Enseñanzas
Dictadas por El Cristo.
Original
en francés
***
Contenido
Enseñanzas del Cristo
1.
Lectura Vibral Anaël
Audio
ANAEL
ha comunicado las precisiones siguientes, concernientes al estado de espíritu
al cual estamos invitados en la puesta en práctica de estas Enseñanzas, con el
fin de permitir beneficiarnos de manera óptima de su siembra vibral: Como lo
saben, la puesta en resonancia de las Enseñanzas del Cristo es algo esencial.
No
se trata en efecto de dejarlos en el placer sino, todo lo contrario, invitar
literalmente a cada ser viviente de la superficie de este planeta a
impregnarse, si le conviene y resonar a través de estas Enseñanzas en comunión
y en fusión con el Cristo, y en disolución en la naturaleza verdadera del Ser.
Lo
que cuenta ante todo, es la manera en que el ser que se apresta a leer y hacer
vibrar tales Enseñanzas se coloque en consciencia para vivir su lectura. Se
trata efectivamente de una forma de lectura, pero no conviene, sobre todo
aprender a través del antiguo prisma de lectura distanciada, separada de lo que
es leído. Todo esto, desde luego es para resonar y vibrar: eso es lo esencial.
No
conviene sobrecargar la atención en relación al contenido de las palabras
pronunciadas y vibradas, pero efectivamente evitar colocarse en un área donde
se deje literalmente sembrar por el Verbo, sin buscar nada a comprender o
captar lo que es dicho en apariencia.
Sabiendo que desde ahora, existen múltiples maneras, de un punto de vista práctico, de vivir estas lecturas, en voz alta o en voz baja, solo o en grupo, y diría de todas las maneras, que cada uno quiera adoptar.
Sabiendo que desde ahora, existen múltiples maneras, de un punto de vista práctico, de vivir estas lecturas, en voz alta o en voz baja, solo o en grupo, y diría de todas las maneras, que cada uno quiera adoptar.
Enseñanzas
del Cristo.
Fuente: www.accordanceaucoeur.com
Traducción:
Hedyn Núñez
CRISTO
2.
Enseñanza sobre el miedo y la cólera. 23 de junio 2014
Audio
Amados,
yo soy CRISTO.
Vengo
a ustedes hoy para compartir un cierto número de enseñanzas. La primera de
estas Enseñanzas, concierne al miedo y a la ira.
No
porque el miedo no esté presente en ustedes, él no está presente en su entorno.
Esto, desde luego, es efecto de la ilusión que se agrega a otros efectos personales
de estos tiempos, también particulares y separados.
El
miedo no es un misterio. La ira no es un misterio. Estas no son cosas que
escapan al entendimiento. Estas cosas, en este tiempo, y bajo este cielo, son
el resultado de lo que no ha querido verse, ser aceptados, acariciados, por lo
que son en sí mismos.
No
voy a decirles que todo eso es ilusorio, ya que ustedes lo saben. Lo que vengo
a decirles es que todo eso es Amor, porque incluso la falta de Amor es traza
del Amor, un reflejo del Amor.
Así,
que sean grandes en el Amor, ya que de esta Grandeza, del testimonio de esta
Grandeza de Amor, nace la esperanza de una Vida mejor, de otra Vida que no es
esta vida.
Así
que, mis amados, mis Reyes de Amor, abran bien grande los brazos, tan grande como
sea posible, hasta el infinito, porque el Amor todo lo puede, el Amor es todo.
Absorban feliz y levemente, en el amor, todo lo que les es dado a ver, y a
contemplar de este mundo, a través del Amor. No hay miedo que sea demasiado
grande que no pueda ser instantáneamente absorbido por el Amor y disuelto en el
Amor. Recuerden esto, ustedes son el Amor.
Estoy
aquí para decirles que los amo, y que son desde la eternidad, mis compañeros en
el Amor - otra parte de mí mismo, la parte más bella de mí, ¿y cómo el Amor que
yo soy no seria, sino lo que hay nada más hermoso?
Ya
no es el tiempo para dudar de nada.
Ya
no hay más tiempo de decir, es el tiempo de reír, y lo que tiene que decirse se
dirá.
¡Oh!
mis bien amados, mis corazones de Amor, mis Corazones valientes, ¿Cómo lo que
ha creído estar separado, podría estar de otra manera, sino unido? Que en un
mismo Corazón, en el Corazón del Amor.
Yo
se los pido, No estén tristes por cosa alguna. No se entretengan en la locura
de este mundo, en su olvido y su ignorancia. Vean ahí el Amor, ya que este
mundo no está excluido del Amor, ni jamás lo ha estado, propiamente hablando.
Él es una experiencia, una experiencia de Amor, sin otro objetivo que el de
intensificar esta sed.
¿Por
qué intensificarla?
Porque
esta sed desgarra el velo del olvido. Esta sed no es un castigo. Ella es
Misericordia, que marca el regreso del Padre y de sus hijos pródigos. Y la
Madre Tierra, que los lleva, les abre sus brazos y lo llama de mil maneras, con
mil Fuegos.
CRISTO.
3. Enseñanza sobre el miedo último. 27 de junio de 2014
Audio
Yo
soy Cristo.
Vengo
a ustedes hoy, como he prometido, para seguir con las enseñanzas anunciadas.
Vengo
de nuevo a hablarles sobre el miedo, pero esta vez no del miedo paralizante que
impide la acción, que obstruye la claridad de la visión, sino del miedo final,
el que sobreviene en el momento de la disolución - al borde del pozo, como ya
he dicho en mi vida, el pozo en el que hay que saltar, abandonarse, descender y
dejarse morir, desde el punto de vista de la personalidad.
Afrontar
este miedo no es más que un reflejo de coraje: el coraje de decirse, que si
esto se presenta, es lo que debe vivirse, y el coraje de confiar en lo que se
presente, más bien que en la razón; el valor de encontrar en sí el espacio, sin
buscarlo, espacio que no es otra cosa que dejar alejarse todo lo conocido, de
no tener nada para sí mismo y dejar literalmente a lo viene, tomarlos
totalmente, y llevarlos.
Estas
palabras no tienen el propósito de explicar algo. Ellas están ahí para resonar
y invitarlos a oírlas resonar en ustedes, una resonancia de coraje, que no es
nada más que afrontar sus miedos, cara a cara en Abandono al principio
Crístico, el principio que los lleva a la parte olvidada sí mismos - que nunca
dejaron, solamente olvidaron.
El
coraje es como una loción, una loción de Amor que viene al rescate de aquellos
que la piden y la reciben con sólo girar en consciencia, hacia la posibilidad
de recibirla.
No
hay Amor más grande que aquel que recuerda el Amor que somos. La fuerza del
Amor es la fuerza de su llamado. El miedo no es, sino el olvido y la duda que
invita a fortalecer el alma.
No
hay otra salida que el Amor, ya que el Amor está en todas partes, y él es todo.
No
hay otra Puerta que la del Corazón, la Puerta del Corazón es el Santo Grial tan
esperado, y también codiciado. Ya no hay más tiempo para todo eso.
Lo
que el Amor les dice, es abrir su Corazón a todo lo que no es Amor: en
apariencia.
La
Puerta, Puerta de la Humildad, la Puerta del Renunciamiento, se abre totalmente
si ustedes permiten que lo que no es Amor; sea recibido de la misma forma que
el Amor, porque el Amor se reconoce, más allá de los juegos de la dualidad, por
lo que Es, más allá de cualquier división ilusoria en parcelas. Porque el Amor
no se recorta, y no se negocia. El se acepta todo entero, de golpe, en un
momento, en una trascendencia que no es otra que el Abandono, de lo que ustedes
no son.
Entonces,
amados míos, sean el Amor que Son, y no den ningún asidero a la ilusión, o algo
que no sea el Amor. Abracen todo, todos los miedos. De este modo se revelará el
coraje en aquellos con quienes se vinculan, el valor de estar en el Amor y en
ninguna otra parte, y abandonar todo lo demás.
