Noviembre 2015
Mi nombre es Hermano K. Hermanos y
Hermanas en humanidad, hagamos Silencio en primer lugar e instalemos nos en la
Gracia del Amor.
...Silencio …
Mi presente intervención se sitúa,
en cierto modo, a raíz de lo que pude expresar durante todos estos años,
respecto a la Autonomía y la Libertad, situados en el contexto preciso de estos
tiempos de La Tierra.
Mis palabras y mis frases serán...
expuestas lentamente, no porque las necesitan, sino más bien para hacerles
penetrar más hacia las manifestaciones del Cuerpo Eternidad, ligadas a su
Presencia y a mi Presencia, aquí o en otra parte.
Después de la Estrella Teresa y
seguidamente de nuestro Comendador, vengo a expresar los efectos esperados, y
que ya están, para algunos de entre vosotros, presentes, respecto al Estado de
Gracia y a la Gracia del Amor tal como Teresa lo expresó.
La Autonomía y la Libertad se
acompañan desde ahora, de lo que llamaría, la espontaneidad. La espontaneidad
de la manifestación, cualesquiera que sean las percepciones corporales, las
vibraciones de vuestras palabras incluso, vivís una actualización. Esta
actualización pretende, de manera directa y consecuente, de llevaros a vivir,
no solamente los procesos vibratorios, ligados al Fuego del corazón o al
Corazón Ascensional, sino más a conmarcar y a manifestar, en vuestras palabras
como en mis palabras, en lo sucesivo, la expresión del Verbo Creador, la
expresión inmediata de la co-creación consciente que pretende trascender
literalmente el lenguaje y la palabra, en Verbo, a fin de dejar hablar en
vosotros el Espíritu, el Espíritu de la Verdad, el Espíritu del Sol, las
características de estos tiempos de La Tierra que vivís, dándoos a entrar más
profundamente en la alegría y la plenitud de la Vida, en la alegría y plenitud
del Ser cuya expresión y manifestación, aquí como en otras partes o en otras
dimensiones, no está más ligada a la actividad del cerebro, sino más
directamente a la expresión del Verbo del Espíritu y entonces de vuestro
Corazón y de la Luz original.
Así podemos decir, durante este
período, que las palabras cualesquiera que sean, estarán vacías de sentido, si
no están, previamente, relacionadas ni apoyadas por el Verbo y por el Corazón.
Vuestros mecanismos de percepción,
de la conciencia misma, se ven entonces modificados por la Inteligencia de la
Luz y modificando, por ahí mismo, vuestra inteligencia, no la de la razón, sino
etimológicamente la Inteligencia que os vincula. Esto fue llamado la
Inteligencia del Corazón, que viene en cierto modo, a despojarles, en vuestra
expresión por las palabras, de toda influencia personal, de toda influencia de
vuestra historia, a fin de situar vuestra propia manifestación en este mundo,
en el seno de la Eternidad.
Numerosos nuevos elementos
intervienen, desde la Liberación de La Tierra y sobre todo desde este año de
vuestro tiempo terrestre, dándoos a vivir numerosas experiencias en resonancia
y en relación con la Efusión de la Luz y de la Ascensión de La Tierra.
La expresión de vuestro Ser toma
el relevo, en cierto modo, de la expresión de vuestra persona, no como un
cambio de idioma o de palabras, sino más bien por unas palabras que no son más
soportadas y emitidas por el cerebro, sino directamente desde el Corazón y que
desemboca, de manera a veces fulgurante, a veces más lentamente, sobre la
espontaneidad. La espontaneidad del Ser
no es una reflexión en el sentido intelectual o en el sentido de la Luz, sino
más una emisión de Luz en acuerdo con la Vida y la Verdad.
Así sois conducidos literalmente
por la Luz, a manifestar en toda ocasión, el Verbo, no solamente creador, sino
lo que podríamos llamar la Espada de la Verdad, aquella que corta lo que es
falso, la que desnuda y revela ahí mismo, la belleza de la Vida y la ilusión de
la persona.
