URIEL
15 Febrero 2015
Soy URIEL, Arcángel de la
Presencia y Arcángel de la Vuelta. En nuestras Presencias unidas y Uno, en este
tiempo del Baile de La Tierra, cuando el Canto del Cielo y de La Tierra se le
acerca, yo vengo para asistir a su Bautismo y su Vuelta en el seno de la Eternidad.
Vengo, con el fin de asegurarme que su Alegría sea completada, que su estado
sea magnificencia en el seno de este mundo como en el mundo que viene.
Niños del Uno, Niños de Luz, el
tiempo del Eterno está en su puerta, la donde Cristo llama y viene anunciado
por la divina Gracia de María. El Tiempo vino. Es por fin cuando debe volver a
su Eternidad, a su Presencia infinita, así como a su totalidad.
Bien siendo amados por Uno, en
este tiempo del Baile le invito a librarse de todo lo que sólo son atavíos, de
todo lo que le recoge la piel y todo lo que le impide ser lo que usted es de
verdad, en Cristo, porque se lo digo, usted mismo(a) va a verificar "Soy
la Vía, la Verdad y la Vida". Porque en este tiempo que es el tiempo del
Amor, sin calificarlo, sin objeto y sin sujeto, sin denominación, Amor, justo
una palabra, el de la Verdad, el de su Presencia, el de la Luz blanca que
vierto a sus pies y en sus Templos, en este instante, con el fin de acoger la
marcha de vuestra Eternidad, su Silencio y su belleza.
En este tiempo de Amor, ya es
hora de despojar lo que no se liga más, de estar en el seno de lo nuevo, de
dejar lo que está caducado y enterrado, lo que no puede resurgir de ninguna
manera. Usted son de todas las maneras posibles, los Niños del Uno, Niños de la
Unidad. Unidad no es ni una palabra vana, ni una palabra que hay que analizar,
sino una palabra que hay que expresar en el seno de la Libertad, en el seno de
su Esencia, en el seno del Baile de La Tierra y del Cielo por fin reunidos en
la misma estancia, la donde fluye el néctar de Vida, que es Alegría perpetua
sin sombra ni defecto, sin lo que puede empañar o alterar la Verdad. Lo que
puede llevarles allí de donde ustedes vinieron, lo que puede aportar allí donde
ustedes vinieron, en este instante del tiempo. En este tiempo de Gracia,
enuncio y anuncio la vuelta del Blanco, anuncio lo Último, por fin aquí y
ahora, allí, en el Templo del Templo, en el centro del Centro, en la Nueva
Trinidad, en el Fuego del Amor y el Amor, el que restaura la integridad y la
totalidad.
Amados del Uno, el Uno les quiere
porque ustedes son el Uno, en la misma Verdad, en el mismo Baile. Entonces el
tiempo vino para celebrar la vuelta del Uno en el seno del Uno. Bien amados
niños, bien queridas estrellas, la hora vino, no solamente de brillar sino de aparecer en la Verdad desnuda de su
Ser Esencial, en la Verdad desnuda de su Presencia y de su Canto primordial, el
del arranque de la Vida, el de la Verdad de la Vida en el Amor.
Entonces, les digo a cada uno de
vosotros, a los que esperan: ya esto está allí. No hay nada que esperar, no hay
nada que temer. Hay solo que desaparecer en la Presencia Infinita, en el Amor
Blanco, el que lleva a la Morada de la Paz Suprema, en los tiempos de la vuelta
a la Eternidad, que le permite sentar la Alegría en lo más hondo de cada una de
su fibras eternas, de su Triángulos sagrados y de su Fuegos sagrados.
Niños del Uno, después de haber
descendido, aquí, a este mundo doble y dualitario, usted caminó, usted
despertó, pero también usted sufrió. Este sufrimiento no tendrá más toma en el
seno del Blanco, porque este es ausencia de sufrimiento y de miedo.
La Luz que impongo, la de mi
Presencia, les es accesible a cada uno, en libertad total. Es de usted imponérselo
o negárselo. Le ofrezco la Alegría de la Eternidad, preparo la vía a la Llamada
final de María, la batalla final, la de la ilusión con la Verdad. La Verdad
será siempre la única palabra de la Verdad y la única palabra del Amor. Este
tiempo de febrero, allí dónde le es librada la canalización de este mes,
correspondiente a la historia más verídica y más esencial de todas las
historias de cada tiempo y de todos los espacios, hasta concerniendo a los
tiempos y los espacios privados del tiempo y del espacio, allí dónde se
encuentra el Sin Nombre, de donde todo viene y adonde todo vuelve. Este
Absoluto que usted es cada uno, conjunto y separados, usted es de toda
Eternidad.
