GEMMA GALGANI – 29
septiembre 2014
Bienamados Hermanos del Amor, vengo
hoy como Estrella Unidad, pero también como la que le brindó, durante todos
estos años, el testimonio del sonido vivido y también elementos que son en
condiciones de permitirle llamar a la Puerta del Cristo mientras que le llama
también a su puerta.
Mis palabras de hoy serán todavía
más simples que habitualmente. Vengo en cierto modo a exhortarle, planteándole
algunas cuestiones que usted mismo(a) deba proponerse en su Corazón: ¿que
quiere usted ser, usted quiere ser el Amor o usted quiere ser todo el resto,
usted quiere llevar a cabo experiencias llámese alegrías, llámese sufrimientos,
llámese esperanzas y desesperaciones, o usted quiere ser el compañero o la
compañera del Cristo, el que le tiene por el hombro de momento, a menudo a su
izquierda?
Soy la que laboró como Estrella
Unidad, como compañera del Cristo, a abrir en el seno del Canal Mariano la
posibilidad, para el Cristo, de tocarle, de llamarle, de golpear a su
puerta. Entonces, hoy usted quiere
responder a eso, quiere llamar a su puerta o usted quiere llamar a todas las
puertas de la manifestación, usted todavía quiere merendar a todas las
experiencias o quiere la Paz, quiere esta Eternidad más que todo, no como un
deseo de la persona, sino como una rendición sin condición al Cristo? El que le
dice: "Soy el Camino, la Verdad y la Vida","Usted no es de este
mundo", "lo que usted hace al más pequeño de usted es a mí que usted
me lo hace"?. Cualesquiera que sean las frases, dondequiera que usted gire
su mirada para leer las frases que han sido producidas por la que recorrió,
como usted hoy, de sus pies el suelo de esta Tierra. Quiere que su reino sea en este mundo o usted
percibió y ha comprendido y vivido totalmente o en parte que su reino no es de
este mundo? Lo que no quiere decir rechazar la vida entre esta gente, ni sobre
este mundo, sino mucho más, trascenderla por la Gracia, trascenderla por el Amor,
no por el esfuerzo de su persona sino una vez más, por la rendición total de lo
que usted llamaba " su vida " hasta ahora. Entonces, por supuesto,
para el que está todavía instalado, cualquiera que sea la manera y cualesquiera
que sean los obstáculos, en esta efímera de su vida, no se encuentra al pie de
la montaña, sino bien al pie de lo que aparece como un precipicio sin fondo, el
último paso, la puerta es abierta; la Puerta Estrecha usted la atravesó ya
probablemente, al rodeo de sus experiencias, al rodeo de su alegrías, al rodeo
de sus encuentros, entre usted, entre nosotros.
Pero hoy, el Cristo, poniendo su
mano sobre su hombro, viene a decirle: "Deja a los muertos enterrar a los
muertos, sígueme, pongo tus pies en mis pies, abre tu Corazón como lo abrí, sin
temor de ningún sacrificio". Aunque perfectamente concebimos unos y otros,
de ahí dónde estamos, dónde hay a veces una dificultad y esta dificultad
valora, como dirían algunos de nuestros Hermanos Antiguos, sea a su punto de
vista, sea a su posicionamiento.
El Cristo viene para lanzar su
Llamada porque María está dispuesta también a hacerlo. No se preocupe de otra
cosa que de saber en usted, interrogándose usted mismo(a), no por el intelecto
sino por el Corazón, únicamente por el Corazón: Que quiere fundamentalmente,
que quiere usted ser y, finalmente, Que es? ¿Que espera? ¿ Que espera o que
rechaza? El uno como el otro, que esto esté en la espera o la desestimación, le
privan de la Libertad del instante. La Unidad, la Humildad, la Ética, la Integridad
y el Cristo son los únicos medios de llevar al cabo, diría, lo que todavía
puede manifestarse como resistencias, por cierto temporales, pero a lo que a
veces usted se adhiere, con lo que a veces usted se identifica. Así como se lo
dijo el Arcángel, como se lo dijo el Elohim de Orión, no se preocupe de esto,
no vea el vaso a la mitad vacío, sino vea el vaso a la mitad lleno. Y
finalmente no hay vaso ni agua, simplemente hay una Plenitud.
Toda manifestación es sólo la
vida vista por un prisma. Qué esto sea la alegría, qué esto sea la paz, qué
esto sea el sufrimiento de este cuerpo o todavía elementos de su vida que no
son pacificados, pida, pida al Cristo abrir Su Puerta, pida al Cristo ayudarle
a abrirse, con el fin de comulgar.
La Libertad, la Liberación está
en proceso sobre esta Tierra. Verdaderamente habría que ser ciego para no ver
lo que pasa en usted como en la superficie de este mundo y pronto, en sus
cielos. Todo esto lo sabe, todo esto se lo esperó, temió, usted creyó en eso,
usted ahora no cree en eso, sino, finalmente usted lo vive ahora, sea su
creencia o su incredulidad. Y, recuerde que en estos instantes que se celebran
desde esta semana y que se abren en este día de la fiesta del Arcángel Mikaël,
en este día usted queda en libertad para escoger, no como una elección de alma,
pero como la demostración pertinente y perfecta del Amor que usted es.
Si hay Amor no puede tener miedo,
si hay Amor no puede tener juicio, si hay Amor puede tener allí sólo la
Humildad, la Integridad, puede tener allí sólo Alegría, puede tener allí sólo la
Paz Indecible. Todo esto se lo sabe, usted lo vivió a veces, pero
efectivamente, según sus vidas, un cierto número de elementos pudo deslizarse,
intercalarse o interponerse entre usted y la Verdad Eterna. Todo esto no existe
más. El Cielo fecunda la Tierra, la Tierra respondió al Cielo y usted lo mismo.
No hay más que vivir simplemente con la misma sonrisa, la misma gentileza, el
mismo Amor, no forzándole, sino simplemente estando en la espontaneidad y la
totalidad del instante. No hay otro modo de casarse con el Cristo, de
encontrarlo y de hacérselo. No hay ninguna otra alternativa. Ningún
conocimiento le será de ninguna utilidad. Qué este conocimiento concierna a lo
que ustedes fueron en el curso de sus peregrinaciones, ustedes Peregrinos de la
Eternidad fueron suspendidos sobre esta Tierra, en que ustedes son acomodados o
en que ustedes son debatidos en el seno de esta ilusión.
Todo esto lo pone a un lado
ahora, ponga a un lado también su capacidad de observar como usted lo hizo, a
ver lo que tenía que ver. Usted debe ir ahora más allá de la visión, más allá
de la apariencia, penetrar en la esencia donde todo está en silencio, penetrar
en la esencia donde verdaderamente hay una Alegría y donde hay un Cristo, que le
espera como usted lo espera. Entonces no hay más espera porque esto está desde
ahora. En el momento en que usted guarda silencio, en el momento en que usted
no deja, no como un esfuerzo, sino como alguien que comprende que cuando
volvieren a montar pensamientos, cualquiera que fueran, no son suyos, sólo
pasan. Ustedes no son estos pensamientos que pasan, ustedes no son estos
problemas como ustedes no son las satisfacciones que ustedes tienen en este
mundo. Busquen la Verdad, busquen esto Último, no como colecta sino más como lo
dije, como capitulación, como rendición a la Voluntad del Uno, a la Voluntad de
la Fuente y a la Voluntad de Cristo Mikaël.
Esto es ahora, no en un futuro,
esto no es mediante un ascetismo, a través de ejercicios, cualesquiera que sean,
sino mucho más vivificándo en la plenitud y la totalidad del instante presente
porque, en definitiva, cuando usted confía en el Cristo, usted confía en el
obsequio. Usted tiene una Fe que levanta las montañas y sobre todo, más que
esto, usted tiene el Amor que usted es y nada puede reemplazar este obsequio
inestimable que usted mismo(a) se hace. Ninguna cantidad de dinero, ningún
amor, ninguna alegría ni algún desamparo ejerce ningún peso delante de esto.
Sea cariñoso con la Tierra, sea
cariñoso con su Cuerpo, sea cariñoso con la Vida y sea todavía más cariñoso con
sus enemigos, porque el Amor vence todo, no existe ningún esfuerzo que pueda
valorar delante del Amor. No el Amor que usted podría proyectar hacia un mismo
ser querido o hacia el Cristo, sino realmente el Amor que usted es y para esto,
todo el resto debe ser desechado, debe ser despojado.
Vivir la Humildad no es
esconderse en el fondo de una cueva, es ser humilde en pensamiento, es ser
humilde de verdad, es ser cariñoso cualquiera que sea la circunstancia que la
vida le propone, cualquiera que sea el Ser al que le es hecho encontrar, sería
sólo el tiempo de una mirada, el tiempo de un intercambio, entonces sí, la pregunta
única y última que puede quedarse y que debe ocuparle, si esto ya no es hecho, es
la decisión de acoger el Cristo, verdaderamente acogerle y para acogerle usted mismo debe
desaparecer, desaparecer a su historia, desaparecer a un futuro, desaparecer a
las interacciones de unos con otros, para guardar sólo esta Esencia que es Amor,
Libertad y Justicia en su sentido y su aceptación más noble.
Por supuesto hubo un número de
preparaciones que usted había vivido más o menos pero, si usted realmente
miraba de alrededor de usted, usted comprueba que hay unos hermanos y hermanas
que se abren sin haber pedido nada y que están, instantáneamente, en la energía
del Amor, en la presencia del Amor, porque se hacen Amor. No pidieron nada, no
escogieron nada, no llevaron ningún ascetismo, alguna oración y sin embargo su
alma es pura. Entonces no juzgue nada. Qué quien sea se le dirija, cerrado o
abierto, libertado o hasta que sea el Cristo, acoja con el mismo Amor, ábrase a
todos y a cada uno, ábrase a la Energía del Cielo, la Energía de la Tierra,
cualesquiera que sean estas energías, cualquiera que sean las manifestaciones.
Recuerde lo que le decía el Comendador: "lo que la oruga llama la muerte,
la mariposa lo llama nacimiento", y usted está ahora en la crisálida.
Las manifestaciones vibrales que
le rodean, las diferentes manifestaciones de lo que nuestros hermanos y
hermanas orientales llaman chakras, los circuitos de energía, giran, diría, a
régimen lleno. Déjelos girar, no les falta mas, simplemente vele y rece para
quedar humilde, para quedar sincero, para quedar íntegro, no según su juicio sino
según lo que el Amor y la Luz manifiestan en usted, a usted y para usted, y no
hay otro, hay sólo usted, hay sólo una multitud de ustedes, con todo y sin
embargo lo diferentes. Totalmente unidos a la misma Unidad, con mismo fundamento
y la misma finalidad.
Entonces, si algunos de nuestros
hermanos y hermanas no ven esto, déjelos en la libertad de gozar de sus
experiencias, de sacar provecho de sus experiencias o de sufrir de eso, pero
usted, conserve la misma mirada, la misma compasión, el mismo Amor. Lo qué sea
con Cristo, que esto sea con lo que le
es más opuesto. Usted no tiene que proponer nada de otro de más, que verdaderamente
que lo que usted es de verdad. Todo conocimiento es inútil para hacer esto.
Usted no tiene nada que apropiarse, usted justo tiene que restituir el abrigo
del efímero Cristo con el fin de que lave con sangre allí sus vestidos del
cordero.
Todo esto le queda ahora
actualizarlo, en manifestarlo de manera plena y entera, de manera total, de
manera indefectible. Repítase esto cada mañana, no como una letanía sino como
una evidencia que usted tiene que vivir desde su despertar, hasta su sueño. No
tenga en cuenta más experiencias cualesquiera que sean, hasta las más
espirituales que le conducirían a viajar en el seno de los mundos y los
espacios multidimensionales. No tenga en cuenta encuentros que llevamos juntos,
que por cierto fueron importantes y lo serán siempre, pero allí no es lo
esencial, siempre se lo dijimos. Era sólo un medio de favorecer este nacimiento
y esta apertura de puerta. La Puerta Estrecha que usted atravesó, la Puerta del
Cristo que se abrió en usted, la mano del Cristo sobre su hombro, al más
próximo de su Canal Mariano. Somos allí también para usted, estamos allí para
nosotros, en la misma Unidad, en la misma Verdad.
Por supuesto este mundo no es
hecho al Amor, usted lo sabe aunque el Amor obligatoriamente está presente para
la manifestación de toda vida, hasta alterada, hasta desviada como es el caso
sobre esta Tierra. Esta desviación, esta falsificación se acabó desde el
principio años 2009 y va a su término ahora. Instálese en la Paz porque cuando
la Paz llegará, si usted mismo(a) no es la Paz, cómo podrá vivir usted la Paz? Esta
Paz podría ser vivida como una intrusión, como algo que no fue querido, es esto
lo que usted desea? Qué desea no su alma, qué simplemente desea su conciencia,
allí, dentro de un momento, haciendo caso omiso de todas las penas, de todos
sufrimientos y de todas alegrías que usted pudo vivir, en las circunstancias de
esta vida como de todas su vidas. Viene un momento cuando hay que abrir los
brazos o cerrarlos y esto es lo que le vale. Pues quédese en esta Humildad y
esta Sencillez y sobre todo quede abierto a lo que le dé vida a vivir, sepa que
ni su mental, ni su conciencia podrá jamás conocer totalmente los pormenores de
una situación que fuerza la entrada en su vida, porque simplemente usted tendrá
las aclaraciones posteriormente, en el momento en que usted practica la
Confianza, la Fe, porque la Fe levanta las montañas, porque en la Fe absoluta
no puede existir pregunta.
El Cristo llenó todos los
intersticios vacantes en usted. No hay más intersticio para la sombra, hay un
sitio sólo para la Luz pura. Tanto pues vengo a exhortarle, a situarme tampoco
simplemente como el observador, tampoco simplemente como el que comunica con
nosotros o entre nosotros, sino como quien está allí, radiante y apacible y el
que no quiere nada, que no pregunta nada ni quién es. Allí se encuentra el
éxtasis, pero más allá del éxtasis se encuentra la Paz. Más allá del éxtasis se
encuentra la Verdad que es común de cada uno, porque esta Verdad no puede
sufrir ninguna derogación, hasta en el seno de este mundo. Este mundo que no
puede con más limitaciones, este mundo que no puede con más marcos establecidos
y solidificantes, que impiden la Libertad y es sin embargo el mantillo del que
usted tiene origen y del que usted despega hacia la Verdad Eterna, aquí hasta
sobre este mundo.
Vele y rece, sea compasivo con
usted mismo(a), sea sobre todo este Amor espontáneo que emana de usted en el
momento en que usted hace caso omiso de lo que concierne a su persona. Porque
el Amor no concierne a su persona sino concierne la totalidad de la Vida en
todas sus manifestaciones. Tan pues usted encontrará al hijo, usted encontrará
su Eternidad y sobre todo usted encontrará el Cristo, y sobre todo usted
encontrará la Libertad, no la que se acomoda con un libre albedrío cualquiera,
no la misma que se acomoda con un karma cualquiera o con una limitación
cualquiera, pero es la Libertad total y absoluta de la conciencia por fin
libertada, liberada de los acondicionamientos y, sobre todo, liberada de sus
miedos. Hay sólo un miedo y un Amor, esto ha sido dicho numerosas veces,
muéstrelo, el mismo (a) demuéstreselo, no como un esfuerzo, no como un ascetismo,
sino instalándose en la Eternidad del instante que contiene todos los demás
instantes, que contiene todos los demás momentos.
Cristo no puede estar sino allí y
en ninguna otra parte, en el corazón del Corazón, en el centro del Centro,
entre lo que usted llama, me parece, Unidad, la Puerta Unidad, la Llave Al, el
chakra del Corazón, lo que usted llama el 9o Cuerpo o El cuerpo de Brillo del
Divino, así como lo llama Ki Ris Ti. Todo esto se alquimiza con el Canal
Mariano y con Cristo que desemboca en la Alegría, la Alegría sin objeto, sin
soporte, que no depende de ninguna circunstancia, porque la Vida y la Creación
son Alegría Eterna. Allí que en la privación de esta Libertad, y de esta conexión,
sólo usted encontrará el sufrimiento, esta conexión, esta Verdad pone fin a
todo sufrimiento, a todo interrogatorio, a toda interrogación y a toda duda.
Apóyese en Él como me apoyé en Él en la vida
mía. Lo que hice en mi vida así como algunas de mis Hermanas, sea Hildegarde, sea
Santa Teresa, sea María misma. Todo esto puede realizarlo del mismo modo.
Recuerde que el Cristo había dicho, en vida suya, en encarnación, ya le decía,
como lo retranscribieron los que lo retranscribieron: "lo que hago, usted
lo hará y mucho más grande todavía", no porque usted es Todo este mundo
pero, justamente, porque usted no es nada en este mundo.
No se trata de autoflagelarse, no
se trata de se le automutilarse, no se trata cuanto menos de negar la Vida, sino
de aceptarlo totalmente con todo lo que le presenta, porque hay en usted una
posibilidad de trascendencia y de resiliencia que es limpia de usted y que le
permitirá, sin esfuerzo, sin dificultad, de hacer como el Cristo sobre su cruz:
"Padre, devuelvo mi Espíritu entre tus manos". Pero recuerde que
antes de decir esta frase hubo otras frases que posiblemente, ha pronunciado
usted: " mi Padre, por qué me abandonaste ", la agonía al Jardín de Getsemaní,
al Jardín de los Olivos.
Todo esto es lo que usted vive de momento,
exactamente es la misma cosa con una intensidad que es fuera de usted, con
palabras y acontecimientos de su vidas que son fuera de usted, pero que, en
definitiva sólo traducen la única Verdad, la del Cristo, de su vuelta a usted y
en la superficie de este mundo, no por las vías acostumbradas, diría, pero la
primera encarnación del Cristo era una vía acostumbrada? Allí es el secreto.
He aquí lo que tenía que decirle,
sea Hombre, sea verdad y sea Amor porque usted lo es y he aquí que todo el
resto sólo pasa y perecerá hasta antes de que su último soplo, en este mundo,
sea apagado. Entonces ocúpate de lo que usted es más que de vuestro parecer,
más bien que de su cuenta de banco. Pero, una vez más, no es cuestión de negar
el mundo, sino cuanto más de trascenderlo, de sobrepasarlo siendo plenamente
presente, plenamente puestos los pies en el suelo, la cabeza en las estrellas y
el Corazón en Eternidad. Esto es posible instantáneamente. No hay
ninguna barrera que el Cristo no pueda desvanecer con una mirada simple. Usted
tiene la misma capacidad, usted tiene la misma potencia y hasta más grande,
pero sea humilde para esto. Debes desaparecer para aparecer en otro lugar,
quedándose aquí, pero trascendido, transparente y cariñoso.
El tiempo vino para esto, el
tiempo vino para soltar todas las cargas, porque lo que se le pone, en términos
que son abstractos de usted una vez más, es: ¿quieres ser la Eternidad, quieres
seguirme, jugar a sufrir, jugar la experiencia de La Tierra? La Tierra no
estará más allí para esto, porque pasa por una otra octava de manifestación,
por otra octava de apariencia que no tiene que ver nada con el mundo que sus
sentidos perciben. Entonces, ha usted de ver, usted sigue a la Tierra en su
ascensión, vive su ascensión? Ha usted de decidir. No hay ninguna barrera que
el Cristo no pudiera disolver, no hay ninguna condición, sea de salud, moral,
social o afectiva que pueda, de ninguna manera, impedir a El que llama y de
volver si usted le acoge.
Amar y servir en la Humildad y en
el tamaño de la conciencia libertada, en el tamaño del alma disuelta por la
potencia del Fuego del Espíritu. Todo esto está ahora. No hay esfuerzo porque,
si hay un esfuerzo, entonces no es el Amor. El Amor no es un esfuerzo, el Amor
es salvado de un esfuerzo. Vea esto en sus vidas y rectifique, si esto es
necesario, en sus comportamientos, en su modo de sonreír, en su modo de mirar,
en su modo de hablar. No diría que hay que girar siete veces la lengua en su
boca, sino llame siete veces al Cristo antes de expresarse, sobre todo cuando
hay una circunstancia o una situación o una comunicación delicada y usted verá
que la Luz hará su obra, mucho mejor que las explicaciones que usted podría
aportar a eso o la misma inteligencia que usted podría poner en eso, porque la
inteligencia de una persona jamás logrará alcanzar la inteligencia del Corazón
y de la Luz. Se trata de dos cosas que son inconciliables e irreconciliables,
diría, esto usted lo sabe, usted hasta lo vive para muchos de ustedes, una vez
más a su manera, pero cada lección, cada alegría, cada pena y cada dolor son
los mismos estimulantes para permitirle encontrarse y encontrar al Cristo
totalmente.
Sea perfectamente consciente de
esto, sea perfectamente lúcido y sobre todo sea humilde. Esto no quiere decir,
una vez más, borrarse o desaparecer de toda relación, de toda comunicación o de
toda actividad, sino de trascender lo que usted lleva en su vida a la luz del
Amor, de alumbrarlo por el Amor y de manifestar sólo el Amor. Hiciera lo que
usted hiciera de su vida, emprenda lo que usted emprenda hoy, el Amor es
simple, el Amor es fácil, el Amor es evidencia. El mental y la persona es resistencia
y dificultad y es contrariedad. El Amor jamás será una contrariedad y si hay
contrariedad de momento, esto es atado, en usted, sólo al encuentro del Cielo y
de la Tierra, es decir el encuentro de su efímero y de su Eterno. Si usted
acepta este encuentro, entonces el efímero mismo desaparecerá, sin esfuerzo,
sin voluntad, sin deseo. Vaya y dedíquese a sus ocupaciones pero hágalo con Amor,
cualesquiera que sean estas circunstancias, cualesquiera que sean estas
ocupaciones.
En resumen, diría hoy más que
nunca, es en el cumplimiento de su vida, en el cumplimiento de este cuerpo, en
lo que tiene que manifestar, cualquiera que sea su edad, que usted esté en la
última parte de su vida o en la primera parte de su vida, que usted sea un hombre,
que usted sea una mujer, que usted sea inculto o un letrado, esto no tiene
ninguna incidencia sobre el Cristo que está allí. Entonces ha usted de ver, de
instalarse en lo que usted es.
He aquí lo que tenía que llamarles
la tención, simplemente y humildemente.
Soy Gemma Galgani, su hermana en
Eternidad, la que lleva la Unidad, la que se casó con el Cristo, y hoy ustedes
todos puede ser Gemma Galgani, ustedes todos puede ser Hildegarde de Bingen,
pero para esto hay que aceptar no ser nada más, excepto ser Todo para el
Cristo.
He aquí lo que tenía que decirles,
un estímulo, una exhortación que va allá, que va dónde, hacia el Corazón del
Corazón, en el centro del Centro, allí dónde está lo que nuestros Hermanos
Antiguos llamaron la Presencia Infinita o la Última Presencia. La Morada de Paz
Suprema está allí, no tiene que hacer de sus sufrimientos, sus dolores, sus
dudas, sus interrogaciones o hasta sus alegrías ya esto se instala cada vez más.
Vívalo y demos gracias juntos.
Soy Gemma Galgani y les quiero.
Que la Paz, el Amor y la Paz del Cristo
desciendan en usted y suba en usted.
Hasta pronto.
Fuente: Les
Transformations
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