Octubre 2015
URIEL
Soy Uriel, Ángel
de la Presencia y Arcángel de la Reversión. Bien amados hijos de la Ley del
Uno, en Verdad y en Unidad, dignaos en recibir y acoger la Gracia de mi Luz
Blanca. Vengo hacia vosotros como Ángel de la Presencia y Arcángel de la
Reversión, acompañando vuestra liberación.
Así inicio con
vosotros el canto de la liberación, el que sopla el Espíritu del fuego de la
Libertad, el que sopla el espíritu de la Verdad. Así, en vosotros, el Paracleto
se activa. Así, en vosotros deposito la activación de la tercera llave, la que
os permite vivir el Pasaje con facilidad, permitiéndoos atravesar las orillas
de lo conocido, con el fin de reencontraros en el esplendor de la Verdad
reencontrada, con el fin de reencontraros en el canto de la Libertad, entonando
de manera perpetua la gloria de la Verdad y la verdad del Amor.
Bien amados
hijos de la Ley del Uno, vengo para cantar al Templo de vuestra Presencia el
canto de la Libertad, el canto de la Llamada, el que acompaña el pasaje de lo
conocido a lo desconocido, dándoos a vivir finalmente el soplo y la verdad de
la Eternidad, el soplo y la verdad de vuestra belleza.
Amados del Uno,
hijos del Uno, canta en vosotros el canto de la Libertad, canta en vosotros el
Silencio de la Verdad. Entre mis palabras se depositan en vosotros el principio
y la esencia de la Libertad Eterna, de la Verdad, apareciendo por fin sin
frenos y sin resistencias, apareciendo por fin en la Llamada de María y en la
Llamada de los Arcángeles, dándoos a vivir la verdadera Libertad con el fin de
ver con los ojos de vuestra carne la majestad de la Luz, con el fin de que
nunca más la menor duda pueda subsistir en el seno de la entropía de este
mundo.
Aquí mismo, aquí
y en todas partes, aparece en vosotros el canto y el soplo del Espíritu, el que
por fin logra emerger desde el interior hacia el exterior y del exterior hacia
el interior, dándoos precisamente el ritmo de vuestra Libertad, el ritmo de
vuestra liberación. Así que acoged y dejad obrar las fuerzas de la Luz, dejad
obrar la verdad de la Luz, con el fin de que el Pasaje se realice en vosotros
de la manera más sabia, con el fin de que el Pasaje se realice en vosotros de
la manera más directa, esplendorosa y satisfactoria.
Así que abrid lo
que todavía puede quedar por abrir y dejad lo que todavía debe ser dejado. Así
que abrid y dejad emerger en vosotros el canto de la liberación, el que es
concomitante a la Llamada de María, como en un último estertor ligado al
sufrimiento, os abrís a la verdad del Amor, a la infinidad de los posibles y a
la fuente de las fuentes, dándoos a vivir y a experimentar lo que es la
verdadera Libertad, fuera de todo marco, fuera de toda referencia y fuera de
toda ilusión.
Así el soplo de
la Verdad y el soplo del Espíritu viene para cantar a la puerta de vuestro
Templo, viene para ajustarse lo mas cercano a vuestro corazón, con el fin de
adornar vuestro Corazón Ascensional con las luces de la Verdad, con los sellos
arcangélicos, con las luces de vuestro cuerpo de Eternidad y con las luces de
todas las dimensiones y de todas las direcciones del espacio cercano y lejano a
La Tierra. Así el Sol viene a casarse con La Tierra, bautizando en vosotros el
Espíritu Solar, bautizando en vosotros, en el Espíritu de la Verdad, la
Presencia Una de todas las Presencias que se expresaron por diversas voces en
vuestro Templo interior.
Así el tiempo ha
llegado para vivir el Silencio, el de la plenitud del ser y del Espíritu,
soplando sin interrupción sobre el terreno fértil de vuestro corazón y de
vuestra experiencia, germinando y al mismo tiempo eclosionando, al mismo tiempo
cosechando los frutos de la liberación, el acceso a la Verdad Suprema, la de
vuestro ser que ya no es el observador, que ya no es el que juega un papel,
pero que está antes de la mismísima presencia del observador.
En estos tiempos
en los que no habrá nada más que observar que no sea la Luz, visible en el
declive de la ilusión de este mundo, poniendo punto final a las últimas
estructuras y a los últimos condicionamientos de los hábitos de vida en el seno
de la ilusión. Así vengo para facilitar vuestro último Pasaje, el que os revela
en totalidad y completamente la Verdad de vuestro Ser, la Verdad de la Fuente y
la Verdad del Absoluto, con el fin de poner punto final, si tal es vuestra
vibración, si tal es vuestra Presencia, a los juegos de luces y sombras que existen
en el seno de este mundo.
