domingo, 28 de junio de 2015

La creacion del Mundo segun la Cábala























La Cábala considera al Dios Creador como un ente incorpóreo, eterno, inmutable y perfecto.  El mundo ha sido creado por su voluntad y por su impulso, ya que se requiere un movimiento para salir del estado de inercia primordial donde no existe ni espacio, ni tiempo, ni movimiento.

Todo lo que existe es la obra de Dios Creador y se mantiene fuera de él. La etimología de la palabra existencia (ex-istere) expresa bien precisamente esa característica: lo que se tiene fuera de sí, algo que se proyecta sin cesar. En este sentido, la existencia (todo lo que existe) es lo objetivo (ob-jectum, lo que está proyectado adelante y fuera de sí). Definir el concepto de existencia negativa es imposible, porque el hacerlo niega su propia existencia.

Cuando, según el texto de la Biblia (Exodo 3:14), Moisés le pregunta a Dios ¿Quién eres?, éste responde: Eheieh (Yo soy el que es). Dios es pues, indefinible, imposible de limitar y precisar, de otra manera él dejaría de ser lo que es, para dar paso a otro Creador superior, lo que es contradictorio. Dios es lo indecible.

Ain es el nombre cabalístico de la Existencia Negativa. Ain Soph, es la Expansión Ilimitada y Ain Soph Aur, la Luz Ilimitada. Son conceptos esotéricos y que expresan la idea esencial de Dios o Creador de todo.

El árbol de la Vida esta tradicionalmente dividido en cuatro secciones, separados por tres velos horizontales
  • El primer velo es el de la iniciación, (grado de aprendiz en la Francmasonería). Separa el sefira Malkuth del resto del árbol. El iniciado que franquea este velo esta en el pricipio del trabajo. Toma consciencia del mundo inmaterial y puede comenzar a dominar el nivel metal y espiritual.
  • El segundo velo es llamado Paroketh en terminología cabalista (grado de compañero en la Francmasonería). Separa los tres sefirot del mundo psíquico (Yesod, Hod, Netzach) de los sefirot de niveles superiores. El iniciado que los franquea percibe los albores de los planos superiores tomando consciencia de la energía del sefira Tiphereth y de su naturaleza profunda.
  • El tercer velo es aquel de la consciencia misma (grado de maestro en la Francmasonería). El iniciado atraviesa el sefira inmaterial Daath (simbolizado por la muerte de la consciencia física – el pasaje del ataúd en el ceremonial de exaltación masónica). Llega a los niveles superiores atravesando el velo que separa los tres sefirot místicos (Tipereth, Geburah y Hesed) de los tres sefirot metafísicos (Binah, Hokmah y Kether). El iniciado toma consciencia de su naturaleza divina y adquiere el dominio del éxtasis místico.

Se habla de un cuarto velo, el de la existencia, que separa el mismo árbol de la vida de aquello no creado (la no existencia negativa) que es el dominio primordial del Ain Soph Aur. El iniciado que lo franquea alcanza al Ser divino, a Dios Mismo, perdiendo así su existencia (es por eso que está escrito que nadie puede ver a Dios y sobrevivir).

 Al comienzo estaba el Ain, la Nada, el vacio Absoluto. Después vino el Ain Soph, el espacio infinito y sin límite. En fin, vino el Ain Soph Aur, la luz intinita, que llenó primero el Ain Soph y después se contrajo, haciendo nacer la vida en la esencia misma de la luz: Kether.

Esta luz ilimitada se manifiesta como un destello en el alto del árbol de la Vida, en el nivel de la primera corona, el sefira Kether. A partir de Kether, la primera manifestación de la luz ilimitada, el resplandor va recorrer toda la estructura del árbol de la Vida, de arriba hacia abajo, pasando sucesivamente por los 10 sefirot que representan las emanaciones degradadas de la luz.

El nivel más bajo del árbol de la Vida está representado por Malkuth, correspondiente a nuestro mundo material. La luz adapta su pureza o su frecuencia, degradándola en la medida que ella desciende en el árbol de la Vida, con el fin que nuestro mundo material pueda aprehenderla sin enceguecerse. Ese es el proceso de evolución material. El proceso inverso, la el camino de la involución para reintegrarse a la luz se hace progresivamente a partir desde el sefira Malkuth. La luz desciende hasta nosotros para invitarnos a comprenderla y a seguirla remontando hacia la cima del árbol. En este camino de retorno cada sefira representa una etapa a comprender y a integrar para ser capaz de alcanzar el nivel siguiente, conduciendo al discípulo hacia la iluminación, representada por Kether  


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