Por
lo tanto, marchen rectos, porque la rectitud no es más que lo que lleva en
línea recta fuera del laberinto de esta ilusión.
No
hay ahí invitación a hacer, u otra cosa que lo que ya están haciendo. Hay ahí
un recordatorio, un recordatorio de la fuerza, la fuerza del Amor, y el coraje de ser
enteramente el Amor.
No
teman, no como voluntarismo, sino como una certeza. Porque el coraje en el
fondo no es otra cosa que la certeza, engarzada en diamantes del Amor,
purificado de cualquier brillo que no sea el brillo indivisible del cristal, que
se mira en el Amor y que ofrece el espejo perfecto para aquellos que se
acercan.
Esto
es, mis amigos, mis Reyes de Amor, hermanos y hermanas míos, lo que quería
decir y resonar en el Amor, esta resonancia de coraje de estar entero - no en
tercios, sino en Triunidad.
Y
así, estar enteramente en el Amor, enterrando todo temor en las Tierras del
Amor, el valor de ser entero- enteramente verdad, y totalmente dispuesto a
dejarse esculpir en un diamante de Amor, diamante de Eternidad.
Esto
es lo que quiero decirles: ofrezcan el espejo perfecto del Amor que se mira en
sí mismo, más allá de las circunstancias del mundo. No miren más que el Amor,
no vean más que el Amor, porque todo es Amor.
Y
cuando un gran miedo surja de las profundidades, de lo que no parece ser el
Amor, den la bienvenida al nacimiento, al grito del Amor que renace al mismo.
Ya que él se ve, pero no se reconoce aun, porque tiene miedo.
Y
el coraje no es más que la rabia de encontrar el Amor olvidado, que nos queda
atravesado en el cuello y la garganta. Este valor es como un grito, un llamado
de Amor a la espera de perforar y traspasar los velos, los remordimientos,
todos los olvidos, todas las penas.
Este
coraje tiene la fuerza de un grito, de esencia Crística. Es el coraje de verse
y aceptarse totalmente, en el espejo abierto del Amor.
Ustedes
son el espejo y son este Amor, ambos a la vez.
Ustedes
son el miedo al vacío y el vértigo abismal marcando esta falta de Amor, y son
la valentía que se invita a sí misma a ofrecerse a carcajadas, en el reír
liberador que hace volar en pedazos el engaño, rompiendo el espejo, al mismo
tiempo que él lo ofrece - reuniendo así las dos caras de una misma cosa que
constituye el miedo de haber perdido el Amor, surgiendo en el momento en que el
Amor finalmente, se encuentra.
No
hay nada más a ver que eso, la fuerza de Amor, cara o cruz. Verla así, es
nutrirla en su totalidad.
El
momento final, vivido como tal, no es otro que el primer grito de Amor. El es
todo Belleza, el revés del decorado. Es la Transfiguración de la persona y
Reencuentros en el Amor.
CRISTO
4.
Enseñanza sobre la Paz. 28 de junio 2014
Audio
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Yo soy Cristo.
Amados míos, yo vengo para proseguir las enseñanzas
que comencé con ustedes. Vengo a hablarles de la Paz.
La Paz no se decreta, ella se vive. Ella vive como una
bandera de Luz, y no como una bandera Blanca.
Ella no es un armisticio, ella es deponer todas las
armas.
No es tampoco algún tipo de arreglo que permite a cada
uno seguir en sus ocupaciones. Puede ir acompañada del desorden más
total, ya que nada le molesta.
Ella es el beneficio final que viene a encajonar a
aquel que todo lo tiene, no prestado, sino todo dado.
Es lo que no se adquiere de otro modo que dando, ya
que ella es el desapego, no la indiferencia, sino la irreverencia, poniendo fin
a las reverencias y genuflexiones en la danza de este mundo, a sus bajezas, a
sus desviaciones - que por supuesto son sólo minucias que no tienen que ser
juzgadas como tales, simplemente, que sólo conducen a una danza renga y
curvada.
La Paz endereza esta danza, porque la Paz no se turba
con adulaciones y seducciones en la danza. Ya que a través de la danza, ella
solo celebra la danza, dejando en Paz los pormenores de la danza, cualquier
cosa que pueda hacerla pesada, desviarla y hacerla tambalear.
La Paz es la verticalidad del danzante que solo marca
su paso allí donde la danza lo invita, ya que la Paz desposa a la
verticalidad por el simple hecho de no desviarse, debido a que la agitación no
existe.
La Paz es el estandarte que extiende sus brazos para
abrazar a quien él invita. Ella flota en el viento sin flotar en su vinculo con
la Tierra, firmemente sujeta en esta Tierra Prometida, este remanso de Paz
interior que ella representa, bien recta, a la vista del mundo exterior.
La Paz no es otra cosa que la ausencia de toda
infiltración de lo que no es Amor, de todo otro efecto que el efecto del viento
que permite al estandarte flotar, y de flamear en el nombre del Amor.
La Paz es la Rectitud que no tiene necesidad de nada
más que de ser la Rectitud, este mástil vertical que lleva el estandarte,
llevando alto los colores del Amor.
La Paz no le da ninguna importancia a lo que no es
Amor, porque el sentimiento de Paz es un vector de Amor que viene naturalmente,
por su contagio, a abrazar en el Amor todo lo que se presente, todo lo que se
encuentre.
La Paz es Estandarte Sagrado del Amor.
Ella es lo que permite y la que invita a rencontrar el
Amor en medio del campo de batalla, en medio de las mentiras, en medio de la
conmiseración, en medio de la venganza: a ella no le importa, porque ella
invita a salir de todos los juegos estériles para regresar a las fértiles
Tierras del Amor.
La Paz es lo que no tiene fronteras y no ofrece botín
a ninguna guerra, ni historia de demarcación, como su única marca es invitar a
la Paz y no de defender a alguien o alguna cosa.
La Paz tampoco milita, ella es Presencia. Ella se
ofrece a los que quieran verla, a los que se aproximan y se dejan aproximar por
ella, abandonándose en sus brazos, cesando todos los combates, ella ofrece lo
que es, en una resonancia que permite dejarse invadir por lo que ella es.
La Paz no es de este mundo, porque la Paz, así llamada
en este mundo, es siempre efímera y no es una Paz verdadera y duradera - salvo
la de los santos que fueron capaces de sostener su paz en sus Profundidades,
llevando la verdadera Paz, más allá de este mundo, ganando entonces la
capacidad de ser un porta estandarte de la Paz.
La Paz es la llamada a volver a sí mismo, para
despertar de los juegos de este mundo, de no querer más las turbias aguas de
este mundo - no rechazándolas, sino simplemente descalificándolas por la
consciencia de lo que es puro y propicio a la Paz, y lo que no lo es.
La Paz, por último, es un regalo, un regalo
maravilloso. Porque la Paz que ustedes ofrecen, se la ofrecen a sí mismos. Y la
Paz que ustedes ofrecen es un Don de sí mismo a mismo, más allá de las
apariencias.
Por lo tanto, sean la Paz, y estén en Paz.
Yo soy CRISTO, y de los reinos de la Paz, yo extiendo
los colores de mi bandera estrellada.
Lo que flota por encima de sus cabezas no es otro que
el Perfume y Fragancias esenciales de esta Paz Real.
Así que, yo los invito a estar en Paz donde quiera que
vayan, porque con ustedes se vincula la Paz y la invitación a la nueva Danza, a
otra Danza, perfecta para anunciar que al final del tiempo de la danza ordinaria
de este mundo, la sucede el tiempo de la Danza del Amor.
No hay necesidad de elegir su acompañante, ya que los
Cuatro Jinetes están ahí, para la cuadrilla, y la Canto del Amor resuena ya
desde hace mucho tiempo de su Llamada.