La Luz no
necesita ninguna oscuridad, la Luz Es de toda Eternidad, sea cual sea el color,
emanando su propia luz, emanando su propia Verdad, cantando la sinfonía de los
mundos, la sinfonía de los cuerpos celestes como de los cuerpos humanos.
Así estáis
invitados, ya no a la danza de los Arcángeles sino a vuestra danza, con el fin
de encontrar el aro de la Eternidad, el que os hace ascensionar en la espiral
de la Lemniscata Sagrada, en la espiral de la Libertad donde toda libertad sólo
puede descubrir otra libertad, permitiendo la creación de todos los posibles, o
el descanso en el seno de la ausencia de creación. Allí está vuestra Eternidad,
allí está la verdad de cada uno, quien lo acepte o quien lo niegue. Es el don
de la Gracia a vosotros mismos, por el estado de Gracia y la acción de Gracia,
que os permite tomar el camino más directo de la liberación, el de la humildad,
el del corazón por fin reencontrado a su origen primero, como a su última
finalidad, la del Amor, el de Cristo y el de la Conciencia.
Hijos del Uno y
amados del Uno, escuchad y oíd el canto de la liberación, el de la verdad
infinita de la belleza de La Fuente, en cualquier creación o recreación que
sea. Entonces, allí, en el silencio de vuestro Templo lleno del Espíritu del
Sol, preparado para acoger al Cristo y a la Llamada de María, revestido del
Manto de María y de Mikaël, vengo para iluminar con el Blanco de mi Presencia,
la pantalla de vuestra conciencia, poniendo punto final a las sombras, poniendo
punto final a los juegos, poniendo punto final al efímero. La hora ha llegado
de cantar el canto de la liberación, no solamente el de la Libertad, sino más
bien el de la actualización de la Libertad, en el mismo seno de vuestro mundo
tan privado de la esencial libertad de la conciencia.
Amados del Uno,
vengo para depositar en vosotros el sello de la liberación, vengo para
depositar en vosotros el sello de la estabilidad de la presencia luminosa del
Espíritu alumbrado en el seno del soplo del Espíritu y del Fuego de la Verdad.
El Fuego de Cristo toca vuestras puertas, haciéndoos atravesar lo que queda por
atravesar, sin dificultad, en el momento en que vais en el mismo sentido de la
travesía sin ir a contracorriente, sin oponeros a nada de la Gracia, a nada de la
Inteligencia.
Así, vengo para
acariciar lo que en vosotros abre el cerrojo de las últimas puertas cerradas
con los cerrojazos del miedo y de la incomprensión de lo que sucede en vosotros
como alrededor vuestro, sobre este mundo. Porque no hay ninguna respuesta que
dar a este mundo, hay que dejarlo apagarse él mismo en el seno de las brasas de
su fuego devorador que no acepta el Fuego de la Verdad. La hora de la Ascensión
de La Tierra, y no solamente la de su Liberación, sonó por fin al reloj cósmico
del Sol, al reloj cósmico de vuestro corazón. Así se manifiesta desde ya la
llamada a la vacuidad, la llamada al Silencio, la llamada a la Paz. Entonces
¿oís el sonido de la paz, oís la frecuencia, aquella última precediendo la
calma, precediendo la instalación uniforme y definitiva de la Luz Una en el
seno de vuestra conciencia, como en el seno de este mundo?.
Muy amados hijos
de la Ley del Uno, después del acompañamiento que habéis, tal vez, seguido, que
habéis, tal vez, acompañado, reproducido y vivido en vuestro Templo, ha llegado
el momento ahora de no esconder nada detrás de la pantalla del juego, de no
esconder nada detrás de la pantalla del teatro, con el fin de que ninguna
pantalla pueda interponerse entre vosotros y vosotros mismos. Para cada uno de
vosotros, en cada momento y en cada respiración que tomáis en la superficie de
este mundo, el soplo del Espíritu os devuelve a vuestro Espíritu y os devuelve
a la Eternidad.
Así que escuchad
el canto de la liberación y dejadlo cantar en el silencio de vuestro corazón,
alrededor de vuestra cabeza, y en todas las partes de este cuerpo chispeante de
Luz, exultando la alegría del reencuentro. Porque se trata de un reencuentro,
con lo que se creía perdido o extraviado en este camino de La Tierra. El camino
de La Tierra, la prueba de la compresión, la prueba del olvido, toca a su fin.
