Soy Uriel, Ángel de la Presencia y Arcángel de la Reversión. Queridos niños de la Ley del Uno, por mi Presencia, por mi silencio y por mis palabras, acogemos en la Paz del Único.
… Silencio …
Cuando Mikaël desgarra el cielo con su Presencia, mi Presencia en el Blanco del Único viene en usted, despertándole a usted mismo(a). Así es la hora de la Resurrección y de la Paz, así es el tiempo del Amor que no cuenta más el tiempo y que no descuenta más las horas, con el fin de vivir la serenidad y la eternidad de la Paz en cualquiera circunstancia que sea. Entonces como se lo dijo hace 2000 años, le digo: "paz". Paz a usted, Paz en usted y Paz en este mundo, en cualquier dolor de nacimiento que sea.
Escucha, niño del Único, tú que estás allí, tú que oyes, tú que lees y tú que guardas silencio en mi presencia. Unámonos en el Uno y en el Único. En la Verdad y en la Unidad, en el Blanco inmaculado de la virginidad te acojo, como te acogen los mundos Libres en la ronda de los planetas, en la ronda de las estrellas. En la Fuente como en lo Absoluto se despliega la conciencia libre y libertada de toda ofensa y de toda limitación. Oyes. Oye la hora de tu resurrección porque suena el canto del cielo y de la Tierra, porque canta tu corazón que exulta a la verdad y a lo inefable del Cristo.
Ponte, allí dónde estás. Deposita toda carga y toda queja en el corazón del Único donde el Fuego Ígneo viene para transfigurar lo que debe serlo todavía, forjando tu inmensidad y tu eternidad. Ponte, en todo lugar y en todo tiempo. Deposita las ofensas hechas a tu eternidad como hechas a cada uno en el seno del encerramiento.
Vea y escuche. La hora es la Luz, la hora pertenece a María, la hora está a tu Presencia como a tu Ausencia. La hora está al Único, el tiempo no es contado más ni es hasta descontado. En el espacio donde se abole el tiempo, en el tiempo cuando se abole el espacio, vino el tiempo de la Resurrección. Anunciadas por el Coro de los Ángeles, las Trompetas del apocalipsis que suenan la hora del fin para lo que no es verdad, y la hora del renacimiento y de la Resurrección para lo que jamás pudo desaparecer. Entonces aparece tu mismo, en el esplendor del Fuego Ígneo, en el esplendor del Cristo, en la Gracia del Espíritu del Sol y por el canto del Coro de los Ángeles. Vengo invitarte a mi retorno que te encuentra totalmente, que te encuentra ti mismo y que encuentra a cada uno, en el corazón del Uno, en el Corazón del Corazón.
Oye, oye tu corazón que canta su propia Resurrección. Oye tu corazón que vibra y que vive de otro modo, sobre una nueva octava de la manifestación libre en el seno de los mundos Libres. Abre lo que todavía debe aparecer en ti como el que necesita una apertura cualquiera. Nada jamás ha sido cerrado, nada jamás desapareció, sino solo se alejó del ojo de tu conciencia. Niño del Único, niño de la Verdad, niño del bello, la hora está al nacimiento, la hora está al parto, la hora está a la Resurrección.
Haz silencio de los ruidos de este mundo, guarda silencio de las voluntades de la persona, guarda silencio de lo que no dura, y deja a la Eternidad rozar y aparecer en el mismo seno de tu mundo, allí donde el tiempo y el espacio viven sus tiempos contados, sus tiempos finales. Vino el tiempo del cordero donde el sacrificio de sus vestidos pasará en la Eternidad, donde ninguno juzga a quienquiera, si no es tu propia conciencia en el emplazamiento donde se tiene, en el emplazamiento donde sueña de estar con el fin de que seas saciado, con el fin de que ninguna falta pueda aparecer según el juego de tu conciencia, según el juego de la vida.
Querido niño único, tú, parido en los dolores en este mundo, dado a luz a la salida en la Alegría, en la Paz y en la serenidad, no hay ningún fin, excepto para lo que tiene un fin, no hay principio para lo que jamás desapareció, no hay medio para lo que está en medio de sí a cada instante y en cada momento. Abre las compuertas del Amor, abre lo que amerita aparecer en el seno de la belleza, en el seno de la Verdad. Entiende y escucha, y sobre todo ve ahora la consecuencia y el regocijo de tus acciones llevadas en la superficie de este mundo, buscando tu eternidad.