Esto, mis amados, es lo que quería decirles a
propósito de la Paz.
Los abrazo en el Amor. Hasta pronto, hasta
siempre.
CRISTO
5.
Enseñanza sobre la Alegría. 30 de junio de 2014
Audio
Yo
soy CRISTO.
Amados
míos, vengo hasta ustedes en el Amor que una Madre les prodiga y que un hijo
les testimonia.
Vengo
a continuar, como se anunció, las enseñanzas que comparto con ustedes, no de
una manera didáctica, sino en la resonancia de la Danza del Amor. Hoy vengo a
hablar de la Alegría.
La
Alegría es lo que está por encima de la pena, no para consuelo, sino por
trascenderla, viendo claramente que la pena no es más que una ilusión que nos
mantiene apartados de la Alegría, que somos, naturalmente.
La
Alegría es lo que permite al mundo hacer tambalear los corazones, no en una
forma de romanticismo, de seducción, de reconocimiento o placer, sino porque la
Alegría es lo que mantiene a flote el Corazón que somos en Aguas de calado
profundo - esas Aguas que nos tambalean y nos arrastran al fondo, llevándonos a
las profundidades del Ser, al reconocimiento de nuestra Esencia.
La
Alegría no es una forma de satisfacción. La verdadera Alegría no está en lo que
podemos disfrutar al exterior. La Alegría es un movimiento que parte desde
adentro y eleva al Corazón como un globo aerostático, liberando, en el
despegue, una forma de exaltación sin otro propósito que la experiencia de esta
Alegría
La
Alegría es como una lámpara que ilumina todo lo que está cerca sin distinción,
porque esta Lámpara que ilumina no se encuentra en ninguna otra parte, que en
la Claridad del ser y su Levedad comunicativa. No hay en la Alegría ningún otro
reflejo que el de esta lámpara del Corazón, que ilumina abundantemente todo que
la radiación de la Alegría llega a tocar y acariciar.
No
hay que preguntarse lo que la Alegría procura, ya que ésta no tiene otro
propósito que el de sí misma, es su propio disfrute, ella es la respuesta a su
propio deseo.
Ella
es lo que nos impulsa cuando; desprovistos de intención, bogamos en sus
raudales tumultuosos sin preguntarnos qué va a pasar, ya que el casco del buque
sumergido en las Aguas de la Alegría no tiene ninguna dirección, ni
destinación. Boga verticalmente. Su casco, y su calado de agua, sumergido en el
abismo y los abismales de la Alegría, es su única razón de ser.
Él
es su propio rumbo, esta nave de Amor nada en la Alegría. La Alegría no es
tampoco algo distinto de lo que buscan sin poderlo hallar, ya que lo que están
buscando, y se les escapa, es la Alegría del ser inaccesible.
Y
cuando lo viven, se dan cuenta de que ningún obstáculo, puede venir a romper la
proa de esta nave que navega en la Alegría, porque ésta es una nave de Aguas
que no tiene ningún casco a romper. Ella nada en lo que es, no poniendo ninguna
distancia, ni dejando pared o algún intersticio subsistir, entre la Esencia de
lo que Es, y las aguas donde navega, disfrutando de lo que ella Es.
La
Alegría es eso, es Simplicidad a la que nada obstaculiza, ni separación, ni
distancia ante sus ojos. Ella es derramamiento del Agua a través de la materia,
reconociendo que en el fondo no hay entre las dos, ninguna diferencia. Debido a
que la materia es Alegría, ella es materia para reír. Es el apoyo de su propio
baño de Amor, apoyo que se ofrece a sí misma para disfrutar de este baño, más
allá de todo baño.
Ella
es el soporte de su propio nado en el Amor, soporte que ella se ofrece a sí
misma para gustar este baño, más allá de todo baño.
Así
es la Alegría, no tiene ningún objetivo y ella circula libremente. Ella se
contenta disfrutando lo que ella Es, en el juego de espejo ofrecido por la
materia, por la ilusión de su textura.
Ella
juega con todo eso, y no mira lo que está ahí que es como un regalo que ella se
ofrece a sí misma, como para jugar a desbaratar su ilusión, en un Juego
infinito, que es fuente infinita de Alegría.
La
Alegría no es tampoco la panacea a la que aspiramos. Es un reconocimiento de
nuestra verdadera naturaleza, de lo que está ahí sin esfuerzo - que no nos
pertenece, se nos es dado para disfrutar y vivir simplemente, en la inocencia
del Fuego de la Alegría.
Cuando
se acercan a un ser y están Alegres, esta Alegría que se vive no es otra cosa
que lo que emerge de los abismos de este Océano de Alegría, en la que nadan
unos y otros. Uno no aporta Alegría al otro, uno y otro están en la Alegría, en
el mismo Océano. Tal vez uno lo vive, y el otro no.
La
Alegría es el recordatorio de este Océano de Amor, que, como los barcos, a
veces desorientados, a veces a la deriva, a veces voluntarios y audaces,
navegamos y trazamos nuestro surco. En esta espuma, en el hueco del surco, se
encuentra siempre la Alegría, pero no siempre la vemos. Nosotros pensamos
navegar arriba y poder sumergirnos de vez en cuando, ya que la Alegría es el
Océano, y estas naves, la Esencia que Somos.
Ella
nos inunda cuando dejamos de mantener la ilusión de una coquilla, la ilusión de
que se debe flotar, la ilusión de una dirección a mantener, la ilusión de un
pabellón a mostrar, o a blandir.
Así,
va con la Alegría, ella no necesita penetrarlos, porque ya está allí. La única
cosa que puede separarlos es la ilusión de que ustedes no son la Alegría,
olvidando este Océano Primordial.
Entonces,
¿cómo se despierta la Alegría?
Bueno,
es muy simple: ella ya despertó en ustedes. La parte de ustedes que duerme no
es Alegría, es sólo un velo; el velo de una nave atrapada en vientos
contrarios, en el reflejo ilusorio de la superficie de un mar, atrapados en
aventuras, en los deseos de exploración de superficie.
Cuando
el viento de los deseos sopla con fuerza, el Céfiro los arrastra soplando sobre
las velas de la nave, que parece avanzar, pero estas velas hinchadas sólo los
separan de la Alegría.
No
hay ningún lugar donde buscarla, ella es lo que ustedes Son.
La
Alegría no se encuentra en ninguna otra parte que parando de buscarla,
simplemente aceptando que ella ya nos inunda, y que sólo el movimiento
constante de sus exploraciones de superficie es la que los aleja de lo que ya
Son en la Eternidad.
La
Alegría no es una búsqueda, ni una recompensa.
Tener
el corazón en Alegría, es simplemente dejar de flotar en la superficie del
Océano de Amor que ya Son. No hay que bucear, ya están ahí.
Sencillamente
golpear los velos, hasta agotar el aliento de los deseos, y no llevar más la
mirada a lo lejos, porque todo está allí.
Eso
es infantil.
¿Mamá,
los barquitos que están en el agua tienen piernas? Pero sí, nene, si no las
tuvieran, no macharían. "Hay en esta rima más sabiduría que en todos los
libros de los filósofos.
Así
es con la alegría, ella elude a los que la buscan, y se ofrece a los que la
viven sin hacer la menor pregunta. Esto es lo que yo podría decirles de la
Alegría. Ella es la Simplicidad misma, es la Infancia - no la infancia del
arte, ya que ella no requiere de arte. Ella es la Infancia que se hunde en la
experiencia, allí donde está inmersa. Ser la Alegría, eso es todo.
Es
dejar todas las pretensiones del mundo de los adultos. Es ofrecerse y estar
abierto a la resonancia de una canción infantil, sin hacer ninguna pregunta
sobre el qué dirán, ya que no hay nada de externo en la Alegría. Ella es un
torrente, una risa cristalina, una forma de inocencia. Es la llave del paraíso
reencontrado en ningún otro lugar que en sí mismo, como un lugar encantado para
el cual basta con dejar de dar vuelta la espalda.
La
Alegría no se aporta. La Alegría no tiene puerta. Ella es su propia Llave, es
la aceptación de que no hay nada que encontrar, nada que abrir que ya no esté
abierto.
Así
que estén en Alegría, porque ustedes son la Alegría. Y no traten de llevar la
Alegría, es la Alegría que los lleva.
Sólo
hay que rendirse a la Alegría que Somos - sublime Juego de la Alegría que se
busca en lo que no es, y termina en un estallido de Alegría al darse cuenta de
que ella nunca hubiera podido perderse.
Eso
es la Alegría, ella permanece para siempre. No tiene que ser reclamada o
deseada. Simplemente, hay que saborearla con placer, y nada más, y solo ella
entonces permanece.
Así
es con la Verdad, ya que en la Eternidad solo mora la Alegría. La Alegría es la
Morada de la Eternidad.
Yo
soy CRISTO, y les enseño la Alegría, no como una lección, sino una degustación
de este tesoro, que es en ninguna otra parte es el gozo del reencuentro con la
Abundancia que los anima, y que Somos.
Entonces
juguemos, jueguen en Alegría.
Te
tengo en mis brazos, que no son otra cosa que un Océano de Alegría.
Les
digo hasta pronto.
CRISTO
6.
Enseñanza sobre el Sol. 2 de julio de 2014.
Audio
Yo
soy CRISTO.
Bien
Amados, les doy la bienvenida en mi Corazón, en el Corazón del Uno, Uno con el
Padre, uno con la Madre.
Un
solo Cuerpo, un solo Ser.
Vuelvo
a verlos esta noche para continuar las enseñanzas comprometidas. Vengo a
hablarles del Sol, el Sol que por encima de sus cabezas puede parecer algo
separado de ustedes, pero que no es otro, que el Sol dentro de su Corazón.
El
Sol es como una golondrina, que anuncia la primavera. Pero ésta primavera es la
Primavera del Corazón, esta temporada finalmente develada es lo que estaba
oculto en las entrañas de la Tierra, en el cuerpo de cada individuo,
cuidadosamente conservada en terreno fértil y que brota en respuesta a la
llamada de este Sol.
El
Sol es una borrasca, el viene a eliminar con un golpe de viento lo que
dificultó su expansión, un poco como lo haría, sin vergüenza un pájaro que
juguetea en su nido y hace la limpieza.
El
Sol es una tormenta, una tormenta solar no hace caso de lo que se mete a través
de sus rayos, ya que sus rayos traspasan todo, incluso a la sombra, que todavía
no estaba allí en el momento de su puesta en Luz por el Sol.
El
Sol es un astro, un astro de Alegría que domina como una lámpara para iluminar
la fiesta de los Reencuentros del Amor.
El
Sol no es más que el Corazón ardiente que los saluda desde el exterior cada
mañana, recordándoles que la salvación es interior.
El
Sol no es más que ustedes mismos, en su Corazón, saludando y respondiendo a la
salvación de sí mismos. Lo que el propaga por su calor es la respuesta al
Corazón.
El
Sol es una maravilla que asombra a los niños, pero los adultos se alejan, le
dan la espalda adormeciéndose.
El
Sol es una Casa, del Amor incandescente. Su Fuego ilumina, su Fuego es claro,
porque esta Casa no tiene nada en ella. Ella está disponible enteramente para
recibir a Aquel que viene, como un ladrón, en una oración, a tomar el Corazón
que uno Le ofrece.
El
Sol es puro Amor, nos inunda con sus Ondas, y él riega la Rosa.
El
Sol es una historia que gira en redondo en apariencia, pero el Sol no tiene
historia. El es el punto, la estrofa final, donde se reencuentra el individuo
que ha tomado a su cuidado la Abundancia, dejando partir lejos de él, lo que
trasgrede en esta Danza.
El
Sol es mi timón, es lo que mantiene el rumbo. Él nos lleva, sin forzarnos a la
Luz, donde ella pulsa. EL Sol es como una lanza que viene a perforar el
caparazón que encierra nuestro Corazón, con el fin de liberarlo. Cuando él se
lanza en nosotros, lo que el Sol libera es el Corazón. Es así que el Sol, danza
en nosotros y sobre nosotros. Él viene a llamarnos y recordarnos nuestra
Naturaleza ígnea. Él nos calienta y penetra nuestros corazones para que el
verdadero Corazón brote.
El
Sol es espejo del Corazón del ser que deja transparentar todo su Ardor. EL no
tiene ningún decorado, el toma forma en nosotros mismos y su reflejo ilumina
solo el vacío exterior.
El
Sol nos llama a la Plenitud interior desde sus rayos risueños. Y a veces nos
muerde, porque es tal su Ardor, en nuestro Ser interior, que a veces devora por
el Fuego del Corazón, consume y disuelve lo que es, a través de los rayos que
se lanzan en línea recta en nuestros corazones.
El
Sol es el Corazón que se llama a sí mismo, y consume todo lo que no es él
mismo. Ya que el sol brilla por su propio Amor, y desde él nos llama, al
corazón de nosotros mismos.
El
Sol no es otro que el ojo de la aguja por donde toda cosa se da vuelta, hacia
donde el Amor brilla, en su Fuego dado vuelta y en apoteosis, de Alegría
rencontrada en Retorno.
El
Sol es el Punto Central del Ser, desde donde todo viene y dónde se hace día, la
Nueva Aurora que llega sin rodeos, para anunciarles el Día en que llega un
Nuevo Cielo.
El
Sol es el Verbo Creador, el nos habla el Lenguaje del Corazón. El Sol es un
Vibrante llamado que sólo escucha, a los que tienen un corazón lo
suficientemente grande para sepultar su cabeza en el espacio que se abre hacia
adentro, dejando la maraña inútil de problemas para encontrar al Niño, que se
desliza con agilidad y delicia en su Eternidad.
El
Sol es quién viene a decir a ustedes, de estar listos a soltar todo deseo,
porque lo que viene desde el Corazón, desde el Ser, poniendo fin a lo que no es
el Ser. El los quema para devolverlos intactos al Amor, que es el único pacto
que el Corazón reconoce y honra. Todo lo demás quedará fuera.
El
Sol es el Guardián del Templo que guarda numerosos tesoros.
El
Sol es la llave del Reino, aquel donde el hombre es el Hijo del Cielo. Él
indica, cada día que irradia, que no hay nada que el Cielo no perdone. Ya que
el Amor, el Sol nos lo da cada día, que del Cielo él irradia.
El
Sol es una melodía que resuena más allá de nuestro oído. El entona un Himno
increíble, en silencio, a la espera de nuestro sí, para entregar a nuestros
ojos asombrados, el Secreto que nos estaba prometido, secretamente en nuestras
almas dormidas, el Brasero de donde surge la verdadera Vida.
El
Sol es el final de la historia que se revela como siendo ilusoria. El destruye
lo que no tiene existencia, e invita con insistencia a Volver a la sublime
estancia, que es el Amor donde el guarda la Esencia. El Sol es este Astro
sagrado que maravilla a esta parte de la humanidad, que siempre ha sabido
conservarlo en su Corazón, con el fin de volver a la Esencia que es la Verdad -
y el Ardor es su naturaleza ígnea.
El
Sol, por lo tanto viene a recordarles que el Cielo es del otro lado. El
enciende lo que debe transparentarse para dejar el paso a vuestros Seres - que
en la Eternidad, pueden colarse por la puerta del soleado Corazón.
El
Sol es la Verdad del Corazón, por largo tiempo olvidada.
Yo
soy CRISTO, y vengo a ofrecerles el Sol de la Vida Eterna.
Yo
los inundo de los rayos brillantes del Amor que nosotros Somos, en el Agua y el
Fuego reunidos que forman el Ser, más allá de toda forma del Padre y de la
Madre, en un hijo querido. Este Niño, es el Amor que da encanto a sus Corazones
reunidos.
