*Una compleja erupción solar envía una
expulsión de masa coronal hacia la Tierra
Cuando la nube solar llegue aquí en unos pocos días se**
producirán tormentas geomagnéticas y auroras boreales
SE ESPERA PARA HOY MARTES 3 DE AGOSTO DEL 2010.*
Dom 1 ago (Space Weather News).- Erupción global. Durante las primeras
horas del domingo 1 de agosto el Observatorio de Dinámica Solar de la
Nasa registró una compleja perturbación global sobre el lado del Sol
orientado hacia la Tierra. La mayor parte del hemisferio norte del Sol
participó en el acontecimiento, que incluyó una llamarada solar de
larga duración de la clase C3, un “tsunami solar", y una erupción
masiva de incandescencia. Como resultado de estas explosiones, una
expulsión de masa de la corona del Sol (CME) se dirige hacia la
Tierra. Cuando la nube llegue aquí en unos pocos días son posibles
tormentas geomagnéticas en latitudes elevadas y auroras boreales.
http://spaceweather.com
======================================================================
*Las tormentas solares se han
vuelto un problema internacional*
Bremen. Alemania, 16 jul (Nasa).- Representantes de más de 25 de las
naciones más avanzadas tecnológicamente se han reunido en Alemania
para escuchar sobre un problema que puede ser demasiado grande como
para que lo maneje un solo país: las tormentas solares.
En algunas ocasiones, un problema es tan grande que un país solo no
puede manejarlo.
Este es el mensaje que los científicos están comunicando en la reunión
del Programa Internacional Viviendo con una Estrella (International
Living With a Star o ILWS, en idioma inglés), en Bremen, Alemania, y
representantes de más de 25 de las naciones más avanzadas
tecnológicamente se han reunido para escuchar lo que tienen que decir.
"El problema son las tormentas solares —determinar cómo predecirlas y
qué hacer para protegernos de sus efectos", dice Lika Guhathakurta,
quien es la presidente del ILWS, en las oficinas centrales de la Nasa.
"Necesitamos avanzar en este tema antes de que llegue el siguiente
máximo solar, alrededor del año 2013".
El Sol y la Tierra están separados por alrededor de 150 millones de
kilómetros (93 millones de millas) una distancia que podría parecer
segura. Pero desde el inicio de la Era Espacial, y especialmente en
años recientes, cada vez se entiende más que una distancia de 150
millones de kilómetros no es en realidad tan lejos. Las naves
espaciales y los observatorios terrestres han mostrado que la Tierra
se encuentra localizada en la atmósfera externa del Sol, abofeteada
por vientos solares y golpeada por pedriscas de partículas
energéticas. Además, los dos cuerpos están, de hecho, conectados por
hilos invisibles de magnetismo. Durante los "eventos de reconexión",
que ocurren normalmente varias veces al día, es posible rastrear
líneas de fuerza invisibles desde los polos de la Tierra hasta la
superficie del Sol.
"La Tierra y el Sol están interconectados. Ya no es posible
estudiarlos por separado", dice Guhathakurta.
Hace algunos años, los científicos acuñaron el término "heliofísica"
para describir el campo científico emergente que estudia el sistema
Sol–Tierra. Como señal de reconocimiento de la importancia del tema,
la Nasa ha creado la División de Heliofísica, en sus oficinas
centrales ubicadas en Washington DC, y las Nacionas Unidas declararon
al año 2007 como el "Año Internacional de la Heliofísica" (IHY, por su
sigla en idioma inglés), con la esperanza de impulsar la participación
mundial en este nuevo campo.
Predecir la actividad solar es un problema complicado, en muchas
formas parecido a la predicción del estado del tiempo en la Tierra,
pero multiplicado en dificultad por la complicada física del plasma y
el magnetismo del Sol. Sin embargo, realizar predicciones sobre el Sol
es sólo la mitad del problema; la otra mitad es la Tierra. La manera
en la cual el campo magnético y la atmósfera de nuestro planeta
responden a una tormenta solar es un rompecabezas magnetohidrodinámico
que los científicos más importantes luchan por entender, empleando
incluso la ayuda de las supercomputadoras más poderosas de la Tierra.
Por estas razones, se dice comúnmente que la predicción del estado del
tiempo en el espacio está atrasada 50 años respecto de su contraparte
terrestre.
"Necesitamos más datos; y más ideas", dice Guhathakurta.
Es por ello que, esta semana, ella entregará la presidencia del ILWS
al Dr. Ji Wu, de la Academia China de Ciencias. Además de liderar el
ILWS, Wu pasará los siguientes dos años sacando provecho de los
talentos especiales en el campo de la heliofísica con los cuales
cuenta el país más poblado del mundo.
"Tenemos una multitud de científicos y muchas ideas nuevas", dice Wu.
"China podrá hacer contribuciones importantes a esta área".
Otra complicación es la gran extensión en volumen. La heliofísica
estudia un ambiente que se extiende cientos de millones de kilómetros.