Ahora girando hacia ti y en ti te descubres sólo, y donde hay Todo presente. De a solas, de todo a cada uno, el mismo baile, el mismo silencio, el mismo estupor, la misma alegría, el mismo pavor, la verdad única misma que tiene como nombre Amor y Luz. Donde ninguna duda puede aparecer, donde ningún mental puede hacer tienda aparte, dejando la silla a los Jinetes venidos de los Elementos y abriendo la ronda del Éter, restableciendo el Éter de vida y de la verdad en este mundo, en sus profundidades como en su superficie. Mira tu cielo, mira tu tierra, con el fin de ver la Verdad. Toma media distancia de la una y de la otra en el centro del Centro, en el corazón del Corazón, allí dónde vive la Verdad, allí dónde vive la Eternidad.
Y acuérdate, escucha y entiende por mi Presencia y mi Silencio, el canto de la Verdad, el canto del Silencio, la verdad de la Infancia, la verdad del Amor. El que no conoce ninguna condición, ninguna restricción, como ninguna aceleración. Sé inmutable. Cualquiera que sea el juego de tu conciencia en este mundo como en todo mundo, cualquiera que sea tu origen y cualesquiera que sean tus descendencias, cualquiera que sea tu edad y cualquiera que sea tu sexo, cualquiera que sea a lo que te adheriste, abandona y deja desvanecerse todo esto porque nada de esto te pertenece de verdad y nada de esto es la verdad.
Te invito a mi viaje, a entrar en el Blanco inmaculado del renacimiento y de la Resurrección. Te invito a alimentarte de este Blanco, a alimentarte de esta Unidad que proviene no solo de mí, no solo de unos y otros, mas solamente de ti mismo frente a ti mismo. Deja resonar lo que debe aparecer, deja ser visto lo que debe ser visto y deja desvanecerse lo que se desvanece de si mismo en los tiempos cuando lo efímero toca a su fin. Es el momento, es el espacio donde te sitúas, dónde se desarrolla lo que debe realizarse, ahora y a cada soplo.
Óyeme, niño del Único, escúchame y veme con el fin de verte en la Inmaculada Concepción de tu belleza virginal y eterna en la cual eres inscrito desde ahora en adelante. Te preparas lo mejor posible a los ritos del Paso y los ritos de la transmutación, dándote a emerger en finalidad en lo que eres. Cada fin es un principio y cada principio es un fin, así son los ritmos en el seno de este mundo que pisas. Están muy ausentes sin embargo en aquellos a los que pisarás, a principios de tu eternidad, a principios de este mes que va a nacer y que te hace situarte cuanto más en la Alegría, más en la Paz y más, si puedo decir, en la verdad eterna de tu esencia.
Niño del Único, sí, ves. Ve lo que eres y acepta íntegramente la verdad de tu ser, la verdad de tu esencia, más allá de toda apariencia y más allá de todo nacimiento. Tú que eres renacido por el Fuego Ígneo, en el Coro de los Ángeles y en presencia del Espíritu del Sol, en presencia de los ángeles, en presencia de las Estrellas, los Antiguos y en presencia de todo lo que vive en el seno de la Unidad y en el seno de la conciencia, eres invitado no a las bodas efímeras sino bien a la realidad de la Eternidad, a la verdad Una e indisociable de cada conciencia, de cada ser, donde todo es Uno de verdad y en unidad.
Amado(a) del Uno, tú que estas allí, de pie o extendido, tú que estás allí con los ojos cerrados o abiertos, tú que esperas tu propio corazón en su magnificencia, líbrate de todos tus ornamentos, de todas tus creencias, de todas tus palabras (dolores) y de todas tus historias, porque nada de esto te pertenece en el seno del efímero. Todo esto sólo pasó y fallece ahora en las ansias de la felicidad por fin encontrada o en vía de ser recobrada.
Ponte y deposita toda carga, se libre con el fin de ser liberado. Sé liberado con el fin de ser libre de tu misma conciencia. Abraza con la misma mirada y el mismo amor el conjunto de las circunstancias de este mundo como de tu cuerpo, y encuéntrate. Te lanzo mi llamada, la de mi Presencia y de mi Ausencia, así como de mi silencio en el Templo sagrado de tu corazón, allí dónde vive y allí donde viene El que jamás nació y el que jamás murió.
Olvida las ansias de toda separación y de toda falta porque en la vida eterna resucitada no puedes carecer de nada de lo que hiciera el ornamento real y eterno de la conciencia misma, en algún plano que sea. Tú, de cualquiera que sea el plano que vengas, establécete más allá de todo plano, en la Morada de Paz Suprema, allí donde no existe ninguna interferencia y ninguna disonancia. Te invito a estar presente, te invito a desaparecer en la beatitud eterna del Amor, trayendo entonces el Agua de Vida que pone fin a toda sed y a todo sufrimiento.
Ponte y ahora escucha en silencio lo que tengo que decirte en el Templo de tu corazón. Ponte y repósate con el fin de que me ponga a tu centro y a tu silencio, con el fin de mostrarte lo que eres, con el fin de hacerte vivir lo que eres, desde ahora, si lo acoges y lo aceptas. Así vacía la verdadera Vida en el Único, así vacía la experiencia privada de todo sufrimiento y de toda dualidad.