Ya es hora de acordarse, no de vuestras memorias, sino de lo que sois en
realidad, ya es hora de vivirlo en totalidad y completamente. Es lo que se abre
en estos días en vosotros, es lo que se abre a vuestros sentidos, es lo que se
abre con vuestras percepciones, es lo que se abre con vuestras cogitaciones
existiendo todavía en vosotros.
Entonces,
obrando en el seno del Misterio, de la Revelación, vengo para depositar este
canto de la liberación, este canto que no es solamente el de la Libertad o el
del Amor, sino el que engloba todos los demás cantos, el canto de todos los
posibles, de todas las experiencias, en las dimensiones que sean. Allí está la
Luz Blanca, la de la Unidad, la de la Verdad. Sean cuales sean vuestras
experiencias pasadas, sean cuales sean vuestras entradas pasadas, hoy, y cada
día que pasa, es un día nuevo, instalándoos de manera cada vez más evidente y
flagrante en la evidencia del Amor.
Amados del Uno,
hoy comenzáis a ver más claro las vicisitudes de la ilusión, las vicisitudes
del encerramiento, con el fin de vivir y de llevar el estandarte de la
liberación y de la libertad, a cada uno y en cada sonrisa, en cada gesto, en
cada palabra como en cada silencio, en cada ocasión como en cada circunstancia,
estableciendo de manera firme y definitiva, la verdad de lo que sois. Y de
veros, los unos y los otros, más allá de toda máscara, más allá de toda
frecuencia, más allá de toda vibración, poniendo al desnudo al átomo original,
el del Amor, el del Espíritu,
dejando que él mismo obre, y que por él mismo, obre en vosotros mismos.
Así se despliega
el canto de la liberación, alumbrando por vosotros mismos y por la Luz, sin
deseo y sin venganza, sin juicio y sin prisa, lo que se despliega sobre la
pantalla de vuestra vida, aquí mismo y en otra parte. Aquí mismo y en otra
parte, en esta vida, el canto de la liberación ha sonado, anunciando las
Trompetas, anunciando la Llamada de María, anunciando la vuelta de Cristo, a
vuestra Presencia como a vuestra Ausencia en este mundo, dándoos todavía más
pesos y más densidad a la Verdad Eterna, liberándoos de toda obligación y
liberándoos de todo lo que habéis considerado hasta ahora como roles o
funciones esenciales en el seno de este mundo.
La vida
continúa, pero con otra octava. La vida se transforma, y es de hecho su
característica esencial. Así viene a recordároslo el canto de la liberación,
haciéndoos expurgar y evacuar de vosotros, exactamente lo que no sois,
exactamente lo que no es de la Gracia de la Luz y de su Inteligencia. La
Inteligencia de la Luz disuelve y hace desaparecer la inteligencia de la
persona porque en el seno de la Luz, no hay otra exigencia que de Ser uno mismo
esta Luz donde todo se resuelve, donde todo es posible y donde nada puede ser
imposible por la Gracia del Amor, por la manifestación de la conciencia y por
la presencia, en el seno de la Ausencia, del Absoluto mismo.
Muy amados hijos
de la Ley del Uno, vosotros que habéis seguido los preceptos de la Ley del Uno
y habéis aplicado a vuestra medida la Ley del Uno en el seno de vuestra vida,
hoy se acabó el tiempo del esfuerzo, porque esta liberación no es un esfuerzo,
sino más bien un Abandono, como ya lo sabéis. Conforme a vuestro Abandono, el
Pasaje de la liberación se hará con felicidad y ligereza en vuestra densidad de
Amor, en vuestra densidad de Presencia o en la ligereza de vuestra Ausencia.
Así se realiza el último Pasaje, el que obra en el seno de la Luz Blanca,
finalizando las diferentes obras que habéis emprendido durante estos años,
llevándoos a la cima de la montaña, llevándoos a la cima de vosotros mismos,
devolviéndoos así al corazón del corazón, a la esencia de la esencia y a la
verdad del Ser Supremo en su esplendor, su realeza, su consagración y su
manifestación, o su ausencia de manifestación, en el seno de la conciencia que
sea.
Así, se eleva en
vosotros la verdad de la Libertad y la libertad de la Verdad. Así, se eleva en
vosotros el Corazón Ascensional dándoos la gracia y la sonrisa, dándoos a
percibir más allá de toda apariencia y más allá de todo juicio, la verdad de
vuestro Ser, la verdad de cada Ser, la verdad de toda vida persiguiendo, no un
fin, sino manifestando simplemente el despliegue de la Vida en el seno de los
multiversos y los universos.
