En la teoría original de Vernadsky, la noosfera es la tercera en una sucesión de las fases de desarrollo de la Tierra, tras la geosfera (la materia inanimada) y la biosfera (la vida biológica). Recientemente en la entrevista realizada por Bianca Atwell al Dr. López-Guerrero, éste definió la Noosfera textualmente como:
En mi humilde opinión la Noosfera tiene tres capas: El cerebro planetario, la mente planetaria y la conciencia planetaria. Todas ellas albergarían la inteligencia, emociones y sentimientos del planeta Tierra. Por analogía con otros seres vivos, el cerebro planetario estaría en la capa biofísica y geofísica, la mente en las capas de influencia de las Resonancias Schumann, interactuando con todo el entramado de vida que alberga al igual que nuestro organismo interactúa biofísicamente con células, bacterias, conexiones, proteínas, etc…y por último la conciencia planetaria estaría representada por los procesos de ionización atmosférica y las fuerzas geomagnéticas, en sus distintas capas, procesos y reacciones en su relación con el Sol, las tormentas solares, las fuerzas orbitales, impulso estelar y galáctico y el resto de las variables astrofísicas en su posición con el contexto local del segmento de la galaxia del que formamos parte y en el que todo el Sistema Solar se mueve.
II.Planteamiento.
La palabra Noosfera es también utilizada como referencia a la conciencia transhumana que emerge desde la interacción convergente de las mentes humanas. Ésta es la visión propuesta por el teólogo Pierre Teilhard de Chardin, que apuntó a que la noosfera podría incluso considerarse comprendida en un sistema mucho mayor que culminaría en el Punto Omega.
La fundamentación biológica de la dimensión mental, está aún lejos de ser entendida. Sin embargo, ya Antonio Damasio apuntó que la mente conectaba con el mundo cuántico, mediante las emociones. Este “ojo de la mente” o “tercer ojo”, tal y como se describe en las culturas ancestrales, está relacionado con la activación de las áreas V1 del cortex visual y el núcleo lateral, en las tareas de percepción y visualización de imágenes. De hecho, como humanos tenemos la capacidad de visualizar sin ver, es decir, percibir imágenes sin visualizarlas o en ausencia de entradas visuales de datos, algo que claramente sucede con los sujetos privados del sentido de la vista.
En este sentido, la glándula Pineal, ejerce un importante papel, ya que se encuentra justo en la intersección de los nervios oculares tal y como se expone en el anterior diagrama.
De alguna manera, ya sabemos a nivel biofísico que la conciencia en sí misma, está constituida por el conjunto de los campos electromagnéticos procedentes de los impulsos del cerebro. Sin embargo, cada vez más nos aproximamos a esa dimensión mental que nos acerca a la visión del “alma” entendida como el conjunto de registros procedentes de la dimensión no física o no lineal del ser humano. En este sentido, Antonio Damasio señala que la Conciencia fluctúa en distintos niveles, en los que alcanza su mayor eficiencia. Por debajo de esos niveles, la conciencia simplemente no se activaría. Ver ” Y el cerebro creó al hombre”. ( Damasio, Antonio. Ed. Destino, Pags 257 y 258).
En la misma línea Francis S.Collins, la plasmación de las imágenes sería propia de la dimensión mental un complejo código que activaría la conciencia interactuando con el ADN.Ver ” ¿Cómo habla Dios? La evidencia científica de la fe. Pag 188.
En esta línea, los recientes hallazgos, parecen conducirnos a algo parecido a lo que los antiguos denominaban los “Registros Akásicos”.
III.Los Registros akásicos.
El término Akásico, proviene de Aka-Akasha, que es una palabra Sánscrita que significa “cielo” “firmamento”, “espacio” y curiosamente también “aether” o eter. Del sánscrito, fue posteriormente incorporado por el Hinduismo dentro de la Theosofía para referirse a una colección de conocimiento místico codificado en un plano no-físico de existencia, o en un plano de conciencia en conexión con el Universo.