Te invito a ponerte en tu corazón, te invito a recogerte conmigo, en tu Templo, donde tú y yo somos sólo Uno. Te invito a extenderte en el descanso, a extenderte en el silencio, a ponerte y a dejar la obra de la Resurrección producirse. Ella no necesita de ti, de tus dudas, ni de tus demandas, sino solo tu sí, definitivo, real e irremediable, a tu eternidad.
En el Blanco de mi Presencia, en blancura virginal de tu corazón ardiente, deposito en ti el Fuego Ígneo, deposito en ti las semillas de la vida eterna, revelándose en este mundo como en ti.
Te invito a amar por fin sin diferencia y sin distinción lo que la vida te da. Te invito a la vida eterna. Escucha el sonido de tu propia resurrección. Escucha el silencio de tu libertad. Ve al Blanco inmaculado de la pureza que trasciende así toda forma y todo límite de forma.
Te invito a descubrir y a redescubrir lo sin forma y sin nombre.
… Silencio …
Allí, despacio y poderosamente, la Evidencia sale a la luz a principios de este mes y de este año.
… Silencio …
Allí, ahora y seguidamente, reposemos juntos, mano a mano y corazón en el corazón. Del mismo modo, invita tú también todo lo que puede parecerte, en ti como aparte de ti, opuesto a la Luz, la reticencia, la resistencia o el miedo, que se derrite en el sin nombre y sin forma de mi Blanco.
… Silencio …
Te invito al Éter de vida, a la Nueva Eucaristía, te invito simplemente a la verdadera Vida. Recoge en tu Templo, vaso sagrado de la Eternidad, la sangre del cordero. Te invito a la comunión perpetua, a la celebración eterna del Amor y de la Luz. Esto, aunque es todavía adormecido en ti, no podrá más demorar porque la hora del despertar tocó.
Entonces tocan las Trompetas de tu corazón. Entonces tocan en ti los cantos del alma o los cantos del Espíritu. Entonces se revela en ti el canto del amor, la sinfonía perpetua del Coro de los Ángeles, alabando la Vida y el vivir mismos.
… Silencio …
Ofrécete a la Verdad, ofrécete al goce infinito del éxtasis perpetuo. Allí donde estás, los pies en tierra, transmuta, déjate ofrecer lo que ya es allí, y óyelo.
Podría decirte: mi amigo, mi amado, mi hermano. Aunque no soy humano, eres lo mismo que yo, este ángel de luz, este ser de perfección que sólo vive la voluntad de la experiencia, la voluntad de la Fuente, sin ninguna distancia y sin ningún desvío.
… Silencio …
Vengo para resonar en ti como resuenas en mí, con el fin de que ninguna razón pueda interferir en este canto del Amor.
… Silencio …
Tú, de quien el corazón palpita y se levanta de alegría, viniendo al encuentro del que vuelve como se fue, por los cielos. Revistiendo tu vestido de luz o vestido de eternidad, tu vestido sin costura, deja el Corazón del Corazón trabajar y repósate. No hay nada más que hay que esperar, ni hasta que hay que temer, porque la pantalla del mundo, como la pantalla de tu persona, te muestra lo que está presente en tu corazón y a tu puerta.
… Silencio …
Pónte y ve lo que ningún ojo humano jamás vió, y ve lo que ningún discurso puede traducir, lo que ninguna palabra puede alcanzar, lo que no necesita ninguna razón ni alguna causalidad.
Tú, que renaces de nuevo, ponte en mí.
… Silencio …
Entonces juntos nos ponemos. Entonces juntos acogemos el coronamiento de tu obra. Entonces juntos pongamos bajo tierra lo que debe retornar a la tierra y devolvamos al cielo lo que proviene del cielo, con el fin de que nunca más el cielo y la tierra estén separados o divididos. Ve el canto y el baile del Amor tales, como se presentan más allá de toda forma y toda dimensión.
… Silencio …
Escucha. Escucha y ve lo que quiero dejarte oír, el canto de la Evidencia, el canto del Amor, el canto del Único. Tú, Hijo Ardiente del Sol, renaces de nuevo, seca toda lágrima del pasado y reemplázalas por las lágrimas de la alegría de los reencuentros. Tú cuya palabra se hace Verbo, levántate y marcha. Toma conmigo los espacios de la Libertad, en los espacios de la Unidad.
… Silencio …
Pongámonos, tú y yo. Allí dónde estás y allí dónde estoy, no hay más distancia, no hay más barreras, hay sólo una resonancia del Uno.
