Benedicto XVI considera "equivocado" afirmar que el Papa es infalible....
Juan Lara Ciudad del Vaticano, 21 nov (EFE).- Benedicto XVI considera "equivocado" afirmar que el Papa es infalible, "ya que un Pontífice también se equivoca", afirmación que se une a la justificación que ha hecho del uso del preservativo "en algunos casos" y que suponen un "giro clamoroso" en el Pontificado, según observadores vaticanos.
El Papa Ratzinger también ha asegurado que nunca pensó en que sería elegido Pontífice y que aunque Dios le da fuerzas para seguir, se da cuenta de que a sus 83 años "las fuerzas van disminuyendo".
Joseph Ratzinger así lo cuenta en el libro-entrevista "La luz del mundo. El Papa, la iglesia y las señales del tiempo. Una conversación con el Santo Padre Benedicto XVI", del escritor Peter Seewald, que saldrá el 23 de noviembre y del que hoy la prensa italiana publica algunas páginas, después de que el Vaticano adelantara ayer un extracto.
Además de justificar el uso del preservativo "en algunos casos", la primera vez que un Papa lo hace, Benedicto XVI afronta en el libro otros aspectos del papado, de la Iglesia, de su vida, del momento de su elección.
Así, preguntado si "verdaderamente el Papa es infalible, un soberano absoluto, cuyo pensamiento y voluntad son ley", Benedicto XVI responde, de manera categórica: "eso es una equivocación".
Según Benedicto XVI, el Papa se comporta "como cualquier otro obispo" y sólo en determinadas condiciones "cuando la tradición es clara y se sabe que no se actúa arbitrariamente, entonces puede decir que esa cuestión determinada es fe de la Iglesia".
"Obviamente, el Papa puede equivocarse, ser Papa no significa considerarse un soberano colmo de gloria, sino uno que da testimonio de Cristo crucificado".
La infalibilidad del Papa, aprobada por el Concilio Vaticano I, es uno de los puntos que separan a las Iglesias Católica y Ortodoxa.
En el libro, según lo conocido hoy, Benedicto XV cuenta que en el Cónclave de 2005, para elegir el sucesor de Juan Pablo II, estaba "seguro" de que el cargo no estaba destinado a él y convencido de que Dios, "después de tantos años de fatiga", le habría concedido "un poco de paz y tranquilidad".
"La única cosa que pensé (cuando fue elegido) fue: evidentemente la voluntad de Dios es otra".
También recuerda que en los minutos después, en la llamada "Habitación de las lágrimas" (aneja a la Capilla Sixtina, lugar del cónclave, donde se retiran en meditación los papas elegidos) se dirigió a Dios y le dijo: "¿Que me estás haciendo? Ahora el responsable eres tú. Me tienes que dirigir. Yo no soy capaz y si Tú me has querido, ahora me tienes que ayudar".
Asegura que "no sabe" si Juan Pablo II lo quiso como su sucesor y que cree que el Papa Wojtyla lo dejó todo en manos de Dios.
Sobre los cambios en el mundo a partir de la Revolución del 68, el Papa cuenta que desde ese año la fe cristiana ha entrado en contraste con un nuevo proyecto de sociedad "y ha tenido que soportar ataques y poner resistencia ante una generación marxista que ponía en entredicho a todo Occidente".
El diario vaticano, L'Osservatore Romano", adelantó ayer otras páginas del libro, destacando la posición del Papa sobre el preservativo, cuyo uso justifica "en algunos casos", aunque insiste en que no es la "verdadera" manera para combatir el sida, "ya que es necesaria -reitera- una humanización de la sexualidad".
Según el Papa Ratzinger "concentrarse sólo" en el preservativo significa "trivializar" la sexualidad, "aunque pueden haber algunos casos justificado, por ejemplo cuando una prostituta utiliza un profiláctico".
"Ello puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad, consciente de que todo no está permitido y no se puede hacer todo lo que uno quiere", afirma.
Sobre esta "apertura" al condón, el director de L'Osservatore Romano, Giovanni María Vian, dijo hoy a Corriere della Sera", que la doctrina "en sí no cambia, que la moral católica es contraria al uso del preservativo" y que las palabras de Benedicto XVI son "el realismo de pastor".
Aseguró que la Iglesia y el Papa "sufren prejuicios tenaces" y que el libro sirve para echarlos por tierra".
Y agregó que si se representa a la Iglesia "como cerrada, retrógrada, despiadada, sorda, enemiga de los hombres", las palabras del Papa suponen "un cambio clamoroso", aunque precisó que la Iglesia nunca ha sido eso.
En el libro el Papa también afirma que no le pillaron "del todo" por sorpresa los escándalos de clérigos pederastas, pero la dimensión del escándalo sí ha sido "un shock enorme".
Sobre la presencia de la mujer en la Iglesia, el Papa afirma que la Iglesia "no tiene facultad alguna" para poder ordenar mujeres sacerdotes.
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