Yo
soy CRISTO, yo soy el Sol, y el Hijo, y el hilo que los llama a la Vida.
CRISTO
7.
El Anuncio y la Anunciación. 5 de julio de 2014
Audio
Yo
soy CRISTO.
Vengo
a ustedes esta noche para entregar la continuación de las enseñanzas
comprometida con ustedes. Vengo a hablarles del Anuncio, y de la Anunciación.
El
Anuncio es un proceso por el cual lo que estaba oculto, un día es
repentinamente revelado.
El
Anuncio es lo que permite redescubrir lo que había estado cubierto con un velo
opaco, obstruyendo la Claridad del Cielo y le impedía llegar a ustedes, en este
mundo.
El
Anuncio es lo que ofrece a la consciencia la esperanza de la posibilidad de una
Redención.
El
Anuncio es lo que viene, literalmente, a tirar abajo los subterfugios, y los
procesos maliciosos, de malversación, con el fin de hacer brillar un día, la
Rectitud de los rayos del Sol, que nunca se desvían de su objetivo interno, en
el Centro de nosotros mismos.
El
Anuncio es lo que viene a perforar la cortina, la tela de mentiras, en las que
este mundo ha estado envuelto, tal como un teatro donde se actúa, en el que uno
pone un telón de tela tan rígida, que no se puede levantar entre cada escena.
El
Anuncio es levantar el telón, precedido por tres golpes, o por golpes sucesivos
que lo anuncian.
El
Anuncio es un tiempo de gran Recogimiento y gran Alegría a la vez- Recogimiento
por lo que viene, y que aun es desconocido para la mayoría, y la Alegría de
asistir al Anuncio, que para quién ha entrado en el teatro, no hay tiempo más
palpitante que la subida del telón.
El
Anuncio es una mascarada para aquellos que no han visto el teatro, para los que
no han tomado consciencia de la ilusión del teatro, ya que el Anuncio pone al
día y tira abajo algo, que a los ojos del espectador simplemente no existe, ya que
no se reconoce como tal.
El
Anuncio consiste en tirar abajo los muros de una prisión, una prisión de
vidrio, este vidrio es invisible para la mayoría de los humanos, aun hoy. Pero
el Anuncio se abate sobre el vidrio y lo hace volar en pedazos, con un ruido
estruendoso, esta estructura invisible se derrumba y así, revela su presencia
ante los ojos de todos.
El
Anuncio es como un martillo que golpea con fuerza sobre la mesa y el tablero.
El martillo golpea tres veces antes de adjudicar, finalmente, lo que debe ser.
El
Anuncio no es el final, el anuncia el Comienzo, una nueva Historia, pero que no
se inscribe en el escenario de teatro, porque el Anuncio hace llover sobre el
teatro, lenguas de Fuego que anuncian la Verdad del Fuego.
El
Anuncio viene a hacer cenizas todo lo que está mancillado, todo lo pegado, todo
lo que está encubierto, toda forma de obstrucción al Paso de lo que debe pasar
para llegar al mundo y Liberarlo.
El
Anuncio es lo que viene a golpear el teatro de estos golpes repetidos para
señalar, en tres Actos, que los actos representados en este teatro han
terminado, y que el teatro desplegado va a ser replegado, y los pliegues muy
marcados arriesgan ser desgarrados, si no se dejan simple y dócilmente,
replegarse.
El
Anuncio viene a meter bajo cubierta todo lo que ella ha descubierto, para
evitar perjudicar o obstaculizar el buen desenvolvimiento de lo que sigue a
este Anuncio.
El
Anuncio es la apertura de un Baile, no de vestidos, ya que se ríe de los trajes
de teatro.
El
Anuncio es una puesta al desnudo de lo que viene a obstaculizar la Levedad del
Ser, para despojarlo y quemarlo.
El
Anuncio es un ordenamiento, en el orden natural de las cosas, para permitir que
lo que yacía escondido bajo el peso de la infamia, ponerse de pie y felizmente
pisotear los restos pulverizados de la prisión de vidrio, esbozando así, el
primer paso de la Danza.
El
Anuncio es lo que viene a revelar a la vista de todo el mundo, lo que estaba
oculto, disimulado, de manera más o menos hábil, más o menos torcida, de modo
que sólo permanezca, la Claridad y la Verticalidad.
El
Anuncio no se inquieta con forma alguna de precaución, ya que el Anuncio se
produce cuando se han tomado todas las precauciones, para asegurarse de que
permanezca intacto, tras los golpes del Anunciación, que es lo que debe
permanecer intacto.
El
Anuncio es como una corneta retintineando en el campaña, que parece surgir de
la nada, salvo para los que están esperando este Anuncio.
El
Anuncio no es más que el Anunciación de un acontecimiento feliz, la de un
Renacimiento que pasa través del desgarro de los velos y de todas las prisiones
del teatro. Debido a que el teatro ya no es - y nunca lo ha sido, pero para
aquellos que están atrapados en el juego, aunque ilusorio, debe ser eliminado.
Entonces
lo qué solo fue polvo ante los ojos, vuelve a ser polvo.
De
este modo lo que era esa red de mentiras está deshecho, quemado, reducido a
cenizas. Porque lo que no tiene lugar delante de la Verdad, naturalmente,
vuelve a su inexistencia.
Ya
que la ilusión de un juego que fue tolerado no puede subsistir, desde que el
telón se levante, no en el primer acto, sino al final de todos los actos.
Todos
los actos son representados, como bien lo dice el Anuncio, no como un juicio,
sino como una pesada de lo que el Corazón ha querido consumir.
Aquellos
cuyo corazón se eleva en forma de espasmo por haber ingerido tantas mentiras,
son invitados por el Anuncio, a hacer ayuno de ilusión.
Aquellos
cuyo corazón se eleva de Alegría al escuchar el Anuncio, son invitados a
Danzar, sin frenarse al sonido de esta Anunciación.
Este
Anuncio no viene a separar a unos de otros, el viene a revelar dónde están
colocados, a través de la forma en que reciban este Anuncio. Lo que separa a
uno del otro, no puede ser sino la ilusión de esta separación, nacida de la
identificación con la representación de teatro, que llega a su fin, revelando
así la farsa.
Solo
hay en el Anuncio una última advertencia, para quienes quieran oírla, es de
apartarse y mantenerse alejados de lo que no es Verdad y que solo es un juego
que ha durado demasiado.
Por
tanto, amados míos, no vean en el Anuncio ningún castigo, sino sólo una
Revelación, pero ésta Revelación sublime contrasta de extraña manera con el
estado del mundo que ilumina.
Esta
Revelación no es otra que la Revelación del Amor, en un mundo donde el Amor
siempre ha estado presente, pero donde el oscurecimiento de los velos y el
juego que se jugó, ha creado una especie de zanja franqueable, solo con este
Amor.
El
Anuncio no viene a colmar esta zanja, el viene a mostrarles hasta qué punto la
cavaron en ustedes mismos. La profundidad de la zanja, tal como la viven, es
sólo el reflejo de la distancia que han puesto, en ustedes mismos, con la
Verdad.
El
Anuncio no es tampoco lo que libera de toda obligación, de continuar y
completar lo que todavía debe hacerse en el terreno del juego final. Ya que el
Servicio a la Luz, que viene alumbrar y disolver lo que se debe, debe ir
acompañado de una danza que viene a revelar los motivos escondidas sosteniendo
la ilusión y que forman una trama sutil, que viene a sostener la ilusión
menguante y amortizar su disolución.
Así,
la transición necesita una Danza, que se desenrolle desde una bobina invisible,
pero donde los pies caminen aun en esta ilusión.