… Silencio …
Ve, ve tu Presencia Infinita. Ve tu Morada de Paz con el fin de que nunca más la Luz parezca apagarse.
… Silencio …
Afloja lo que te parece necesitar ser aflojado. Aflójate, y deja la confianza en tu eternidad revelarse totalmente.
… Silencio …
Y en la ronda de nuestras dos Presencias que hacen sólo Uno, cantamos juntos las alabanzas de la Luz y del Amor. Pongámonos donde ninguna palabra puede describir lo que es.
Allí, donde el eterno descanso, donde nada cuesta, donde ningún esfuerzo es aparente, te invito a todo lo posible del Amor, te invito a reconocerte por fin y a verte así en tu eternidad. Acoge el bautismo del Espíritu y celebra tu resurrección como lo celebro contigo y en ti.
… Silencio …
Y allí, juntos, donde no hay más diferencia entre tu y yo, te invito a estar en el ser o más allá de todo ser, celebrando juntos el misterio de la Resurrección y el misterio de la Vida.
… Silencio …
Escucha y ve.
… Silencio …
Deja el bautismo del Espíritu caminar en tu corazón. Acoge a cada uno como yo acojo a cada uno, hasta el que te reniega o el que expresa su cólera. Acoge sin restricción y sin excepción, y ve de allí el resultado y las consecuencias.
… Silencio …
Siente esta verdadera Vida nueva florecer en ti y respirar.
… Silencio …
Date íntegramente porque todo lo que tú mismo no das está perdido. En el Amor no puede existir pérdida porque todo es ganancia y todo es provecho, no provechos banales del mundo sino provechos de la experiencia de la conciencia y de la Vida.
… Silencio …
Así, descubres que todo es cumplido y que todo es realizado. Morada en paz y en eternidad.
Ponte donde nada puede oponerse, donde nada puede ser contradicho. Ven y sígueme, marchando así por tus propios pasos, los de tu eternidad.
… Silencio …
Y allí juntos, en mi Blanco y en tu Blanco, desaparece toda idea y toda sensación de ser alguien en el seno de este mundo.
… Silencio …
Ve y escucha este silencio tan lleno de todos los cantos y de todos bailes de la vida. Así fijo en ti, no mi sello sino el sello de la Libertad que no conoce ningún trazado ni ninguna geometría porque es la esencia libre de toda vida.
… Silencio …
Así se traza en ti el equilibrio de Acuario, el Agua fecundada y vivificada por el Fuego Ígneo.
… Silencio …
Tú que me has escuchado y que me has visto, te ves por fin, tal como eres, más allá de la forma y más allá de la historia.
… Silencio …
Ve aquello que te ofrezco, aquello que eres tu mismo.
… Silencio …
Así canto en ti el canto de la Resurrección, así bailo en ti el baile del Silencio.
… Silencio …
Sonriamos juntos a la felicidad de la vida eterna y riámonos juntos de lo que murió y de lo que se muere en el seno de lo efímero.
Participando juntos en la misma vida y en la misma libertad, entonces te digo: mi hermano, tú humano hermano del ángel, hermano de sangre en la sangre del Cristo.
… Silencio …
En fin me has reunido y te reúno.
… Silencio …
Descansemos y no nos dejemos más.
… Silencio …
Oye, oye y ve El que viene. Oye y ve el que te recubre con su Abrigo de Gracia. Oye y ve la belleza que eres. Escucha, escucha mi silencio, están ricos y llenos de tu Presencia.
… Silencio …
Así quedo y así quedas. Entonces juntos podemos decir: " así sea ".
En tu nombre fijo en ti el sello de la Libertad. Así se coloca en ti el sello de la Verdad.
… Silencio …
Te pido tu bendición para probar tu Amor y sacar provecho de eso porque es don, don de la Gracia y don de ti mismo.
… Silencio …
Ama porque eres amado, porque eres el Amor.
… Silencio …
Quedas así, con evidencia. Quedas así, cualquiera que sea tu morada.
Entonces ahora, deposita tus palabras mientras que deposito mis palabras.
En este bautismo resucitas. En este bautismo te abrasas de Amor. En este bautismo eres renacido.
… Silencio …
Ve sin restricción. Tú, el amigo, el hermano y el amado, te doy vida como me diste vida.
Queda así, en la extinción de mis palabras. Queda así.
Te bendigo en mi Blanco y en expansión ilimitada.
… Silencio …
Soy Uriel, Ángel de la Presencia y Arcángel de la Reversión. Soy, ángel revelado y pasado por el tamiz de la Eternidad.
… Silencio …
Así la Eternidad ha esculpido en cartas de fuego inmortal en tu Templo de vida.
Queda así algunos instantes. Te saludo.
… Silencio …
Paz a ti y Paz en ti. Hasta la vista.
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