Entonces, le propongo ser la
Presencia que magnifica todas las Presencias, la Presencia donde ninguna sombra
puede agazaparse y donde ninguna duda puede imponer otra cosa que lo que
impongo en la Libertad absoluta y eterna de la Verdad, la de Amor y la de
Cristo.
Mikaël, Cristo y María, la nueva
Trinidad que baila en el Fuego de su pecho y que dibuja el Triángulo de la
expresión de su divinidad, de su Triunidad, de la Verdad de los mundos, de la
Verdad de las dimensiones pero también de la Verdad que engloba todo esto y la
que es la Esencia de la Esencia, la que se encuentra a la vez en el centro del
Centro y en la periferia de la periferia. De cabo a rabo, de un sentido al otro
usted es esto, en todo tiempo y en todo espacio y más allá de todo tiempo y de
todo espacio.
Niños del Uno, mi Luz depone
ahora en su Templo consagrado después de ser depositada a sus pies con el fin
de que usted use de eso, con el fin de que usted seque las lágrimas en vaciarse
de este cuerpo o de esta conciencia encerrada.
Amados del Uno, estoy allí, como
usted está allí, estamos totalmente alrededor de usted y en usted, bailamos la
ronda del Silencio, bailamos el Canto, el del Sonido primordial el que jamás
puede fallar en lo que es, el que jamás puede ser deformado o mal formado sino
el que puede ser sólo Amor y la Verdad.
Niños de Uno, deposito sobre su
Corona, la de allá arriba, de su cabeza, el Blanco de la Eternidad. Entonces en
sus pies, en su corazón y en su cabeza, santifico su Presencia, la presencia de
la Eternidad en el seno de esta belleza. Así ustedes son franqueados, si tal es
su Verdad y si tal es su idea, de lo que ustedes son… entonces vívanlo. En Triunidad
encontrada por la Nueva Eucaristía, en el nuevo Baile del Silencio y en el
tiempo de esta estancia, se juega la más perfecta de las agendas de la Luz.
Así les vengo como ustedes nos vinieron,
unos en el mismo Baile y en las mismas Bodas, en las mismas celebraciones y las
mismas Gracias. Ustedes son invitados a unir lo que ha sido desunido, a dejar
desaparecer lo que no tiene que ser.
Niños del Uno, como Arcángel de
la Presencia estoy aquí para invitarles a la Vuelta, la que es mi papel,
anunciando el Evangelio de la Libertad, poniendo fin al evangelio de Satanás y
al evangelio de las ilusiones, poniendo fin a toda palabra que se vería
alterada, reemplazando la palabra por el Verbo, acelerando así la 11va. Lámpara
y consagrando en usted un Verbo claro cuya palabra es Luz y cuyo sonido es la
Verdad. Así baila el corazón del que es liberado, así ustedes son franqueados,
así ustedes son lo que ustedes son, por fin y para la Eternidad.
La Nueva Eucaristía le convida a
celebrar lo que usted es, a cada soplo, a cada movimiento, a cada descanso, porque
la Alegría es su Morada, porque la manifestación de su Alegría es el Amor
eterno que corre de un fino hilo a la otra Vida, y que ninguna falsificación
pudo retirar. Así, en este tiempo de la Esencia, así en este tiempo de
Renacimiento, usted es invitado a depositar toda carga, usted es relevado de lo
que usted podía considerar como error, falta o ilusión, que tienen sentido sólo
en la verdad limitada pero que se hunden delante de la Verdad ilimitada del
Amor.
Así por la bendición triple y por
la Nueva Eucaristía, en su cabeza, en su corazón y en sus pies, así como en
toda presencia amante y humana, y en la humildad de la Sencillez, entonces se
revela la Joya de la Eternidad, la de esta Presencia Una en el seno de lo
Absoluto, la misma desaparecida en el seno de la Ausencia, volviendo a la
Presencia, celebre lo que está allí, lo que jamás será un aniversario más sino
lo que será la última agenda de los Tiempos de la Ascensión, en este tiempo
bendito por la Vuelta del Uno, en este tiempo bendito de vuestra Vuelta a la Esencia
del Uno.
Bien amados Niños de la Verdad,
sellemos juntos el tiempo de la Alegría, sellemos juntos el tiempo de la Verdad
y sellemos juntos lo que somos.
Así, en este día, se abre el
último tiempo, el que precede a la vuelta de la Estrella, visible en sus cielos
más ante todo en sus ojos y en sus corazones, y en su Presencia aquí abajo,
como es arriba. Los tiempos son reunidos para abolir, el espacio se reúne con
el fin de desaparecer, dejando a la majestad del Amor tomar sitio en el seno de
la Eternidad, colmar toda debilidad aparente como existente. Así por mi
Presencia que usted llama, por mi bendición impuesta en este mundo, por el
Blanco brillante de la Verdad, que la Paz sea su Morada, que el Amor sea su única
Verdad manifestada, y no manifestada.
