza, entonces no hay Amor; así de simple.
Entonces, hijo bien amado, allí donde estés, aquí, leyendo, escuchándome, en el lugar que desees, yo te bendigo. Te doy mi Paz como tú me das tu Paz. Oye y escucha. Como te ha dicho el Arcángel Uriel, es la hora de la Resurrección. El Amor borra toda nostalgia y todas las heridas de tu conciencia.; aunque no sea de tu cuerpo, eso no es grave ni importante. Abandónate a tu Fuente.
…Silencio…
En el Silencio de mis palabras y de tus palabras, mira, ve y vive.
…Silencio…
Yo te bendigo ahora, en el espacio sin fronteras y sin límites, de tu corazón.
…Silencio…
Escucha a tu corazón, su latido y su emanación.
…Silencio…
Hagamos juntos el Silencio, para oír el corazón y su canto.
…Silencio…
Yo te bendigo y acojo también tu bendición.
…Silencio…
En el Amor y en la Vida, yo honro tu Presencia, yo honro tu Amor.
…Silencio…
Me retiro en ti, ahora, porque es necesario, para mí, oír tu corazón, Óyeme. Me callo ahora y te dejo entrar en oración, y te lleno de Gracia.
…Silencio…
Adiós.
…Silencio…
Nota: Esta canalización forma pare de un conjunto de canalizaciones que acompañarán nuestra Resurrección en este mes de mayo.
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