Por tanto los registros akásicos contendrían todo el conocimiento, incluyendo toda la experiencia humana así como la historia del Cosmos. Por así decirlo, sería el acceso a una especie de computadora universal que accedería a la “Mente de Dios”. Según la teosofía, estos registros estarían impresos en una sustancia sutil denominada eter “aether” o “Akasha” que se encuentra presente en todo el cosmos. En el misticismo Hindú este Akasha estaría constituido por el principio primario de la naturaleza, del cuál otros cuatro principios naturales, fuego,aire, tierra y agua son creados. Estos, representarían a su vez, los cinco sentidos del ser humano. Estos registros, han sido denominados con diferentes términos, incluyendo la Mente Cósmica, la Mente Universal, la Conciencia Colectiva o el Inconsciente Colectivo. El acceso a estos registros hace posible la clarividencia y la percepción psíquica.
El Ojo de la Providencia o el ojo que todo lo ve es un símbolo que muestra un ojo rodeado de haces de luz, normalmente insertado dentro de un triángulo. La cuestión relacionada con las culturas ancestrales hacia el culto al sol como manifestación divina, tampoco es una casualidad. En la mitología Egipcia, se representó el Ojo de Horus. Posteriormente, se asoció con la Triplicidad, o Trinidad, tanto en el Budismo como en el Cristianismo.
La naturaleza polar dual del cerebro humano es un resultado de la naturaleza polar dual del campo magnético de la Tierra. El aura humana en su función, parece estar relacionada con la magnetosfera de la Tierra y por supuesto, con las Resonancias Schumann. La lógica entre estas dos relaciones, es la que denominamos Diferencial König-Guerrero, es decir, la Resonancia diferencial (particular) de cada ser humano, respecto de las propias del campo magnético de la Tierra, que fueron medidas por Polk en 1992. Hasta ahora sabíamos que existía una conexión entre las Resonancias Schumann y cada individuo mediante su conexión activación Pineal. Adicionalmente sabemos que en este proceso de conexión, los ojos juegan un papel crucial. De hecho, los ojos humanos, y la función de la vista, a través del proceso de la iluminación fotónica, distorsión lenticular, creación de imágenes en la mácula y la inversión cerebral de las imágenes, dan como resultado la percepción (imagen) de la realidad material.
La Magnetosfera terrestre y su conexión con los rayos solares y el viento solar posee una similaridad funcional al proceso de la visión humana. El ojo de la Tierra siempre está mirando al Sol.
De alguna manera, podríamos decir que todas las cosas animadas son osciladores pues pueden cambiar y pulsar sus ritmos. El cuerpo etérico en esencia tendría una base electromagnética y material. El hecho de los cambios de ritmo, de estado, vida, muerte física, nacimiento, reproducción etc, conformaría el contenido parcial de los registros akásicos en un holograma que encajaría con el descrito por Francis S. Collins en “¿Cómo Habla Dios? La evidencia científica de la Fe.” (Pag 246).
IV.- Funciones de la Glándula Pineal
En la mitad del Siglo XX comenzó a esclarecerse la verdadera naturaleza de la Glándula Pineal y su relación con las percepciones entre el ser humano y ciertos eventos cósmicos.
Los estudios modernos sobre la Glándula Pineal, comenzaron en 1954 cuando, tras una revisión de la literatura científica existente, Mark Altschule y Julian Kitay sugirieron una idea conjunta y productiva para la investigación (Kitay & Altschule, 1954). Su estudio, sugería que la glándula (hasta entonces intrascendente para la medicina moderna), parecía desempeñar un gran número de roles psicológicos muchos de los cuales habían sido reportados en literatura científica especializada como por ejemplo la sensibilidad a la luminosidad en ciertos mamíferos (Friske, 1941).
Posteriormente, se descubrió que la glándula pineal era productora de un importante número de neuropéptidos incluyendo la 5-methoxy,N-acetyltriptamina, considerada una de las hormonas más importantes actualmente: la melatonina.
En 2002, finalmente el Dr. Frank Mc Gillion, demuestra la relación entre la Glándula Pineal y los Estados de percepción de otras realidades analizando detalladamente su arquitectura y efectos-funciones-relaciones con otros estímulos, vinculados precísamente al campo de la psicología.
V.Conclusiones.
Existe una vinculación clara entre la percepción ocular, la magnetosfera, la ionosfera y las tormentas solares, así como el conjunto de fenómenos que actualmente percibimos a nivel de conexión con el Universo. De alguna forma, la actividad solar y los procesos iono-magnetosféricos, tienen una correlación iono-genomática y por último de activación de la conciencia.
De esta forma llegamos a relacionar las tres capas de la Noosfera (El cerebro planetario, la mente planetaria y la conciencia planetaria), en una relación que por analogía es extensible al ser humano.
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