Aquí, allí, donde vengo, vengo
para terminar el ciclo empezado por el Arcángel Mikaël al tiempo de las Bodas
Celestes; vengo pues para anunciar, antes de que resuenen las Trompetas del
Cielo y el Sonido de la Tierra en sus entrañas, en su corazón y en esta Tierra,
el tiempo de la Última Llamada a la Verdad, a la Sencillez y a la Bondad.
Quiéranse unos y otros, unos
hacia otros, sin juicio, únicamente por la Gracia del Amor, por la celebración
del Amor, porque cada cosa definitivamente está colocada en su sitio justo con
el fin de jugar la sinfonía del fin de la escena de teatro, en la apoteosis de
la Luz cuyos anuncios servirán de apoyo y de revelación. Así, en cada uno de
vosotros, ninguno podrá ignorar la Verdad y el Amor. Verá más allá de la
apariencia y del parecer de todo hacer, en el Silencio de la plenitud del
Cristo presente en su corazón. Protegiendo en el seno de Triunidad de la Nueva
Eucaristía, lo Nuevo que es por fin allí, esto Nuevo que jamás conoció aquí y
jamás conocerá de fin, porque ha sido retirado de usted y sin embargo, volvió. Ha
llegado el tiempo de la Verdad, el tiempo de la Alegría, el tiempo de la Verdad
en cada uno, en cada tierra de esta Tierra, en cada alma de esta Tierra, en
cada idea de esta Tierra, desnudando lo que sólo había sido agazapado al fondo
final de la oscuridad aún no alumbrada, en usted como en cualquier otra parte,
en cada uno de vosotros, como en cada tierra y en cada lugar.
Según donde ustedes están conmigo, o donde
ustedes todavía no me reconocieron, ustedes estarán colocados a exacto sitio de
su elección, la elección de la Verdad que se opondrá o se confirmará con la
Verdad y El amor, la que no conoce de alguien, ni situación, ni tiempo, ni espacio.
Así se vivirá lo que fue llamado la catalepsia,
el proceso de juicio y de pesada de usted mismo(a) por usted mismo(a), de
postura en adecuación con la Alegría Eterna, con el fin de volver allá y de ser
en más Vida, la más Justa, la más ligera.
Niños de Uno, Niños de la Verdad,
ya viene el tiempo de la infancia, el tiempo de la inocencia, el tiempo de la
bondad y de la belleza, donde nada más puede venir a trabar o para imaginar
otra cosa que la Verdad.
Bien niños de la Ley del Uno, he
aquí por fin el tiempo, aquel donde toda ley se borra delante de la Ley del Uno
que es Gracia y Amor, donde nada más puede oponerse, donde nada más puede existir
porque es Todo, como usted lo es y como Yo lo soy. Me tiene pues en usted, no
es necesario llamarme por fuera de usted, soy el que abre las puertas si usted
me acoge, no ya la Puerta de paso del ego al corazón, la Puerta OD, sino el
paso a la Eternidad, el que permite a Cristo y María encontrarle con el fin de
establecerse en las Moradas del Padre, en las Moradas Eternas, en las Moradas
de Luz y en las Luces del Amor que alumbran la totalidad de lo Creado y lo
Increado.
Así, juntos para celebrar mi
llegada en cada uno de vosotros, a momentos como a su demanda, pero bien como
la Verdad esencial de la llegada de Cristo y de María, sello en usted el acto
de hoy en este Silencio de la Eternidad, en el Silencio de su Presencia y de mi
Presencia que es sólo Una, celebremos la Presencia y la Gracia del Amor y la
Verdad en el Silencio...
… Silencio …
En este día, canto con usted el Verbo Sagrado:
Ehieh Ieshoua...
… Silencio …
En este Silencio, me pongo en
usted y despliego allí las Alas de vuestra Eternidad.
Soy URIEL, Arcángel de la Presencia
y Arcángel de la Vuelta, me quedo en usted, en la Eternidad y en su Presencia.
Silencio, conjunto...
… Silencio …
Bien amados, al haber penetrado Niños
del Uno, el santuario de su Templo, me encuentro en ustedes y pues no necesito
más, desde ahora en adelante, de aparecer por fuera de usted. Así se termina la
misión que me ha sido confiada por el Uno, por la Fuente y también en el
momento del Juramento y en el momento de la Promesa, que se realizan ahora,
totalmente.
Doy gracias a lo que usted llevó,
doy gracias a cada camino y doy gracias a cada llanto y cada piedra que se
encontró sobre este camino, porque hoy esto está acabado.
Intervendré de manera menos
formal en el seno de las canalizaciones para febrero de 2015.
Le saludo.
Fuente: el Colectivo de UNO
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