La
Ascensión de la Tierra crea esta obligación, que no es otra, que el sentido de
Servicio, y de una Alegría espontánea manifestada en la Tierra, de lo que la
Tierra vive, y a lo que están invitados a vivir en la Fraternidad rencontrada.
El
Anuncio es la señal, de una estampida para aquellos que no quieren Danzar y
hacen banda al margen de la Danza colectiva de la Unidad recobrada.
El
Anuncio es una advertencia que no se dirige a nadie, si no a la ilusión de ser
una persona.
Ella
viene a desanudar el hilo de la intriga y de exponerlo para que ustedes sean
Libres.
El
Anuncio es todo eso y el está a su puerta, no es para que la cierren por miedo
a lo que se anuncia, sino para abrir la Puerta, sólo a lo que debe entrar.
El
Anuncio viene a ustedes, dígnense escucharlo. Ya que la Buena Nueva que ella
anuncia es librarlos, y el tiro de advertencia siembra la Verdad en el Corazón
de cada ser que está preparado.
Yo
soy CRISTO, y les entrego el Anuncio, que restablece la Verdad. Yo los llevo en
mi Corazón, así como llevo este Anuncio, Anuncio liberado, que libera los
Corazones.
Yo
soy CRISTO, y les Anuncio el Amor rencontrado.
CRISTO
8.
Enseñanza sobre la miseria. 7 de julio 2014
Audio
Yo
soy CRISTO.
Vengo
esta noche para continuar las enseñanzas como me he comprometido con ustedes.
Hoy vengo a hablarles de la miseria.
Ser
miserable, no es estar abatido en modo alguno viendo lo que se está
desarrollando ante sus ojos y diciendo que eso no es justo, y que el Cielo ha
querido reservarles esa suerte de destino.
Ser
miserable, no es tampoco lamentarse de lo que no se tiene, o lo que hemos
perdido, porque esta miseria, incluso si ella se experimenta como real, es
exterior al Somos.
Ella
es un reflejo de la riqueza interior que no encontramos, como, y que nos deja
jadeantes en la vivencia de una carencia ilusoria, porque miramos hacia el otro
lado, ahí donde lo que creemos encontrar no puede estar, sino sólo un espejismo
producido por el reflejo de lo que hemos proyectado al exterior, a falta de
vivirlo en el interior.
La
miseria no son las imágenes que les llegan de catástrofes, de hambrunas, de
sufrimientos, porque incluso si ésta miseria no es deseable, como tal, ella es
sólo un reflejo de una necesidad, que se manifiesta al exterior por la falta de
Amor que asola el ser interior.
La
carencia no es una fianza moral dada a aquellos que pretenden combatir la
miseria, porque este tipo de artificio es lo que les permite mantener la
miseria.
La
pobreza sobreviene porque ella arroja luz sobre quien es miserable y debe ser
alimentado y curado, no desde fuera, sino desde el interior, pero la Puerta
está cerrada, la Puerta desde donde proviene todo alimento y toda curación.
La
miseria es una película que se rueda de fondo. Que el hombre cree llenar, para
colmar un vacío. El hombre quiere esquivar el efecto boomerang de sus miedos, y
él piensa controlar lo que solo resulta de su error.
Combatir
la miseria puede ser encomiable ya que los buenos sentimientos valen más que la
fría indiferencia, pero la miseria no es algo que se puede remediar desde
fuera, si no vemos lo que la ha generado.
La
pobreza es una invitación a no vivirla más, no en compensación de lo que
conlleva, si bien aportar todos los bálsamos para la miseria es bueno, ella no es
una cosa curable si no vemos que ésta miseria parte de nuestra forma de ver,
que nos muestra el lugar dónde está nuestra miseria. En este juego de espejos,
lo que falta en nosotros mismos es la clave para ver que no hay anatema, solo
una sed de poder que nos aleja de nosotros mismos.
Debido
a que la miseria está ahí en el fondo de nuestro corazón, que hemos cerrado por
miedo o resentimiento, a la posibilidad de dejarnos penetrar por eso que nos
negamos a ver en nosotros mismos, ese agujero negro, hace de nuestra
desesperación la ilusión de estar perdidos o abandonados. Pero esta falta de
Esperanza, es en el fondo, el abandono de lo que ya Somos a favor del juego de
la ilusión.
La
carencia no es más que esta elección, el desvío es la mirada que nos aleja de
nosotros mismos, y cada paso que damos en la otra dirección, aumenta el
sentimiento de pérdida de lo que éramos. La infancia recuerda que todo ya está
ahí, pero a la edad de adulto el olvido a menudo, se consagra a armar
estrategias y paliativos con el fin de poder vivir un día lo que ya está ahí,
desde luego cuando uno se abre.
La
carencia no es un castigo por alguna falta. Ella viene a señalar lo que debe
ser comprendido, el error que debe ser visto y solo es un error de punto de
vista, un error de distancia puesto por nosotros mismos, como un
distanciamiento que nos lleva a errar, por caminos extraños que nada nos obliga
a seguir, pero que podrían seguir por tiempo incalculable, durante eones, si el
curso de la historia no se encarga de decirles, que avanzan hacia atrás.
La
miseria no es contraria a la Alegría, ella es su Llamado, a la vez el más
vibrante y el más desgarrador. Ya que ella nos lleva a veces, hacia un gran
traumatismo, para que finalmente veamos lo que ya está allí, en nosotros, esta
Plenitud de Origen que nosotros vertemos al azar y de mil maneras, negándola
hacia el exterior, donde en el juego de la consciencia, nos encontramos cada
vez más aspirados e hipnotizados por la ilusión, que no es sino el decorado de
un juego donde nos miramos al revés.
No
existe ahí una lección que alguien quiera dar, o alguna reprimenda, es sólo el
resultado de una forma de inclinación de la consciencia que los hace rodar por
la pendiente, más rápidamente, en el otro lado del paso, que se abre del lado
de la vertiente desierta y no del valle fértil.
No
hay nada a fuera que los empuje a correr - al menos que ustedes persistan en
creerlo - porque todo lo que fluye en su vida fluye de una Fuente interior, y
ustedes son co-creadores de todo lo que les pasa. Y todo lo que les cae encima,
es solo una caída interior entre el lugar donde están llamados a morar, y allí
donde permanecen.
No
hay nada más que ver que este Juego del espejo, que los despoja sin cesar de lo
que es ilusorio, invitándolos a aligerarse y elevarse por encima de todas estas
historias proyectadas.
La
miseria es un golpe de fusta, dado bruscamente, que no es para culparlos, sino
para vigorizarlos. Si parece agudo, es para que contacten que hay en estos
tormentos una forma de absurdo.
La
carencia es eso, una forma de mal menor. No nos dice otra cosa que dar la
vuelta, para volver a nosotros, como si ella tratara de repugnarnos por seguir
buscando lo que no está donde buscamos, y nos invita a ver la realidad del
desierto de nuestras vidas donde no fluye ninguna fuente, desde que nos
cortamos de la de su jardín interior.
La
pobreza no es placer, para quién no ve más que miseria. La miseria no es
tampoco Alegría de quien ve, más allá de este estado, por supuesto ilusorio de
la historia, el recuerdo del Amor - la invitación a volver a sí mismo, al
Despertar del Ser - para abrir la Puerta a Si mismo, porque el sufrimiento
ilusorio se vive como real y no hay indiferencia en relación a eso. Sólo
permanece el contacto con lo que surge, incluso en el terror, que no pide nada
más que ser aceptado en sus efectos, dejando despojarse, dejando partir lejos
de sí, lo que los ataba.
De
este modo se van aliviando, tal como se propone a los que aun están atados a
tantos fardos y pesos, que arrastran en la ilusión donde que permanecen
pegados. Este enfoque radical apunta a erradicar lo que empuja al ser en la
dirección que no es. Su fuerza es el testimonio, de la Fuerza llamándolo a lo
que él Es. Así que no hay nada que rechazar, sólo ver y aprovechar esta
oportunidad, la oportunidad que se brinda de capitular, dejando morir lo que
los aleja de la verdadera Vida, dejando a lo que se da vuelta, volver a su
lugar.
Yo
no vengo para consolarlos de algo, porque lo que se propone vivir, es
exactamente lo que ustedes han elegido para lograr volver al lugar. Porque en
la Verdad, que nunca han olvidado, simplemente, ustedes experimentan lo que les
permite ir a donde han elegido ir.
Entonces,
decir sí a la miseria, sin someterse a su ley, pero viendo bien por detrás, que
todo esto, sólo sirve para que puedan ver lo que ustedes Son y lo que no son.
Así
que dejen caer los hábitos de carencia. Aprovechen esta oportunidad de
trascender todo esto, con el coraje de no tener nada más que lo que ustedes
Son, más allá de todo este cine.
Yo
soy Cristo, y les muestro la miseria, como resultado de la carencia de lo
ustedes ya Son. O corren por todos lados para atrapar las sombras de lo que no
son, o lo ven y hacen de la miseria un torrente de Alegría. Porque en la
miseria, bien en el fondo del agujero, se encuentra el lugar desde donde
partieron al revés, como para terminar su carrera en el decorado. Este agujero
no es donde los entierran, sino donde se cruza el paso que separa el desierto,
de lo que ustedes ya Son. Por lo tanto no hay que volver los pasos atrás, ni
rehacer toda la ruta al revés, sino solo soltar lo que no son.
El
cruce, entonces no se remonta de nuevo: él es un Pasaje que no vemos. Basta
solo con dejarse caer en el vacío, que no lo es realmente, dejando los terrores
de
superficie detrás de sí y todos los demás problemas, para darse cuenta que al fondo de esta noche oscura, el Sol ya brilla. Porque en este juego de espejos, lo que se anula es solo la ilusión de la noche, y el miedo a lo oscuro. Es sólo la desesperación de no Estar en Vida.
superficie detrás de sí y todos los demás problemas, para darse cuenta que al fondo de esta noche oscura, el Sol ya brilla. Porque en este juego de espejos, lo que se anula es solo la ilusión de la noche, y el miedo a lo oscuro. Es sólo la desesperación de no Estar en Vida.
Para
cruzar este paso no hay que elevarse, sólo hay que deslizarse como en un
tobogán, por la pendiente natural donde los llama vuestro Ser. Esta pendiente,
los conecta como una cuerda, al Hilo de la Vida. Así que esta miseria se vuelve
Misericordia, y la Puerta de atrás es un Camino Real. No hay ningún misterio
ahí, sólo hay que ver el Emisario que se esconde detrás de la miseria.
Yo
soy CRISTO, y los insto a ver en el fondo negro de la miseria, la mascarada que
los ha hecho creer eso.
Estoy
aquí para todos, en el marco de la Puerta, donde espero que ustedes den el
paso. Este paso es interior y él es como un salto en el vacío, dentro de sí
mismo, para caer en mis brazos, que no son otros que los brazos del Amor que ustedes
Son.
Yo
soy CRISTO, y les pregunto, ¿cuándo van a soltar esto? Si ni siquiera hay un
salto a dar. La impresión de la altura es sólo un reflejo de todo a lo que
adhieren aun en la ilusión, y que juega a asustarlos. Y quién cree caer, es
solo la parte de sí mismo que se atreve a dejar caer lo que los corta de
ustedes mismos, al Ser de Abundancia, que han sido desde siempre.
Yo
soy CRISTO, y les digo: no hay ni pequeña ni gran miseria, sólo hay Amor.
CRISTO
9.
Enseñanza sobre la Resurrección. 11 de julio de 2014.
Audio
Yo
soy CRISTO.
Mis
bien amados, vengo a ustedes hoy para continuar con las enseñanzas que me he
comprometido. Vengo a hablarles de la Resurrección.
La
Resurrección no es una forma de sacrificio, ella es lo que sigue a la ilusión
de sacrificio que lleva a la Vida Eterna.
La
Resurrección no es el fin del ser, ella es lo que le permite encontrar la
Esencia de lo que él Es, más allá de la vanidad de los juegos de la persona,
vanidad de lo que es vano, vanidad que no es el vino que celebra la Eucaristía
- que es la ofrenda del pan dado al ser para elevar a la carne, más allá de
toda carne.
Esta
vanidad no es un problema en sí mismo, aparte del hecho de que los separa de lo
que ustedes Son en Verdad, porque los sumerge en una avaricia del yo que los
aleja de la oportunidad de salir de ese juego.
La
vanidad no es un salvoconducto. Ella no lleva a ninguna otra parte, que ahí
donde ya están, tal vez, en el seno de una persona que sólo pide inflarse en
proporción a sus deseos de control y de miedos.
La
vanidad es una pretensión de ser lo que no son, que se acompaña de un deseo de
mostrar sus bíceps, su grandeza, sus méritos, mientras que allí dentro lo que
hay es un vacío que se miente a sí mismo. La vanidad los lleva a ser otra cosa,
hasta que el estallido que se produce tarde o temprano, ya que no hay espacio
en la Creación que tolere que lo que no es Verdad pueda indefinidamente
continuar su expansión.
La
vanidad es el principal obstáculo para la Resurrección, ya que se vuelve y
tiende a ir en otra dirección, en la que da la espalda a lo que ya Es.
Resucitar no es otra cosa que el Abandono de este error de dirección,
suscitando con la realización de este error, un movimiento natural del ser que
consiste en principio, en parar de alejarse.
Resucitar
no es provocar una vocación, porque cada vocación no es más que una evocación
de otra perspectiva de convertirse en lo que ya Somos.
Resucitar
no es tampoco, suscitar en nosotros algo nuevo, sino sólo recordar algo
olvidado. La Resurrección es ese "paso" que se nos invita dar, no un
paso hacia otro lugar, sino hacia dentro de sí mismo. Esto no es un camino
cubriendo una distancia, porque sólo el desplazamiento de la consciencia crea
la perspectiva.
No
hay montañas a subir, no hay que probar su coraje. Simplemente tienen que ver
este desplazamiento como lo que es, y este Reconocimiento es lo que los lleva
ahí donde moran. No hay en este amén más que Humildad, que acepta que todo es
dado a ustedes, y que su único error es no verlo.
Solo
deben aceptar esta Simplicidad, o no aceptarla, es como ustedes quieran.
Pero
no hay nada más que valga la pena, en ustedes, de ser resucitado, porque todo
lo demás seguirá, naturalmente, cada uno a su ritmo, al ritmo de sus pasos, en
esta marcha interior que es redescubrir de lo que ya está en marcha.
La
Resurrección es milagrosa solo para los que creen que eso no existe. Esta
creencia es una reja colocada en la puerta del castillo donde reside el
Espíritu. Ella cierra el acceso con más seguridad que un inmenso ejército.
La
Resurrección es el Abandono definitivo de estos juegos de espejo donde la
persona contempla, en la ilusión de lo que ella cree ser y de lo que piensa
imposible, o que, desde su punto de vista, no lo concierne.
Resurrección,
es remitir su Espíritu a lo que Él ya es, para que pueda revivir la Verdad de
que no hay ninguna "persona", de que ahí no hay nadie. La Verdad
entonces, es una muerte simbólica, que es lo que hay que aceptar porque no es
nadie. Ella no tiene que desearse, porque esta Verdad está ahí desde toda la
Eternidad: ella solo debe abrazarse, eso basta para fundirse.
Así
que dejen de correr. ¿A dónde van corriendo así?
¿Creen
ustedes que la muerte no los espera? ¿No ven, que esta creencia proviene de lo
que ustedes no son?
No
hay pues que resucitar lo que ustedes ya Son, siendo que no hay nadie más. Ahí
está la Humildad, ver que de hecho, lo que desaparece es polvo, polvo de
Eternidad, y que solo puede caer en el fondo de la tumba, la ilusión de haber
nacido.
La
salida de la tumba no es un renacimiento. Esos son Reencuentros con lo que
ustedes son desde la Eternidad, y que nunca ha nacido y no morirá jamás.
En
estas palabras hay una tierna resonancia, porque mi Corazón los llama. Yo
siempre he estado allí, al otro lado del velo de la ilusión, y en el presente
estoy más cerca que nunca.
Yo
soy el Cristo y les enseño que la Verdad siempre ha estado ahí, y que la
Resurrección es solo la desaparición de la ilusión de la persona.
Yo
soy Cristo, y vengo a erigir el Templo, como lo había prometido, a los que
responden a la llamada y dejan de lado toda ilusión. Mi Espada de Verdad viene
a cortar lo que queda como apegos ilusorios - no para liberarlos, sino para que
reconozcan su propia Libertad.
Yo
soy Cristo, y les envío un grito de Amor para que despierten a la Verdad, y que
resuciten de entre los muertos que circulan en ronda en el juego de la ilusión.
Los
amo y los espero.
CRISTO
10.
Enseñanza sobre la sacralización de la Materia por el Espíritu. 17 de julio
2014
Audio
Yo
soy Cristo.
Mis
amados, vengo a ustedes como se acordó para completar las enseñanzas que he
iniciado con ustedes. Vengo a hablarles de la sacralización de la Materia por
el Espíritu.
Yo
soy en una especie de paralelo y de paradoja a la vez, porque lo que soy, no
puede de ninguna manera pretender vivir en la materia, donde yo no estoy
actualmente presente, pero soy al mismo tiempo el que insufla la materia lo que
le permite estar presente en el Espíritu.
Yo
soy, por lo tanto el principio que anima esta materia con el fin de restituirla
al Espíritu, que no tiene ninguna necesidad de ninguna materia.
Yo
soy lo que no tiene comienzo ni fin, ya que el Espíritu es eterno. Y soy al
mismo tiempo lo que da nacimiento a lo que nunca ha nacido, pero que deseaba
contemplarse en un juego de espejo infinito permitiéndolo descubrirse, siempre
más, en sus innumerables facetas.
Yo
soy el principio que gobierna y anima lo que, en efecto no necesita de gobierno
y que es la Vida, antes mismo de que yo intervenga.
Yo
soy el principio que sólo apunta a suscitar esta Resurrección de lo que ya es,
y que sin embargo juega a olvidarse para mejor perderse en el espejismo en
abismo de las facetas del Uno. Y resurgiendo entonces desde la vorágine de este
olvido, de estas mazmorras infinitas, yo opero la maniobra de regreso que lleva
al Padre, porque de esta maniobra que depende el Despertar. Y la única cosa que
se obra es un tenue hilo, pero inalterable, que los trae a ustedes de vuelta
desde donde estaban inconscientes.
Esta
pesca milagrosa no es nada más que una boca que por fin se destapa para
permitir la llegada, desde su garganta desplegada, del anzuelo de su alma,
diciéndole que es el momento de salir de las aguas bajas donde juega a nadar
para revivir las Aguas claras del Ser inmaculado.
Este
es un Ser sin manchas que puede penetrar ahí. Así que no hay ningún lugar para
quien no se ha lavado en el baño de las Aguas lustrales que vienen a
prepararlo.
Así
es el pez que se pesca por medio de este hilo: el tiene su propio anzuelo
enganchado en su alma, y solo tiene por cebo lo que viene a estrangular su
deseo de entreabrir esta boca hambrienta, sedienta de esta Agua, de la que no
puede nutrirse porque se baña en ella sin descubrirla.
Así
es el pescador, el se pesca a sí mismo. El pez que él desea envenena su alma,
porque este pez lo atrae allí donde la boca es demasiado estrecha, la garganta
es demasiado cerrada, por la avaricia de quien quiere capturar y poseer, y por
el miedo a verlo escapar.
Entonces
el pescador se apresura, se da prisa para ir hacia el lugar donde él nada puede
remontar a la superficie que no sea su propio error, tal como se refleja en el
espejo de la superficie del agua.
Y
no hay nada que agarrar con una caña de pescar, si esta caña no se apoya en
otra cosa que su propia rectitud. Porque esta caña debe ser como el bastón del
peregrino que marcha, y que se apoya solo sobre el eje de su propia marcha.
El
es flexible y rígido, los dos a la vez, este bastón que impide incluso el más
mínimo paso en falso, ya que con su firmeza se encuentra el tenue hilo que sube
hasta mí.
No
hay en esas líneas más que una humilde pesca con caña, que les muestra que este
tipo de pez no se pesca más que en el lugar donde no hay carnada. Porque el
deseo impide que el anzuelo vuelva a meterse en el lugar donde el hilo se ve, y
donde la filiación se hace evidencia, de sí misma y tira el molinete donde
danza el pescado.
Ho
hay pesca milagrosa para el que cree que es necesario un anzuelo puesto con sus
dedos al extremo de ese hilo que el pez no ve. El anzuelo ya está ahí, y espera
su momento. El hilo no se ve para no molestar al nadador.
Y
que la caña sea derecha sólo depende del celo con el que el pez aspire a
remontar el hilo de su historia, que él mismo dejó desenrollarse para poder
olvidar que no puede hilar que en línea recta con este hilo.
La Materia es sagrada, ya que
ella está tejida con hilos enlazados sin percibirlo, y los patrones que ella
teje son dirigidos por la Belleza de eso que no podemos ver.
La
Materia está bordada de múltiples maneras, ya que viene a disponerse sin que
nada impida lograr lo que ella quiere realizar.
Ella
teje sin agujas, ni bastidores, y nada puede venir a desviar el brazo de su
oficio. Ella se mofa del pescador, ya que no hay nada a pescar que ya no esté
incluido en su trama dorada.
La
Materia es soberana, ya que ella es la tela donde vienen a imprimirse los
motivos de nuestras vidas. Ella ya es Sagrada.
El
anzuelo suelto abre el alma al Espíritu, que recupera el hilo de Ariadna que viene
a revelarle la trama inaudita donde su historia es tejida.
La
Materia es sagrada, y el Espíritu recobrado encuentra en el Materia eso a lo
que se consagró, percibiendo entonces ya que lo que es desarrollado es como un
hilo de oro que participó bordando las tramas, de una intriga, los motivos de
un tesoro que se refleja sin fin en un brocado de hilos de oro.
El
sentido de lo Sagrado no puede ser revelado sino a quién consagra el hilo
entero de su historia para participar en el brocado sin trampear. Pero este
hilo entonces, puede ser izado, aquí mismo, donde residen los maestros que
tejen.
Ya
que esto vincula, lo nacido y lo no nacido, y solo se crea lo que puede venir a
realzar la Belleza del tesoro.
La Materia es sagrada y el
Espíritu ahí se consagra, he aquí la Verdad para quien sepa oírla.
Yo soy CRISTO y les enseño que la
Obra Divina es Sagrada, y que el hilo que viene a revelarla no es otro que el
hilo que sirve para tejerla.
Yo soy CRISTO y tejo esta
enseñanza entre nosotros, para que ella venga a sostener y realzar el brillo de
los hilos que ustedes tejen.
Yo
soy CRISTO, y soy el hilo, y el Hijo, que le devuelve al Padre. Allí donde el
Espíritu es Rey y la Materia es Reina. Allí donde no existe espejo que separe
el brillo de la Materia de la del Espíritu, porque este resplandor es sólo un
estallido de risa donde la Materia que ríe está hecha de trazos del Espíritu. Y
dónde la Eternidad les es dada para jugar juntos.
Yo
soy CRISTO y enseño que en el Amor, todo es Sagrado. Y que enderezarse después
de estar curvado, es en principio enderezar en esta Verdad.
Yo
soy CRISTO y los amo.
Hasta
siempre.
Traducción:
H.N.
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