Así, el canto de
la liberación viene para daros un empujón a lo que puede estar todavía
paralizado por el miedo o por el olvido, con el fin de desincrustaros de lo que
todavía puede parecer ser un bloqueo o una negativa, inconsciente o consciente,
de la Luz en su totalidad. La Libertad y la Responsabilidad es hoy vuestro
único papel, el de acoger con el corazón abierto, con los brazos abiertos y con
la conciencia abierta, la realidad de los multiversos y de los universos que
vienen a entrechocarse a la superficie
de este mundo, mostrándole el camino de la Luz, el que no conoce ningún error,
ningún camino falso, y sobre todo el que permite todos los pasajes a cualquier
dimensión que sea.
Allí está la
única Verdad, con el fin de no ser más tributario de un cuerpo efímero, con el
fin de no ser más tributario de alguna relación ni de otro apego que no sea el
de la Libertad, de la conexión con la Fuente y de la sabiduría del Absoluto al
fin reencontrado.
Allí está el
canto de la liberación, donde soltamos todos los pesos a los pies de Aquel que
viene a presentarse y que llama a la puerta, a los pies de Aquella que viene a
entregar la última Gracia en el seno de este mundo.
Amados del Uno,
escuchad y oíd, descansad en el silencio del corazón y dejad obrar la alquimia
de la Luz, dejad obrar la siembra del mundo nuevo y de las nuevas Moradas, sea
cual sea la vuestra, donde no hay ningún sufrimiento y ninguna división.
Se acaba la
fragmentación. Los pedazos vuelven a pegarse con el fin de daros cuenta de que
no hay pedazos, que sólo está el Uno, que sólo está la Verdad Suprema del Ser,
manifestado como en el seno del Absoluto. La hora es de la liberación y el
canto que entrego por mi sello depositado sobre la frente y en el corazón,
permitiendo la simbiosis y la resolución de todo lo que todavía ha podido, en
el seno de vuestras peregrinaciones sobre este mundo, paralizar unos elementos
en vosotros.
Así vais a
descubrir la danza del Silencio, ya no expresado a través del cuerpo, sino
expresado a través del Espíritu directamente, porque el cuerpo ya no es útil
con lo que va a suceder, y sólo os servirá para tener un refugio provisional
con el fin de que la gestación llegue a buen termino y que la liberación se
haga con una gran carcajada cósmica.
Porque todo es
un juego, y el juego se acaba con el fin de que vuestro juego también acabe con
esta carcajada de reencuentros cósmicos, reencuentros de la Eternidad, ya no
por experiencia, ya no por momentos, ya no por etapas, ya no como una
esperanza, ni una creencia, sino como la realidad de vuestro instante presente,
con cada respiración, con cada movimiento, con cada gesto y con cada sentido
vivido en este mundo.
Esto se vive
ahora con una gran facilidad, con una gran sencillez y con una gran evidencia,
a la medida de vuestra liberación.
Así que, amados
del Uno, escuchad y oíd lo que os entrego en el seno de vuestro Silencio, en el
Blanco de la Verdad, en el Blanco de la Unidad, aquí mismo y ahora.
…Silencio
…
Tal es el canto
del Silencio, donde la evidencia llena todo el sitio y todo el espacio. Este
mismo que resuena en vuestro Templo, abriéndoos a los sonidos del Último y a
las últimas llaves de la liberación. A vosotros que sois benditos entre los
benditos, con el fin de que os volváis los que sois, los seres de Fuego, los
benditos Elohim y los benditos Néphilim.
…Silencio
…
Escuchad,
escuchad lo que sopla en vuestro oído, el espíritu de la Verdad. Escuchad lo
que sopla en vosotros, el Espíritu del Sol. Escuchad lo que sopla en vosotros,
la animación de los Elementos. Escuchad lo que sucede en el Silencio.
…Silencio
…
Así, en este
Silencio, el Verbo Creador y el Verbo Creado se unen al Silencio de la
Eternidad y al sonido primordial.
…Silencio
…
Así, seréis
tomados por la Gracia y ya no por el temor. Tomados por la Gracia, por su
ligereza y por su belleza, acompañados por el conjunto de lo que sois,
manifestado sobre la pantalla de vuestra conciencia como unos Arcángeles, como
unos Ancianos y unas Estrellas. Está en vosotros, lo sabíais, lo vivíais unos instantes
y unos momentos. Queda establecerlo de manera firme y definitiva,
desapareciendo de lo que no es Verdad.
Así, en el
Blanco de mi Presencia, sello en vosotros el sello de la liberación donde
ningún arrepentimiento es necesario porque así es la Gracia, porque en el seno
de la Gracia todo es Don y todo es dado. Así es el Espíritu de la Verdad.
…Silencio
…
Entonces acoger
y oír… el Silencio de nuestras Presencias …
Así, el Silencio
está presente …
Así, el corazón
es libre.
Porque en
verdad, sois la Vía, la Verdad y la Vida, pero sois también el Silencio de la
Eternidad precediendo toda vida.
…Silencio
…
En la
liberación, estad orgullosos de la Verdad de vuestro Ser Eterno. Estad
orgullosos y humildes ante la majestad de lo que está allí.
Así como nosotros
también inclinamos la cabeza ante la majestad, vosotros también levantaréis la
cabeza antes de inclinarla en un gesto de gratitud y de reconocimiento eterno
hacia vosotros mismos y hacia la Vida, hacia toda experiencia fuese cual fuese
en el seno de este mundo.
Así el séptimo
Ángel sonará pronto. Es el momento en que las Trompetas surgirán por todas
partes. Allí coreará el trabajo final de la liberación.
Escuchad… y oíd
todavía más profundamente el sentido de mis palabras y el sentido de mi Presencia.
…Silencio
…
En el tiempo de
la liberación, la Luz moldea y ultima su obra de Resurrección. Sed el simple
testigo de esta Resurrección y quedaos en el Silencio de la Llamada.
…Silencio
…
Y allí, en
presencia del Silencio y en el silencio de la Presencia, acojamos mucho más que
las Presencias que os acompañaron, mucho más que la suma de vuestras
experiencias, acojamos juntos lo que es anterior al Verbo, lo que siempre
estuvo allí.
…Silencio
…
Así dejaréis
pasar lo que debe pasar, dejando llegar lo que debe llegar. Porque esto no
depende, ni de vosotros, ni de nosotros, ni de La Tierra, ni hasta del cielo, sino
simplemente de la evidencia de la Luz.
…Silencio
…
Vosotros, aquí y
ahora, aquí y en otra parte, quienes recibís el sello de mi Presencia y de mi
liberación, que no es otra que la vuestra, la que os ofrezco como ofrenda.
…Silencio
…
El canto de la
liberación consagra el tiempo de la liberación, y en este tiempo, ninguna
restricción puede aparecer, ni ninguna falta. Asistid simplemente a vuestra
propia liberación. No hay que hacer ningún esfuerzo, no hay nada más que dar
que el don de la Gracia. Sólo hay que soltar lo que todavía no lo fue.
…Silencio
…
El canto de la
liberación, acompañado del canto de la Libertad, rodeado del canto de la Luz,
os acoge en su seno igual que lo acogéis en el vuestro. Allí donde ninguna
palabra puede ni explicar, ni justificar, ni interpretar, donde el Silencio es
la única evidencia y el único acto vivido en la
majestad.
En el canto de
la liberación, os doy mi Paz y acojo vuestra Paz.
Escuchad y oíd…
la sinfonía del Coro de los Ángeles.
…Silencio
…
Tal es la
ofrenda que deposito en vuestro Templo, el canto de la liberación.
…Silencio
…
Así, como La
Fuente te lo dijo, yo también te digo: « Mi amigo, mi amado, ¿a qué esperas? Mi
amigo, mi amado, quédate allí. ».
…Silencio
…
En el Silencio
de la liberación, permíteme fusionar en ti.
…Silencio
…
Tú, el amigo y
el amado de toda Eternidad, acoge en Verdad y en Unidad.
…Silencio
…
Permíteme
también cantar contigo el Silencio de la liberación, aquí y en otra parte, en
todo lugar y en todo sitio, en cada vida.
…Silencio
…
En la Paz y en
la Alegría, descanso en ti. En la Paz y en la Alegría, dejo el Silencio
florecer en tu corazón.
…Silencio
…
Soy
Uriel, Ángel de la Presencia y Arcángel de la Reversión. Ve en paz, peregrino
de la Eternidad. Deposito a tus pies el don de la Gracia y te digo hasta
pronto. Mantengamos la presencia, silenciosa, de la comunión establecida entre
vosotros y en cada uno de vosotros, aquí y en otra parte. Unos instantes, unas
respiraciones.
…Silencio
…
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