Tan solo estar al tanto de todo lo que ocurre es un desafío
significativo. La Nasa y otras agencias espaciales tienen docenas de
naves espaciales dedicadas a esta tarea, pero el volumen en el que
están dispersas es enorme.
"Imaginemos intentar monitorizar los océanos de la Tierra con una
pequeña cantidad de boyas. Perderíamos mucho. Esa es la situación en
la que nos encontramos con el 'océano del espacio'", dice
Guhathakurta.
China está a punto de contribuir con una "boya espacial" llamada
"KuaFu", cuyo nombre proviene de un gigante de la mitología china que
quería capturar al Sol. KuaFu estará localizada en el punto
Lagrangiano L1 donde tomará muestras del viento solar que se desplaza
corriente arriba respecto de la Tierra.
"Estamos colocando a KuaFu en un punto estratégico en el espacio",
dice Wu. "El viento solar en L1 es un importante dato de entrada para
muchos modelos científicos de la interacción Sol–Tierra".
Cuando KuaFu sea lanzada se unirá a una creciente flota internacional
de naves espaciales dedicadas a la heliofísica. La Nasa, la Agencia
Espacial Europea, la Agencia Espacial de la Federación Rusa, la
Agencia Espacial Canadiense, la Agencia Espacial Japonesa (JAXA, por
su sigla en idioma inglés) y China están todas haciendo contribuciones
importantes.
Y justo a tiempo...
Si las predicciones son correctas, el ciclo solar llegará a su máximo
en los años cercanos a 2013. Y aunque probablemente no sea el máximo
más grande del que se tenga registro, la sociedad humana nunca ha sido
más vulnerable. Los elementos básicos de la vida diaria —desde las
comunicaciones hasta la predicción del estado del tiempo y los
servicios financieros— dependen de los satélites y de la electrónica
de alta tecnología. Un informe del año 2008, llevado a cabo por la
Academia Nacional de Ciencias, advirtió que una tormenta solar como
las que ocurren una vez al siglo podría causar miles de millones de
dólares en daños económicos.
Prepararse para un "Katrina solar", impulsar una nueva ciencia,
aprovechar el talento de los científicos de todo el mundo: "Estas son
sólo algunas de las metas para la reunión de esta semana", dice
Guhathakurta.
¿Ambicioso? Sí, pero en heliofísica pensar en grande es algo natural.
http://ciencia.nasa.gov/headlines/y2010/16jul_ilws.htm
expulsión de masa coronal hacia la Tierra
Cuando la nube solar llegue aquí en unos pocos días se**
producirán tormentas geomagnéticas y auroras boreales
SE ESPERA PARA HOY MARTES 3 DE AGOSTO DEL 2010.*
Dom 1 ago (Space Weather News).- Erupción global. Durante las primeras
horas del domingo 1 de agosto el Observatorio de Dinámica Solar de la
Nasa registró una compleja perturbación global sobre el lado del Sol
orientado hacia la Tierra. La mayor parte del hemisferio norte del Sol
participó en el acontecimiento, que incluyó una llamarada solar de
larga duración de la clase C3, un “tsunami solar", y una erupción
masiva de incandescencia. Como resultado de estas explosiones, una
expulsión de masa de la corona del Sol (CME) se dirige hacia la
Tierra. Cuando la nube llegue aquí en unos pocos días son posibles
tormentas geomagnéticas en latitudes elevadas y auroras boreales.
http://spaceweather.com
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*Las tormentas solares se han
vuelto un problema internacional*
Bremen. Alemania, 16 jul (Nasa).- Representantes de más de 25 de las
naciones más avanzadas tecnológicamente se han reunido en Alemania
para escuchar sobre un problema que puede ser demasiado grande como
para que lo maneje un solo país: las tormentas solares.
En algunas ocasiones, un problema es tan grande que un país solo no
puede manejarlo.
Este es el mensaje que los científicos están comunicando en la reunión
del Programa Internacional Viviendo con una Estrella (International
Living With a Star o ILWS, en idioma inglés), en Bremen, Alemania, y
representantes de más de 25 de las naciones más avanzadas
tecnológicamente se han reunido para escuchar lo que tienen que decir.
"El problema son las tormentas solares —determinar cómo predecirlas y
qué hacer para protegernos de sus efectos", dice Lika Guhathakurta,
quien es la presidente del ILWS, en las oficinas centrales de la Nasa.
"Necesitamos avanzar en este tema antes de que llegue el siguiente
máximo solar, alrededor del año 2013".
El Sol y la Tierra están separados por alrededor de 150 millones de
kilómetros (93 millones de millas) una distancia que podría parecer
segura. Pero desde el inicio de la Era Espacial, y especialmente en
años recientes, cada vez se entiende más que una distancia de 150
millones de kilómetros no es en realidad tan lejos. Las naves
espaciales y los observatorios terrestres han mostrado que la Tierra
se encuentra localizada en la atmósfera externa del Sol, abofeteada
por vientos solares y golpeada por pedriscas de partículas
energéticas. Además, los dos cuerpos están, de hecho, conectados por
hilos invisibles de magnetismo. Durante los "eventos de reconexión",
que ocurren normalmente varias veces al día, es posible rastrear
líneas de fuerza invisibles desde los polos de la Tierra hasta la
superficie del Sol.
"La Tierra y el Sol están interconectados. Ya no es posible
estudiarlos por separado", dice Guhathakurta.
Hace algunos años, los científicos acuñaron el término "heliofísica"
para describir el campo científico emergente que estudia el sistema
Sol–Tierra. Como señal de reconocimiento de la importancia del tema,
la Nasa ha creado la División de Heliofísica, en sus oficinas
centrales ubicadas en Washington DC, y las Nacionas Unidas declararon
al año 2007 como el "Año Internacional de la Heliofísica" (IHY, por su
sigla en idioma inglés), con la esperanza de impulsar la participación
mundial en este nuevo campo.
Predecir la actividad solar es un problema complicado, en muchas
formas parecido a la predicción del estado del tiempo en la Tierra,
pero multiplicado en dificultad por la complicada física del plasma y
el magnetismo del Sol. Sin embargo, realizar predicciones sobre el Sol
es sólo la mitad del problema; la otra mitad es la Tierra. La manera
en la cual el campo magnético y la atmósfera de nuestro planeta
responden a una tormenta solar es un rompecabezas magnetohidrodinámico
que los científicos más importantes luchan por entender, empleando
incluso la ayuda de las supercomputadoras más poderosas de la Tierra.
Por estas razones, se dice comúnmente que la predicción del estado del
tiempo en el espacio está atrasada 50 años respecto de su contraparte
terrestre.
"Necesitamos más datos; y más ideas", dice Guhathakurta.
Es por ello que, esta semana, ella entregará la presidencia del ILWS
al Dr. Ji Wu, de la Academia China de Ciencias. Además de liderar el
ILWS, Wu pasará los siguientes dos años sacando provecho de los
talentos especiales en el campo de la heliofísica con los cuales
cuenta el país más poblado del mundo.
"Tenemos una multitud de científicos y muchas ideas nuevas", dice Wu.
"China podrá hacer contribuciones importantes a esta área".
Otra complicación es la gran extensión en volumen. La heliofísica
estudia un ambiente que se extiende cientos de millones de kilómetros.
Tan solo estar al tanto de todo lo que ocurre es un desafío
significativo. La Nasa y otras agencias espaciales tienen docenas de
naves espaciales dedicadas a esta tarea, pero el volumen en el que
están dispersas es enorme.
"Imaginemos intentar monitorizar los océanos de la Tierra con una
pequeña cantidad de boyas. Perderíamos mucho. Esa es la situación en
la que nos encontramos con el 'océano del espacio'", dice
Guhathakurta.
China está a punto de contribuir con una "boya espacial" llamada
"KuaFu", cuyo nombre proviene de un gigante de la mitología china que
quería capturar al Sol. KuaFu estará localizada en el punto
Lagrangiano L1 donde tomará muestras del viento solar que se desplaza
corriente arriba respecto de la Tierra.
"Estamos colocando a KuaFu en un punto estratégico en el espacio",
dice Wu. "El viento solar en L1 es un importante dato de entrada para
muchos modelos científicos de la interacción Sol–Tierra".
Cuando KuaFu sea lanzada se unirá a una creciente flota internacional
de naves espaciales dedicadas a la heliofísica. La Nasa, la Agencia
Espacial Europea, la Agencia Espacial de la Federación Rusa, la
Agencia Espacial Canadiense, la Agencia Espacial Japonesa (JAXA, por
su sigla en idioma inglés) y China están todas haciendo contribuciones
importantes.
Y justo a tiempo...
Si las predicciones son correctas, el ciclo solar llegará a su máximo
en los años cercanos a 2013. Y aunque probablemente no sea el máximo
más grande del que se tenga registro, la sociedad humana nunca ha sido
más vulnerable. Los elementos básicos de la vida diaria —desde las
comunicaciones hasta la predicción del estado del tiempo y los
servicios financieros— dependen de los satélites y de la electrónica
de alta tecnología. Un informe del año 2008, llevado a cabo por la
Academia Nacional de Ciencias, advirtió que una tormenta solar como
las que ocurren una vez al siglo podría causar miles de millones de
dólares en daños económicos.
Prepararse para un "Katrina solar", impulsar una nueva ciencia,
aprovechar el talento de los científicos de todo el mundo: "Estas son
sólo algunas de las metas para la reunión de esta semana", dice
Guhathakurta.
¿Ambicioso? Sí, pero en heliofísica pensar en grande es algo natural.
http://ciencia.nasa.gov/headlines/y2010/16jul_ilws.htm
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