Vuestra misma expresión con
palabras, está entonces en modificación, permitiendo por vuestras palabras, la
expresión de vuestro Ser, en unas palabras y en cualquier situación que sea,
reuniendo ahí mismo lo que fue escrito en los evangelios concerniendo al Cristo
actuando por el Verbo, cuando por ejemplo le dijo al paralítico, «¡Levántate y
camina!». Lo que actúa en este momento no es la conciencia, ni incluso la
energía, sino directamente el Verbo de la Verdad. No se trata de una orden, ni
de una sugerencia, sino de un acta que os aparece claramente, trayéndoles a
esta espontaneidad de las palabras, no conociendo ninguna reflexión cerebral ni
referencia cualquiera en la existencia de vuestra persona en este mundo, sino
directamente relacionada al Espíritu del Sol, al Coro de los Ángeles y a la
Verdad del Cristo.
Así, más que nunca, tengan cuidado
a vuestras palabras, porque vuestras palabras no serán simplemente más unas
palabras que pasan, sino lo que vivificará la vida, la vuestra, pero también de
todo hermano y hermana que las
escucharan.
La palabra se hace el Verbo. La
palabra se hace Espíritu. Y este Verbo se inscribe en vosotros, como a aquel o
hacia la situación en las cuales son pronunciadas. El Verbo se hace entonces
Espíritu de la Verdad, Espada de la Verdad, poniendo fin a las palabras del
parecer, para reemplazarlas por la expresión del Ser y esto, en circunstancias cada
vez más frecuentes y en ocasiones cada vez más claras.
De la misma manera que nuestro
Comendador les habló, de manera humorística, de la auto-sanación, se trata más
que de vuestra propia sanación, se trata de la Sanación de este mundo y de su
Ascensión.
Cristo decía, cuando recorría este
mundo: «Cuando seáis tres reunidos en mi nombre, estaré entre vosotros.» En las
palabras que saldrán de vuestras bocas, expresarán el Amor y la Presencia del
Cristo.
La expresión del Corazón y del
Verbo del Espíritu están ligados a esta noción de espontaneidad, de inmediatez
y de transparencia. Lo que quiere decir que vuestras palabras no necesitarán
más ser reflejadas, sino que fluirán de vosotros como una fuente brotando, tal
una fuente de Luz viniendo a percutir y a revelar, en vosotros como en la
relación o la circunstancia, la Verdad del Amor.
El Verbo es espontáneo. Es el
Canto de la creación, es el Canto de la co-creación y la expresión de la
belleza de la Vida, de la belleza de la Conciencia, apoyándose en su fuente y
en lo Absoluto.
Así que, cada uno de vosotros es
llamado por la Inteligencia de la Luz, a emplear en adelante palabras, frases y
relaciones por estas palabras, donde toda noción de futilidad y de reflexión,
no tendrán más sentido. Sólo tendrá sentido lo que será la emanación de vuestro
Corazón y lo que entonces transmutará la palabra en Verbo. Verbo operador de
creación, Verbo vibrante, cantando las alabanzas de la Vida y las alabanzas del
Amor en cualquiera circunstancia que sea.
La diferencia, entre la reflexión
y las palabras de la declaración y la espontaneidad del Verbo expresándose
desde vuestro Ser, es fundamental. Las palabras que salen de la cabeza
están acompañadas o seguidas por los
pensamientos y las ideas, en general en correspondencia con lo que hay en
vuestra cabeza, en vuestras experiencias y en vuestras metas.
La expresión del Verbo se sitúa de
manera definitiva en el instante presente, en el Aquí y en el Ahora y no
depende de nada más que de este instante presente. Ahí está la libertad del
Verbo y la Autonomía que es de no depender de ninguna circunstancia, de ninguna
anticipación ni de ninguna reflexión.
La espontaneidad es el privilegio
del Corazón. En la expresión del Corazón, por el Verbo, hay incapacidad a
referirse al pasado, a una ventaja o a una explicación cualquiera que sea.
La palabra es reflejada, el Verbo
es instantáneo, él cortocircuita literalmente la reflexión, el intelecto y el
mental, para ir mucho más profundamente más allá del sentido de las palabras
pronunciadas, pero toca el corazón de una circunstancia o relación, en un
Corazón a Corazón ilustrando, ahí también, es vuestro Cara a Cara, con vosotros
mismos, poniendo final a la separación entre los seres, entre las Conciencias y
entre los cuerpos.
El Verbo es ante todo una sonrisa
que canta, cualesquiera que sean las palabras que salen, el Verbo es el agente
vivificante del Corazón y de la Vida. Más allá de los elementos de
espontaneidad o de reflexión propias del Verbo o de la palabra, habrá aún más
un efecto de este Verbo sobre vuestro corazón y sobre el Corazón del otro, que
os demostrará aquí mismo que sólo hay un Verbo y de que no hay otro.
Este Verbo no depende de los
pensamientos, no depende de las ideas, no depende de una elaboración
cualquiera, de una sintaxis o de una gramática perfecta, sino que es la
expresión espontánea de la Vida, que viene del Ser, que viene del Corazón del
Corazón.
El Verbo es creador. Es ante todo,
creador de Amor y manifestación del Amor.
El Verbo, en él mismo, incrementa
la Libertad y la Autonomía del otro y la vuestra, o de la circunstancia en la
cual estas palabras son expresadas como Verbo.
El Verbo alcanza el aliento. Está
relacionado al Paracleto, al Juramento y a la Promesa y no tiene nada que hacer
de lo que únicamente pasa, y de lo que concierne a lo efímero. El Verbo,
contrariamente a la palabra nunca se apaga, incluso cuando acaba de expresarse.
El Verbo es pues realmente vivificante, es el aliento de la Vida, es la
expresión de la espontaneidad del Corazón que no está más sometido a cualquier
convenio, a una regla o a cualquier condicionamiento.
Cuando el Verbo reemplaza la
palabra, la Gracia está presente, dándoles a percibir, de manera más intensa,
la misma Gracia en acción, al nivel de la Corona de la cabeza y de la Corona
del Corazón.
El Verbo es pues, él también, un
agente sanador y un bálsamo viniendo no para aliviar o camuflar, sino para
resolver todo lo que haya que resolver.
La acción del Verbo es inmediata.
Ella no sufre de plazos, contrariamente a lo que viene de las palabras, a lo
que viene del lenguaje.
El Verbo es reconocido no por el
cerebro, sino directamente por la Luz, directamente por vuestra estructura
física y vuestra estructura de Eternidad.
El Verbo activará, de la misma
manera que lo que explicó el Comendador, ciertas zonas, ciertos puntos, ciertas
Estrellas y ciertas Puertas presentes en este cuerpo y en el Cuerpo de Eternidad.
El Verbo no es seducción. No puede
describir ni expresar otra cosa que no sea la Verdad del Ser en cualquier
palabra que sea, en cualquier expresión que sea. El Verbo incrementa la Corona
radiante del Corazón, el Fuego vibral y se manifiesta por la Gracia, tal como
lo describió Teresa, en el momento de su presencia o de su llamada.
El Verbo finalmente liberado, él
también, os da a hablar no para decir algo, ni justificar algo, ni para
intercambiar, sino mucho más y
exclusivamente, a hacer resonar el Corazón del Corazón.
De manera similar a lo que dijo el
Comendador, vuestras palabras y vuestro lenguaje, que proceden de la palabra y
de la reflexión, no arrastran efecto vibratorio o energético, no tienen
latencia.
El Verbo actúa directamente en la
vibración y en la conciencia de aquel que las recibe o en las circunstancias
directamente.
Por supuesto, durante el tiempo,
habrá a la vez una palabra ordinaria y en otros momentos, la palabra diferente,
la del Verbo. Las diferencias son significativas, no tanto en las palabras que
pueden ser las mismas, sino en la acción vibral y en la conciencia que será en
este caso, en el caso del Verbo, inmediato e instantáneo, proporcionando
también en vosotros, como en el otro, la capacidad de vibrar, la capacidad de
sanar, la capacidad no de explicar, sino de esclarecer lo que está por
esclarecer.
La palabra necesita un aprendizaje
que todos conocemos cuando nacemos en este mundo. El Verbo no necesita de
ningún aprendizaje. Sólo necesita la
espontaneidad del Corazón olvidando el sentido mismo de ser una persona.
El Verbo es pues exclusivo del
Corazón, la herencia de la Autonomía y es el privilegio de vuestra Libertad.
Cuando se manifieste el Verbo,
haréis distintamente y directamente la diferencia con la palabra que sale de la
persona. Porque el Verbo no puede en ningún caso ser disfrazado, en ningún caso
incomprendido, porque no se dirige a las mismas estructuras. El Verbo, como
decía, es el aliento de Vida. Está relacionado a la respiración, al Corazón y
también a la Alegría y a la Paz.
El Verbo no necesita de la
estructura habitual de la palabra, no necesita de ser organizado, no necesita
de ser controlado, no necesita justificaciones, contrariamente a la palabra.
Cuando el Verbo habla, el Corazón
habla y el cerebro se calla y esto se siente muy fácilmente. Los efectos, como dije,
no tienen nada ver.
Si el Verbo está presente, la
Gracia, que yo calificaría de “Teresiana”, estará ella también presente, por
las palabras y las señales que os dio Teresa y que fueron explicadas también
por nuestro Comendador.
Vivir y expresar el Verbo, es
estar en acuerdo total con el Cristo. Porque en el momento en que vuestra
palabra se vuelve Verbo, vuestra lengua es consagrada. Hubo además, en
Occidente, algunos santos que guardaron, más allá de la muerte, una lengua
viviente y visible, incluso cuando los huesos se volvieron polvo.
El Verbo es el operador de toda
creación, al principio era el Verbo, antes incluso que la Luz.
Es esto lo que reencuentran y
reviven hoy.
El Verbo es un bálsamo que se
basta a sí mismo en cualquiera circunstancia de cualquier relación que sea.
El Verbo es pues vivificante y
abre, en cierto modo, unos receptores diferentes de los actuales en el cerebro
y en los oídos.
La palabra es entendida por los
oídos.
El Verbo es entendido por las
células y por el Corazón.
Lo que explica su acción
espontánea lo mismo que su expresión espontánea.
Lo que os podía ser ya conocido en
la creación artística espontánea, en el canto espontáneo, en la danza
espontánea, se vuelve hoy, operativo por vuestra boca.
El Verbo abre, la palabra cierra.
El Verbo es alegría, la palabra es
interrogación.
El Verbo es pues lo que anima la
vida. La palabra es lo que contraría la vida.
El Verbo os restituye en cierto
modo a su vuestra eternidad, incluso antes de la aparición de la segunda
estrella.
El Verbo es también un arma que
pone fin a lo que es dual o falso.
El Verbo no se molesta de
conveniencias, de reglas o del qué dirán.
El Verbo es la expresión desnuda y
pura de la Verdad, independientemente de vuestra persona, de vuestra historia y
de vuestra vida.
El Verbo es también, en cierto
modo, el testigo de vuestra liberación y de vuestra Libertad.
El Verbo eleva la Luz y conduce la
Luz. La palabra eleva y conduce el intelecto, pero no la inteligencia del
corazón.
El Verbo nunca abre un debate o
una discusión, tampoco impone nunca nada, pues es la evidencia de la
manifestación de la Vida y de la Gracia de la Verdad para aquel que es portador
del Verbo.
El Verbo, contrariamente a la
palabra, es reconocido hasta en lo más íntimo de vuestras células y en todas
las capas de vuestra conciencia.
El Verbo alimenta la Gracia vivida
en vosotros y alrededor vuestro.
El Verbo es mucho más que un medio
de comunicación. El Verbo es un medio de comunión, de fusión y de disolución.
El Verbo vincula también el Amor
en cualquier circunstancia que sea, en cualquier dureza de las palabras
pronunciadas. El Verbo revela y desvela las capas más profundas que os eran
inaccesibles.
El Verbo se vivifica de sí mismo .
El Verbo hace también callar la
palabra y callar al mental. Es incluso, diría yo, la antítesis.
El Verbo os conduce también a
vivir momentos de silencio más intensos y más profundos.
Cuando el Verbo nace, cuando el
Verbo se calla por momentos, la palabra no vuelve, queda el silencio y la
ampliación clara de la Luz Vibral que os proporciona la Paz.
El Verbo no sirve a ningún interés
personal y no proporciona ninguna ventaja personal, en cualquier caso que sea.
El Verbo es el Amor en acción y en
manifestación.
El Verbo emitido y recibido no
puede ser confundido con unas palabras que pasan, porque el Verbo, incluso
cuando se apaga, continúa vivificando lo que ha sido vivificado.
El Verbo es sentido en sí mismo.
Él no se molesta de semántica. Él no se molesta con la organización de las
palabras. El Verbo es la expresión directa de la supra-conciencia en el seno de
este mundo, preparándoos a vuestro estado multidimensional, donde ninguna
palabra necesita ser pronunciada y donde el Verbo se expresa directamente en
las estructuras vibrales del Cuerpo de Eternidad.
Al principio era el Verbo y el
Verbo alumbra la creación, la organiza dejándola libre.
Tal vez habéis oído hablar de lo
que fue llamada la música de las esferas o también del sonido del Universo.
Cuando el Verbo nace en usted, el Coro de los Ángeles os acompaña al mismo
tiempo que la Gracia, viniendo a vivificar y a ampliar lo que es pronunciado.
El Verbo está pues vivo. Es la Vida. Es lo que revela. Es lo que decide. Él es
la palabra de la Verdad, incluso en el silencio.
En estos tiempos de La Tierra que
vivís, el Verbo pone fin al engaño de las palabras, al engaño de las promesas,
al engaño de un futuro mejor. Él pone en cierto modo, de manera directa, fin a
la mentira y a la manipulación de cualquier naturaleza que sea.
El Verbo y el Silencio son, en
cierto modo, hermanos. El Verbo y el Silencio ponen fin a la palabra y a los
términos superfluos. El Verbo es el testigo de la verdad manifestada en este
mundo por vuestra Presencia.
Si tomo un ejemplo, mucho más
reciente que el de Cristo, evocaría el que se llama hoy Bidi, que ya decía, en
su encarnación, que sus palabras no podrían fracasar porque eran la Verdad, la
Vía y la Vida, como Cristo, pero a una octava diferente. No dije ni superior ni
inferior, sino diferente.
Cuando la palabra se hace Verbo,
se hace activa, directamente en la conciencia, actuando directamente en lo que
tiene que ser revelado en una circunstancia o en una relación. Él es el aliento
de la Verdad. Él os permite de expresar la belleza de la Vida que se basta a
ella misma.
Las palabras que empleo, por otra
parte, no son más que unas palabras, sino el Verbo en acción y la Gracia en
acción.
El Verbo impone en sí mismo el fin
de las palabras, el fin de las ideas, el fin de los pensamientos. Él revela el
Espíritu en su majestad, en su poder.
El Verbo es entendido directamente
por la conciencia. Es percibido por ella, transmitido por ella al conjunto de
las células de este cuerpo y al conjunto de las estructuras del Cuerpo de
Eternidad.
El Verbo, finalmente, disuelve
todo lo que pueda quedar de creencias y de ilusiones en el seno de vuestro
mundo y de este mundo. Vuestro mundo individual y el mundo de La Tierra.
El Verbo es también el agente de
la Libertad y su testigo.
El Verbo traduce su Autonomía y La
Verdad.
La misma espontaneidad del Verbo
es la garantía de la desaparición de la palabra y de las palabras vacías.
El Verbo, más allá de vivificar la
vida, da sentido a la vida.
Él existe, de la misma manera en
que acabo de hablarles, como un Verbo individual y un Verbo colectivo.
El Verbo colectivo fue llamado, en
muchas ocasiones, los sonidos del Cielo y de La Tierra, el sonido del Universo,
el Coro de los Ángeles, el sonido del Samadhi. Este Verbo se os lleva y os
transporta de manera directa al Corazón del Corazón, en la última Presencia.
El Verbo, en este mundo de La
Tierra y en estos tiempos, es la manifestación más tangible del poder del Amor.
El Verbo, finalmente, pone fin al
juicio y a la discriminación.
El Verbo es también la evidencia
de la presencia de la Luz, que os da a verificar por vosotros mismos, como
hijos ardientes del Sol, el poder de Sanación del Verbo.
Sabéis todos que las palabras
pueden matar mucho más que un cuchillo o que un arma.
El Verbo es el agente de la
resurrección y del despertar final.
En el momento de la activación de
las cinco primeras llaves Metatrónicas, se realizó, más o menos rápidamente, a
escala individual y colectiva, la activación de los cinco nuevos cuerpos y de
las doce Estrellas. El undécimo cuerpo, o Verbo Creador, siempre estuvo
especificado como siendo el último en activarse.
Muchos de entre vosotros
percibieron la activación de este cuerpo, de manera incompleta, hace ya
numerosos años, manifestándose a nivel vibratorio, por el sentimiento de una
vibración que rodea los labios.
El Verbo viene del corazón,
incluso si sale por la boca. Os remito también, para esto, a la simbología y la
eficacia de la abertura de la boca en los ritos egipcios, por ejemplo, que
permite liberar el alma.
El Verbo hoy es así, cuando éste emana
de vosotros.
El Verbo, yo lo decía, es el
hermano del Silencio. Porque cuando el Verbo es emitido, el Silencio le sigue y
es en este momento que la Luz es,
propiamente hablando, digerida e integrada.
La Luz vibral acompaña el Verbo y
manifiesta el Verbo, en vuestras Puertas y Estrellas, y también en vuestro
Corazón.
Más allá de la espontaneidad, el
Verbo es también evidencia, evidencia de su acción, evidencia de su exactitud,
evidencia de la Vida, evidencia de la Verdad.
Al principio era el Verbo, al
final de la ilusión será el Verbo.
El Verbo de La Tierra, lo
comprendieron, son los sonidos de La Tierra.
El Verbo es el sonido de vuestro
Corazón y el Canto de vuestro Corazón.
El Verbo es Libertad y yo lo
decía, libera, resuelve y sana de la ilusión.
Para ver el Verbo en acción,
cuando vuestras palabras se transforman en Verbo, no necesitáis ni explicación,
ni referencias, excepto la espontaneidad y el aspecto vivificante del Verbo.
El Verbo os recordará los momentos
de Silencio que tal vez vivieron en el silencio de vuestro templo interior, que
tal vez vivieron algunos estados de Paz, de Alegría y de Fuego.
Comprobareis también que el Verbo
es un Fuego devorador, no dejando más espacio para la palabra ni para la
mentira en todas las circunstancias.
El Verbo, finalmente, restablece
lo que tiene que ser restablecido: la reversión de este mundo.
El Verbo ya canta, para muchos de
entre vosotros, en vuestros oídos, llamado el canto del alma o el canto del
Espíritu, se manifiesta el Verbo de la vida que canta en vuestros oídos.
El Verbo que expresáis está
grabado en el mármol de la Eternidad de la Vida.
Cuando el Verbo se expresa, no hay
más lugar para la menor ilusión, la menor transformación o alteración de
sentido. La palabra puede engañarles o engañar a quienquiera. El Verbo no puede
engañar a nadie, porque es, como dije, la evidencia. Es también la Vía, la
Verdad y la Vida. Pero el Verbo no es tanto el sonido que escucháis o que
comprendéis. Él supera ampliamente el marco del uso de la palabra y se inscribe
entonces de golpe en la Eternidad.
Y cuando el Verbo se hace
Silencio, entonces todo está cumplido, todo está revelado. La Omega alcanza el
Alfa.
… Silencio…
Hermanos y hermanas de La Tierra,
rindo gracia a vuestra escucha, rindo gracia a vuestra lectura, rindo gracia a
vuestra Presencia y os doy mi Paz.
… Silencio…
Soy Hermano K y en la Gracia, les
saludo.
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