Los alineamientos nos conectan con lo que somos en Verdad más allá de las creencias y de las apariencias. No son visualizaciones ni meditaciones. Son estados de reposo y calma, abriendo el corazón a las nuevas vibraciones de Luz, Vida y Amor que acuden a la Tierra. Debido a que los alineamientos son
asociados en ocasiones a pronunciados síntomas algunos prefieren hacerlo solos
en casa mientras que otros se alinean mejor en grupo.
No se necesita de ninguna experiencia ni
largo aprendizaje puesto que es muy sencillo y espontáneo. Lo que importa es un
ambiente íntimo, tranquilo, quedando en un estado receptivo y neutro ante la Luz sin buscar,
ni dirigir ni esperar nada. Tan solo acogiendo lo que llega y siendo esta misma Luz que llega sin voluntad alguna.
Es preciso mantener un profundo silencio
interior acallando la mente, las emociones. No hay objetivo en conseguir nada ni pretensión alguna durante los alineamientos. Cada cual
recibe lo que requiere según la inteligencia de la Luz.
Respecto al cuerpo nos quedamos en una posición muy cómoda, sentados o estirados, no cruzamos las extremidades,
procuramos relajar cuerpo y mente respirando profundo. Una vez estamos más
tranquilos respiramos en los ritmos-pausas-tiempos que nos marque la Luz: ella
de modo muy natural respira en nosotros y a través de nosotros sin requerir un
control de nuestra parte. Tenemos pues que escuchar el propio cuerpo, qué nos
dice en su sabiduría y dejarnos hacer.
Para los que no suelen practicar la
relajación, estiramientos, yoga o similares simplemente se acuestan como si
fueran a dormir una siesta. Si acuden pensamientos, emociones, sensaciones en
el cuerpo los dejamos pasar sin rechazarlos; si vivimos estados de paz / alegría y desaparecen los dejamos marchar sin retenerlos. En el
caso de tristeza, rabia, miedo, dolores o similares… aceptamos lo vivido y
dejamos pasar de largo, sin negar nada, tampoco le damos peso a lo que ocurre
ni buscamos comprender las causas. No se trata de comprender lo sucedido sino
de vivirlo íntima y vibratoriamente en silencio.
Si surge cualquier interpretación,
cualquier pregunta, deseo o pretensión durante las prácticas (por muy elevada y
loable que ésta sea) no nos quepa la menor duda que es el mental ocupando su
espacio a veces de forma muy sutil o encubierta. Recordemos que no somos
las emociones ni los pensamientos. Ellos siempre son efímeros, llegan y
pasan de largo. No nos pertenecen. Olvidamos por lo tanto todo lo que pasa y
nos quedamos dormidos (si se produce) o bien muy relajados.
En los alineamientos aprendemos y
aceptamos no ser nada. Es muy importante tal
cual señalamos no dirigir la Luz ni establecer un objetivo ni planificarlo. Ella misma ya sabe perfectamente
en qué, cómo, dónde y cuándo actuar. No tenemos que hacer ni solicitar nada, los
alineamientos no son un esfuerzo ni un trabajo diario ni una petición: sólo hay
que dejar hacer a la Luz en nuestro lugar con toda humildad y sencillez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario