sábado, 18 de abril de 2009

Abandonarse a la Luz: Juzgar o Discernir?

En toda la información que manejamos en nuestra “búsqueda” en el crecimiento y el Conocimiento, encontramos a veces aparentes contradicciones o disimilitudes que nos corresponde analizar, digerir, transformar y convertir en su genuino significado. Ello forma parte de nuestra labor, de nuestro crecimiento. Y, para ello, muy importante es el discernir. Y cómo podemos hacer esto?, pues juzgando, no hay otro camino… Discernir es separar aquello que resuena de lo que no, aquello que puedo absorber directamente de lo que me exige una labor de análisis mayor, a menudo contextualizado, aunado a los signos y asistencia personales que cada uno pueda tener de su Yo Superior y de los seres de Luz.

De modo que cuando nos dicen que no juzguemos, no es eso, literalmente, lo que debemos asumir. Lo que debemos entender es que debemos juzgar desde nuestro corazón, no desde nuestra mente o ego-personalidad. Esto es un proceso sincrético muy personal para cada quien, que se va liberando conforme avanzamos en Conciencia. Y así como este hay muchos conceptos que recogemos por aquí y por allá, pero que debemos someter a una suerte de alambique interno para obtener ese precioso elixir, ese punto exacto que nos permite comprender, avanzar… forma parte de nuestro aprendizaje.

De este mismo modo, Arcángel Miguel nos habla de la importancia del “abandono a la Fuente”, que nos significa por estos días desarrollar. Esto no es más que lo que conocemos como “abandonarse a Dios”. No es más que la frase del Cristo: Hágase Tu voluntad y no la mía…

Es un llamado a una actitud del corazón que debemos desarrollar y poner en práctica especialmente en estos días. Ahora bien, ello no significa en modo alguno ser irresponsables, negligentes o descuidados con nosotros mismos y nuestra situación actual de vida. Por ejemplo, una madre que no se ocupa del cuidado de sus hijos, de su atención y de darles todo el afecto que se merecen, por estar sumida en actividades frívolas, que alimentan su ambición, su ego, es tan censurable como si los abandonara para irse a vivir a la Gran Sabana una vida de ascetismo o para vivir leyendo, o en un solo curso todo el día de asuntos espirituales…

Es así que cuando Arcángel Miguel nos habla del “abandono”, más que de tirar al piso de buenas a primeras nuestro equipaje vital (aunque sí debemos soltar algunas cosas, por supuesto), se refiere a sostener en todo momento una actitud de fe en que el camino de nuestra existencia está en manos y guiado perfectamente por el Padre. Es, más que todo, sincronizarnos con el “dejar fluir”, en un sutil y delicado balance con el empuje de nuestros deseos y de nuestra propia voluntad. Es más o menos como cuando deseamos e intentamos en vano obtener alguna cosa y no se nos da, y por otro lado recibimos bendiciones y provisiones increíbles, casi milagrosas y entonces se nos hace patente que Dios vela constantemente por nosotros. Y no perdamos de vista: PASAR POR ESTE PROCESO DE ASCENCIÓN ES LO MÁS IMPORTANTE EN NUESTRA VIDA. Por eso encarnamos, por eso estamos aquí…

Esto es el “abandono”: ser Uno con la Voluntad del Padre, fluir con ella de la forma más perfecta, con total armonía y felicidad de espíritu, llenos de esperanza porque volamos protegidos, amados y provistos de todo cuanto necesitamos y nos causa alegría y beneficio.

Ya sabemos que no todo lo que deseamos desde nuestro ego, nos resulta beneficioso a un determinado plazo. Aquí entran en juego las apariencias, los caminos del karma, los mecanismos sociales de manipulación…

Y no se trata de estar en una consciencia de limitación, de ascetismo o de escasez… se trata de ampliar nuestro rango de visión y valoración, para mirar y apreciar la inmensa generosidad y el Amor del Padre Celestial, para disfrutar plenamente del camino que nos lleva de retorno hacia El.

También es importante (y exigente) esforzarnos en mantener nuestro “centro”, especialmente en esas situaciones cotidianas cuando inevitablemente debemos confrontar con la obscuridad en sus diversas manifestaciones de egos y situaciones. Es importante no dejarnos arrebatar por el momento, y trabajar nuestras energías emocionales en sublimación para no involucrarnos en dinámicas perniciosas de miedo, rabia, frustración... Esto no significa que debemos ser inertes o estoicos. Significa que debemos tomar decisiones sabias y, en caso que se requiera una actuación firme de nuestra parte, ejercer nuestro poder de manera comedida y hasta el límite de lo estrictamente necesario para no incurrir en excesos (no dejarnos llevar por el Lado Obscuro de la Fuerza…). Además, recordemos que tenemos la divina Protección de Arcángel Miguel y las Milicias Celestiales en todo momento.

Namaste

(YO SALUDO TU ESENCIA DIVINA QUE ES LA MISMA MÍA, EN UNIÓN DEL DIOS PADRE-MADRE CREADOR UNIVERSAL)

“Aunque supiera que el mundo se desintegrará mañana,

yo igual plantaría mi manzano.” Martin Luther King

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